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'Così è (se vi pare)', como diría Pirandello, contrastando realidad y apariencia, entre verdadero y falso y poniendo en crisis el que una realidad, entendida como objetiva, se pueda interpretar de forma unívoca, desde la racionalidad. Mucho menos en cualquier otro caso, de los ... muchos que enfrentamos a diario. Algo parecido estamos viviendo con el cambio climático, constantemente debatido, pero con pocos avances significativos, por muchas reuniones a nivel internacional que se den, donde todo el mundo enarbola la preocupación por el planeta. Al final, la resistencia a alterar el sistema económico, que propicia de forma insistente grandes fortunas y enormes bolsas de pobreza y precariedad y que azota siempre a los mismos, hace que la única esperanza que va quedando es que la tecnología encuentre esa pócima mágica que solvente los problemas. No parece que estemos dispuestos, colectivamente, a asumir sacrificio alguno en la forma de vivir. Cada uno por una razón, pero en conjunto se confabulan para agravar sin remisión la situación de deterioro, hace mucho anunciada, comprobada hasta la saciedad y pronosticado un futuro más que preocupante para las futuras generaciones.
En palabras de Antonio Guterres, «la humanidad ha abierto las puertas al infierno». La respuesta muy tibia y desconcertante de la esfera pública y, la todavía más timorata aportación del ámbito privado, hace que solo quede que las calamidades encuentren soslayo por la creatividad humana y el concurso de la tecnología. Ahí están los premios anuales Retina ECO, iniciativa privada que cuenta con la Reina para entregar las distinciones a las contribuciones que impactan en la sostenibilidad y contribuyen a la lucha contra el cambio climático, en sintonía con los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.
Todos coinciden en señalar en los discursos que la innovación es clave. La última edición en 2023 premiaba la descarbonización del transporte, eliminando el diésel o la gestión eficiente del agua o cubiertas solares incluyendo baterías en la industria textil. Pueden sonar a tópicos manidos, pero no dejan de ser iniciativas en la buena dirección. No cabe duda de que hay motivación y tampoco está ausente el interés económico, por el ahorro que deriva, en todo caso, la incorporación de nuevas soluciones. La tecnología suple las medidas generales que van asociadas a la conciencia colectiva y emergen desde iniciativas individuales que, siendo ejemplares, suscitan la esperanza de otras iniciativas concurrentes que, sumando una a una, al final consigan una aportación significativa.
No deja de ser cierto que la necesidad agudiza el ingenio y que el requerimiento de soluciones que aporten, al menos, beneficio económico, espolean la toma de decisiones que van en la buena dirección. Hoy, afortunadamente, disfrutamos de un estatus tecnológico que ha bebido en un avance científico sin precedentes, capacitado para buscar soluciones audaces e ingeniosas y significativas.
Se puede afirmar que la tecnología nos va salvando de los problemas que acucian a la humanidad, porque juega un papel fundamental en la solución de muchos de los problemas que enfrenta aquélla. Ha revolucionado el campo de la medicina, desde el desarrollo de nuevos medicamentos y tratamientos, hasta tecnologías de diagnóstico avanzadas como la resonancia magnética y la secuenciación genómica. Esto ha mejorado la esperanza y calidad de vida de millones de personas. Hay un esfuerzo constante para desarrollar soluciones sostenibles. La tecnología agrícola moderna, incluyendo la agricultura de precisión y la biotecnología, ha aumentado la eficiencia y la producción de alimentos, vital para alimentar a una población mundial en crecimiento. Las tecnologías digitales han transformado la educación, permitiendo el acceso a recursos de aprendizaje en línea y facilitando la educación a distancia, crucial en regiones con acceso limitado a la educación tradicional. El avance en las telecomunicaciones e internet ha conectado al mundo, permitiendo el flujo de información y la colaboración global. Desde la aviación hasta los vehículos eléctricos y la logística inteligente, la tecnología ha hecho el transporte más eficiente, rápido y ecológico. Ha creado nuevos sectores económicos y empleos, y ha aumentado la productividad en muchos campos.
Sin embargo, es importante reconocer que también plantea nuevos desafíos, como la privacidad de datos, la seguridad cibernética, el desempleo tecnológico y la brecha digital. La adopción y el impacto de la tecnología no están bien distribuidos en el mundo, lo que puede exacerbar las desigualdades existentes. Por lo tanto, mientras la tecnología ofrece soluciones potentes, su implementación y regulación requieren un enfoque cuidadoso y equilibrado.
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