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No es casual que Manuel Herrera y Francisca Muñoz, los Muher, tengan deseos de hacer de su pintura, igual que de todas sus creaciones -arquitectura, interiorismo, diseño, creación de jardines...- «un himno que cante a las cosas hermosas», como el esplendor de la naturaleza, que valoran cada vez más. Y del que disfrutan a diario en su casa-estudio con jardín paradisíaco, en un huerto de Totana, luminosa y muy acogedora. Un espacio privilegiado para la creación y el sosiego, donde las palmeras y los cactus parecen estar en conversación directa con el cielo. Sólo le falta a este espacio de ensueño que desde algún rincón mágico se pudiese contemplar esa luz verde al final del embarcadero de Daisy Buchanan que Jay Gatsby contemplaba desde la distancia ensimismado y loco de amor.
«Ya está, tras el recodo, la vejez, / como un árbol sin hojas. Parémonos / aquí, por un momento, bajo el cielo / que da el velo dorado a las palmeras / y páseme la mano por el hombro», dicen unos versos de 'La despedida', el poema que se esconde en 'El otoño de las rosas' del poeta valenciano Francisco Brines. Palmeras, sensaciones, pintura, jardines, huertos, el Mar Menor, el Valle del Guadalentín, el cielo, las horas lentas y vengativas -jamás regresan- que van dibujando los días y las noches...; todo ello queda reflejado, como un espejismo, un sueño, un eco, un cromo de infancia, una postal enviada desde el confín del mundo o un trabajo pictórico que sigue presa del misterio -nadie sabe realmente cómo pintan sus cuadros los Muher-, en sus obras. Una selección de sus pinturas y esculturas, realizadas a lo largo de 40 años de trayectoria, conforman la exposición 'Retrospectiva', que comisariada por Pedro Manzano puede visitarse en el Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam).
Sin estridencias, el imaginario de ambos creadores -el universo plástico y balsámico de los Muher, cuyas últimas consecuencias y subterráneos desconocen los propios artistas- es, más que el mundo en que vivimos, la posibilidad de fascinarse por él, por sus rincones y, en ocasiones, por sus gentes, por sus territorios vírgenes o devastados. Naturaleza y elementos mitológicos grecorromanos, naves hundiéndose, caminos inexplorados... «Francisca Muñoz y Manuel Herrera son dos personalidades enérgicas, y cosmopolitas, que comparten una visión del mundo y una consonancia estética que es visible en su vibrante pintura y refleja el carácter de todos los lugares que han visitado o en los cuales han vivido», dice la crítica de 'Art Nexux' Carol Damian. ¡Lo que están es como cabras los dos!
-¿Qué tienen los Muher de Diego Rivera y Frida Kahlo?
-Francisca Muñoz: Frida me encanta, él me desagrada como persona. Era un machista y se aprovechaba de que ella estaba locamente enamorada de él. Le hizo pasar mucho, y por eso le tengo un poco de rabia.
-Manuel Herrera: Un poquito de locura. También nosotros llevamos una vida apasionada y muy creativa.
-Francisca Muñoz: Y los dos eran amantes del buen gusto, de la belleza y del arte. En eso nos parecemos.
-Frida Khalo decía, a propósito de su cuerpo destrozado: «Yo soy la desintegración». ¿Ustedes qué son?
-Manuel Herrera: Todo lo contrario, nos gusta construir. Queremos crear un mundo de fantasía a nuestro alrededor, una especie de fábrica de sueños de la que alimentarnos nosotros y nuestros amigos.
-Francisca Muñoz: No me gusta esa frase...; a mí la destrucción de una persona muy amada, mi madre, me ha marcado mucho, me ha cambiado la mirada... y la vida. Pero digo que «al mal tiempo, buena cara». No hay que caer vencida.
-¿Qué han aprendido del otro?
-Francisca Muñoz: La constancia. No se rinde nunca. Él me ha enseñado a no rendirme ante lo inalcanzable.
-Manuel Herrera: Trata a todo el mundo por igual, con absoluto respeto, lo mismo al presidente del Gobierno que al portero de la finca. Y es trasparente, lo que ves es lo que es.
-¿No se cansan el uno del otro?
-Francisca Muñoz: ¡Jamás!
-Manuel Herrera: Somos artistas, no personas planas con una vida cotidiana, y cada uno tenemos un mundo interior muy rico. Cuando los enfrentamos, siempre es divertido.
-Cuarenta años de Muher se exponen en el Mubam, ¿qué recuerdan de sus inicios pictóricos?
