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La nueva ley de alcohol y menores abre la puerta a que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad puedan realizar pruebas de alcoholemia con un etilómetro a los menores de edad en lugares y circunstancias específicas donde el consumo de alcohol esté prohibido, como colegios e institutos. Además, la norma aprobada este martes por el Consejo de Ministros, que iniciará ahora su tramitación parlamentaria, limitará los espacios en los que se podrá beber y acotará la publicidad, el patrocinio y la venta de este producto con el objetivo de reducir el consumo entre los jóvenes.
El texto del departamento de Mónica García, que trata de homogeneizar las diferentes normativas nacionales y autonómicas, prohibirá el consumo a todas las personas, adultos incluidos, en los centros docentes –salvo universidades–, en las residencias de estudiantes que admitan menores y en espacios deportivos, de ocio o dedicados a espectáculos públicos cuando haya sesiones que se hayan concebido expresamente para ellos.
Las restricciones a la venta son amplias. No podrán despachar alcohol los establecimientos que ofrezcan productos a los menores y la exposición y el acceso a las bebidas en los autoservicios deberán restringirse a un espacio concreto dentro del propio local, separado del resto. En el caso de las máquinas de vending que expendan alcohol, deberán instalarse mecanismos para comprobar la mayoría de edad similares a los de las máquinas de tabaco y se prohíbe la venta ambulante y sin licencia administrativa en la vía pública.
Las limitaciones a la publicidad se concretan en la prohibición de colocar anuncias de bebidas alcohólicas en la vía pública en un radio de 150 metros de centros educativos, centros sanitarios, de servicios sociales y sociosanitarios y de parques y lugares de ocio infantil, además de en el mobiliario de hostelería, y también se veta la publicidad de productos que simulen ser bebidas alcohólicas, como los destilados que se anuncian con la denominación 0,0, con la excepción de la cerveza y el vino sin alcohol.
«No existe una cantidad segura de alcohol de cualquier tipo que no implique un impacto negativo en la salud. Tenemos que desterrar de nuestro imaginario esa idea arraigada y anticientífica que dice que puede haber algunos beneficios en la salud con el consumo moderado», afirmó la ministra de Sanidad, Mónica García.
La ministra señaló que ha habido reuniones con el sector para consensuar la ley, pero que a la vez, el eje fundamental de la norma ha sido «la protección de los entornos de los menores y de los adolescentes».
Según la última Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), el alcohol es la sustancia psicoactiva de consumo más generalizado entre estudiantes de 14 a 18 años. En 2023, el 75,9% reconocía haberlo consumido alguna vez en su vida, el 73,6%, en el último año, y el 56,6%, en el último mes. La edad media de inicio del consumo es de 14 años y el 93% de las y los adolescentes entre 14 y 18 años consideran fácil o muy fácil conseguir bebidas alcohólicas.
Los expertos también avisan de la extensión de patrones de más riesgo, como las borracheras autodeclaradas y los episodios de consumo intensivo o 'binge drinking', que van asociados a la práctica del botellón y se dan con frecuencia tanto en chicos como en chicas.
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