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J. OTÓN
Sábado, 22 de marzo 2014, 11:06
ElPozo y el Montesinos no firmaron un choque brillante pero sí hicieron vibrar a los aficionados. Los nervios, la tensión, la ansiedad por ganar y por agradar maniataron a los dos equipos, que solo consiguieron encontrar su mejor fútbol sala a cuentagotas. Pero ElPozo demostró su calidad ante un Montesinos al que aún le falta madurez y rodaje para afrontar los partidos grandes. Fue la única diferencia en un partido en el que el equipo jumillano recibió un castigo excesivo.
Ambos conjuntos llegaban al derbi con las urgencias generadas por la pasada Copa de Logroño. El partido fue un cúmulo de fallos e imprecisiones. A los dos minutos Eka adelantó al equipo de Duda, sentado ayer en el banquillo charcutero a la espera de sanción. Su equipo llevaba el mando pero sin generar el fútbol sala preciso de otras ocasiones. Gréllo, que salió de inicio, intentaba olvidar con un gol rápido su error ante el Inter. Todo eran precipitaciones y nervios.
Pero fue Raúl Campos el que hizo el segundo. El Montesinos, que no atinaba a sacar el balón con criterio y a zafarse de la presión de ElPozo, dio un paso hacia adelante. Comenzó a generar problemas al equipo de Duda y a acercarse a la portería de Rafa. Pero fue Chico, que volvía al Palacio, el que evitó el 3-0. El choque era impreciso y trabado por ambos equipos, pero divertido para los espectadores, incluso para los más de trescientos llegados desde el Altiplano. Lo mejor para el derbi fue que el Jumilla, en el último tramo de la primera parte, perdió el respeto a su rival y al escenario. Mejoró en todos los aspectos, supo mantener la posesión del balón e incluso pudo reducir diferencias en el marcador si Josiko hubiera acertado en un mano a mano con Rafa.
Juan Francisco Gea mostró sus intenciones en los últimos minutos de la primera parte sacando a la pista un portero-jugador a falta de poco más de treinta segundos para el final, aunque su atrevimiento casi acaba en gol de Miguelín. En la segunda mitad, con un Montesinos dueño de la pelota, las fuerzas se igualaron. Hasta que apareció la magia de Miguelín. Un disparo cruzado y se acabó el partido. Porque el Montesinos necesitaba una proeza y ElPozo firmar un batacazo en toda regla para que al final los puntos volaran del Palacio. Gea sacó de nuevo portero-jugador y se tiró a tumba abierta a por el empate. Pero ya era tarde. El Montesinos luchó hasta el final, asustó al Palacio con el gol de Ique y demostró que sin ansiedad, puede aspirar a terminar entre los ocho primeros de la Liga. Y que tiene una afición de 'champions' que sigue soñando con el 'playoff'.
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