-Manuel Herrera: Las primeras temáticas se centraron en la exploración de la belleza y la conexión entre el color y la emoción. En los primeros trabajos nos atraía la representación de paisajes y de elementos de la naturaleza como el mar y las palmeras. Estas temáticas estaban vinculadas a experiencias de viajes, ya que tuvimos la oportunidad de vivir en diferentes lugares del mundo. Cada nuevo entorno en el que vivíamos nos proporcionaba una paleta de colores y una variedad de paisajes que influyeron profundamente en la obra. Los viajes permitían explorar nuevas perspectivas y puntos de vista, y el arte se convirtió en una forma de transmitir la belleza y la emoción que experimentaba durante estas travesías.
-Francisca Muñoz: Buscábamos capturar la esencia de la naturaleza a través del arte, representando paisajes, flores y elementos naturales. El incorporar los viajes como fuente de inspiración a nuestro trabajo tuvo que ver con el hecho de que cada lugar al que nos mudábamos nos ofrecía una nueva paleta de colores y una variedad de paisajes que eran únicos. Los viajes nos permitían experimentar una diversidad de entornos naturales, desde playas tropicales hasta montañas nevadas, y cada uno de estos lugares influyó en la obra de manera única. Los viajes se convirtieron en una fuente constante de inspiración, y nuestro arte se convirtió en una forma de compartir la belleza y la maravilla que encontraba en cada destino.
-¿Por qué tomaron la decisión de instalarse a vivir y a crear en Totana?
-Manuel Herrera: Fue un paso importante en nuestras vidas y trayectorias. Después de vivir en diferentes lugares del mundo y de experimentar una amplia variedad de entornos, comenzamos a sentir una profunda conexión con la belleza y la serenidad de la naturaleza. Nos dimos cuenta de que la naturaleza era una fuente inagotable de inspiración para nuestra obra, y anhelábamos la oportunidad de estar rodeados de ella de manera más constante. La Región de Murcia, con su clima cálido y su impresionante paisaje natural, se convirtió en el lugar ideal para establecernos y nutrir nuestra relación con la naturaleza. La decisión de vivir aquí nos permitió explorar la Región, capturar su belleza en nuestras obras y sentirnos parte de un entorno que enriquece constantemente nuestro proceso creativo.
Además, la tranquilidad y el equilibrio que encontramos en Murcia han sido esenciales para nuestro bienestar personal y artístico. Vivir este estrecho contacto nos brinda la oportunidad de recargar nuestras energías y encontrar inspiración en cada rincón de este hermoso entorno. -Francisca Muñoz: Esta Región nos ofrecía la combinación perfecta de entorno natural y clima cálido durante gran parte del año. La decisión de vivir aquí fue impulsada por el deseo de estar rodeados de esta belleza natural de manera habiotual, de poder explorarla y de integrarla en nuestro trabajo. Vivir aquí no sólo ha enriquecido nuestra creatividad, sino que también nos ha brindado un sentido de paz y equilibrio en nuestras vidas diarias. Esto se ha convertido en una parte fundamental de nuestra identidad y de nuestros anhelos vitales.
-¿Qué ha supuesto para ustedes la experiencia de vivir en contacto con Oriente estos últimos diez años?
-Una fuente inagotable de inspiración y crecimiento personal. Oriente es un lugar lleno de riqueza cultural, tradiciones milenarias y una profunda espiritualidad que ha enriquecido nuestra perspectiva artística y de vida en general. Hemos tenido la oportunidad de conocer y aprender de artistas locales, así como de experimentar con técnicas y estilos artísticos que son distintivos de la región. La filosofía oriental, la caligrafía, la meditación y las prácticas espirituales han influido profundamente en nosotros, agregando capas de significado y profundidad a nuestras creaciones. Oriente ha sido una experiencia enriquecedora que ha ampliado el horizonte artístico y nuestra comprensión del mundo. Un viaje de autodescubrimiento y de comprensión de la conexión entre el arte y la espiritualidad.
-¿Cómo vivieron su encuentro a nivel personal y profesional, y cómo surgió la idea de trabajar bajo una firma conjunta?
-Nuestro encuentro a nivel personal fue un momento muy significativo en nuestras vidas. Desde el principio, sentimos una conexión profunda y compartíamos una pasión por el mundo de la creatividad. Esta afinidad nos llevó a desarrollar una relación personal sólida, basada en el respeto mutuo y la comprensión. Compartir nuestras experiencias y perspectivas culturales enriqueció nuestras vidas y nos permitió crecer juntos como individuos.
