El instituto María Cegarra logra rebajar la conflictividad a la mitad en tres años

Tras unos años convulsos, donde incluso se llegó a registrar una pelea de alumnos con armas blancas, la salud del Instituto de Educación Secundaria María Cegarra Salcedo vuelve a resoplar con brío y entusiasmo. A estas alturas, hace ahora tres años, recuerda el jefe de estudios, Juan Francisco Noguera, «llevábamos más de 300 incidencias». En lo que va de curso, apenas se acercan a las 90, «y porque hemos subido bastante el nivel de exigencia», matiza.

Reconducir la dinámica del centro no está siendo precisamente un camino de rosas. Aún así, «se está consiguiendo y la tendencia es de mejora continua», afirma la jefa del departamento de Orientación, Susana Cantudo. La clave de este cambio de rumbo hay que buscarlo, sin duda, en la labor de los docentes. Los 48 profesores, explica el director, Jacobo Pérez, «cada uno con su grado de implicación, formamos una piña y nos corresponsabilizamos totalmente de la marcha del centro».

De hecho, los 48, sin excepción, han participado en unas jornadas de puertas abiertas a través de expositores montados en el Antiguo Mercado Público. El instituto ha querido enseñar a los ciudadanos la labor educativa que están desarrollando «y erradicar el estigma que lleva encima injustamente este centro», según Susana Cantudo.

Pero para que la comunidad del centro sea completa, falta un elemento «crucial», en palabras del director, como es el AMPA. Incomprensiblemente, los padres de alumnos no están asociados en este IES «y lo ideal sería complementar los esfuerzos de los profesores con un colectivo de padres potente», asegura Jacobo Pérez. El recorrido por las instalaciones montadas por profesores y alumnos en estas jornadas ha consistido en exposiciones interactivas, talleres y actividades de dibujo, experimentos, filosofía y cine...