La pereza y la gula son dos pecados capitales en los que resulta fácil caer. De hecho, la mayoría de españoles acabaron por ceder ante ambas tentaciones de manera simultánea durante la pandemia. Carmen Alicia Ovalles es una de las repartidoras que estuvo dispuesta a ... satisfacer las necesidades calóricas de los clientes más perezosos -y temerosos- en un momento en el que ir al súper era visto por algunos como un acto de valentía. «La gente tenía mucho miedo a contagiarse y te pedía que le dejaras el pedido en la puerta para evitar el contacto», explica recordando los peores momentos de la Covid. Aquellos en los que el virus había cerrado al público los restaurantes.
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Esto multiplicó la faena a la que tenían que hacer frente las también conocidas como 'riders'. «Había tanto trabajo que se hacían jornadas de 12 horas o más con encargos en cualquier momento del día», rememora Ovalles. Según relata, la madrugada fue el momento en el que el gusanillo del vicio atacó a la población con más insistencia, pues es «cuando se concentraba la mayor parte del trabajo». Ella es una de las 200 repartidoras que, se calcula, existen actualmente en toda la Región de Murcia. Teniendo en cuenta que representan apenas el 10% de los 2.000 trabajadores que hay en este ámbito, se trata de una cifra muy discreta. Además, solo el 20% (9 de 45) de los municipios de la Comunidad disfrutan de este tipo de servicio.
10% de los repartidores en la Región son mujeres.
20% de municipios cuentan con alguna 'rider' en su territorio.
1.000 € es el salario medio al mes, antes de descontar la cuota de autónomo. Dependiendo del número de pedidos, esta cantidad puede ser mayor o menor.
300% más de encargos llegaron a atender durante los peores momentos de la pandemia en comparación con los últimos meses.
No obstante, conviene señalar que se tratan de estimaciones con gran margen de error debido a las características que reinan en este sector. «La alta temporalidad y los falsos autónomos hacen muy difícil establecer un número exacto», apuntan las fuentes sindicales que se dedican a la contabilización de estos trabajadores. Las empresas consultadas por este periódico se resisten a ofrecer datos concretos del número de contratos femeninos.
Sobre la escasa presencia de mujeres en el sector, Carmen cree que, «dependiendo de cada una, puede seguir existiendo cierto miedo» a ejercer un oficio en el que se exponen a varios peligros. «De todos los repartidores que he visto, solo cuatro son mujeres; está claro que es por algo», reflexiona.
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Una vez superado el peor momento del coronavirus, «la gente dejó de tener tanto recelo y se retomaron las entregas con contacto». A raíz de la explosión de la variante Ómicron, sin embargo, «la demanda decayó bastante». Esto repercutió negativamente en el ya menguado número de repartidoras, como no podía ser de otra manera: «Algunas que trabajaban cinco o seis días, empezaron a hacerlo solo los fines de semana», explica.
Además, con la entrada en vigor de la conocida como 'Ley rider', muchas empresas decidieron prescindir de sus servicios en algunas ciudades antes que ofrecerles un contrato. Muchas repartidoras buscaron entonces nuevas compañías en las que poder seguir funcionando como autónomas. De esta forma, Ovalles asegura que salen beneficiadas. Dependiendo del volumen de pedidos, calcula que ingresa una cantidad similar a la del actual salario mínimo. «¡Eh! Pero hay que descontarle la cuota de autónomo, que no es poca cosa», apunta entre risas.
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Cuando la mayor parte de tu trabajo consiste en desplazarte de un lado a otro en medios tan aislantes como un patinete eléctrico o una bicicleta, nunca llueve a gusto de todos. Para motivar al colectivo a llevar a cabo una tarea, a la que no están obligados, en condiciones tan desapacibles existen «bonos» compensatorios por climatología adversa, asegura Ovalles.
Sin embargo, estas remuneraciones no solucionan uno de los problemas que esta venezolana afincada en Murcia considera como prioritario a resolver. Es el caso de la «preferencia que se da a los hombres frente a las mujeres» a la hora de las contrataciones en algunas empresas de reparto. Según acierta a explicar a continuación, esto se debe, en su opinión, a que «las mujeres somos algo más lentas» en la cobertura de los pedidos. Sea cierta o no esta última afirmación, tanto Ovalles como el resto de 'riders' desearían que la igualdad no fuera un pedido más, sino toda una realidad.
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