A nivel profesional, la idea de trabajar en equipo bajo una sola firma surgió de manera espontánea a medida que colaborábamos en proyectos y compartíamos nuestras visiones creativas. Nos dimos cuenta de que nuestras habilidades y estilos artísticos se complementaban de manera única. Decidimos unir fuerzas y crear una firma conjunta, no sólo porque creíamos que podíamos lograr un impacto artístico más significativo juntos, sino también porque nuestra colaboración enriquecía nuestras vidas y nuestras experiencias.
Esta decisión de trabajar juntos como una sola firma fue un paso importante que consolidó nuestra colaboración a todos los niveles. Nos dio la oportunidad de fusionar nuestras voces artísticas y crear un cuerpo de trabajo conjunto que refleja nuestras visiones compartidas y nuestra pasión por el arte.
-¿Y cómo llevan la experiencia de crear conjuntamente?
-La experiencia de la creación conjunta ha sido una de las aventuras más enriquecedoras y emocionantes tanto en el plano personal como artístico. Trabajar en equipo ha creado un ambiente de colaboración constante y un intercambio de ideas que enriquece nuestra creatividad.
Desde un punto de vista personal, la creación conjunta ha fortalecido nuestra relación y comunicación. Aprendemos a escuchar y apreciar las perspectivas y enfoques únicos del otro. La colaboración nos ha enseñado a ser pacientes, a resolver desafíos juntos y a celebrar los éxitos como equipo.
A nivel artístico, la creación conjunta nos permite fusionar nuestras habilidades y estilos individuales en una obra de arte única. La combinación de nuestras voces da como resultado una riqueza y profundidad que no podríamos alcanzar por separado. La obra final es una representación tangible de nuestra conexión y una celebración de nuestras visiones compartidas. La experiencia de la creación conjunta es una montaña rusa emocional y creativa que nos desafía, nos inspira y nos enriquece. Es un viaje continuo de autodescubrimiento y colaboración que ha definido nuestra vida.
-¿De qué modo describirían la evolución de su trabajo artístico a lo largo de estos 40 años?
-A lo largo de estas cuatro décadas, nuestra obra artística ha experimentado una evolución constante y enriquecedora. Comenzamos como artistas multidisciplinares en la década de los 80, explorando diversas técnicas y estilos. Con el tiempo, nuestra búsqueda se ha centrado cada vez más en la naturaleza y en la exploración del color. Hemos tenido la oportunidad de vivir en distintos países, lo que ha influido significativamente en nuestra paleta de colores y en la forma en que vemos y representamos la belleza natural. Esta evolución ha sido un viaje apasionante de descubrimiento y aprendizaje constante.
-¿En qué sentido ha influido la naturaleza en vuestra obra a lo largo de los años?
-La naturaleza ha sido una fuente constante de inspiración. La exploración y la conexión con ella han sido fundamentales para nuestro quehacer. Cada lugar en el que hemos vivido, ya sea cerca del mar, en las montañas o en un entorno urbano, ha influido en nuestra obra de manera única. Hemos buscado capturar la esencia a través del color, explorando cómo la luz, la textura y la paleta de colores pueden transmitir la belleza y la serenidad de nuestro entorno natural.
-¿Sobre qué aspectos de la realidad y el presente hablan las obras de los Muher?
-Exploramos con nuestro trabajo la diversidad cultural y la riqueza que surge cuando diferentes culturas se entrelazan. Nos preocupamos profundamente por el medio ambiente y la sostenibilidad, la conservación de la naturaleza y la importancia de vivir en armonía con el entorno natural. Fomentamos la reflexión sobre temas como la búsqueda de significado en la vida y la interconexión de todas las formas de vida. Como artistas contemporáneos, valoramos la innovación y la experimentación en nuestras obras. Y buscamos desafiar las convenciones artísticas y explorar nuevas formas de expresión y medios creativos. Sin duda, queremos que nuestras obras provoquen emociones y reflexiones personales en los espectadores a través de experiencias artísticas que inviten a la contemplación y la conexión emocional.
-¿Qué les ha aportado el paso del tiempo?
-El paso del tiempo nos permite ver cómo nuestras obras se han conectado con momentos y contextos históricos específicos. Esto nos brinda una visión más profunda de nuestra contribución al diálogo artístico en diferentes períodos. Reconocemos que nuestras obras de arte pueden tener un impacto duradero en la sociedad y la cultura, y valoramos la posibilidad de dejar un legado artístico que continúe resonando con las generaciones futuras y que contribuya a la conversación constructiva.
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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