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JORGE GARCÍA BADÍA
Sábado, 5 de octubre 2013, 12:52
El picor comienza en la garganta, pero, conforme van pasando los minutos, el olor a humo va penetrando en los pulmones, hasta provocar una sensación similar a la de estar fumando continuamente. Tal angustia es la que sufren los vecinos del paraje de El Campico desde el pasado 7 de septiembre, al convivir como pueden con el incendio que afecta a 20.000 toneladas de masa forestal acumulada en Solamur Reciclados.
Los bomberos intentaron sofocar el incendio durante quince días en turnos de 24 horas, pero todavía no han podido extinguirlo por el proceso de autocombustión de la materia triturada, en su mayor parte restos de árboles como limoneros y naranjos. Desde la Dirección General de Emergencias explicaron ayer que «lo que está ocurriendo se conoce como 'efecto chimenea'. No es peligroso y lo que queda se apagará solo, es un proceso químico. Si echásemos agua provocaríamos más humo, pero lamentamos las molestias».
Por todo ello, y tras controlar el incendio, los bomberos abandonaron las labores de extinción. Pero la decisión de esperar a que el proceso de autocombustión terminase solo ha generado «indignación» entre los residentes de este paraje, que en los últimos 28 días viven pendientes de las corrientes de aire. «Según sople el viento, el humo afecta a los vecinos de Alcantarilla o a los de Sangonera la Seca», denuncia Josefina, una afectada.
No habla en vano, puesto que la empresa está próxima al Camino de la Silla, y a un lado se levanta el colegio Vicente Medina de Sangonera la Seca, y al otro, El Campico, que alberga más de medio centenar de chalés, chabolas y caravanas. Ayer, pasadas las 15 horas, el aire empezó a soplar hacia Alcantarilla, obligando a los vecinos a cerrar a cal y canto sus casas. «Mi marido Ramón tiene un enfisema pulmonar y lo está pasando fatal, ha empeorado desde el incendio. Se fatiga mucho», clamaba Josefina, cansada de aguantar la peste a quemado procedente del fuego.
«No entraña riesgo»
Desde el Consorcio de Extinción de Incendios y Salvamento (CEIS) aclaran que «el olor no entraña riesgo, pero es como si estuvieses fumándote un puro malo». De ello puede dar fe Josefa García, vecina de El Campico y enferma del corazón, que el pasado miércoles tuvo que ser ingresada en La Arrixaca. Según recoge textualmente su parte médico, por «insuficiencia cardiaca» y un «cuadro de infección respiratoria». Su marido, Carlos Fernández, criticaba ayer que «por culpa del humo, he tenido que llevar a mi mujer tres veces a La Arrixaca, le falta la respiración y tenemos que estar encerrados».
Un problema que se repite entre los residentes y que se acrecienta con temperaturas como las de ayer de 32 grados centígrados. «Tenemos que estar todo el día con el aire acondicionado puesto porque no podemos abrir las ventanas por el olor, así que pagamos más cara la factura de la luz», exponía Andrés Garrido.
Los inconvenientes del humo afectan hasta «a la colada, tengo que lavar dos veces la ropa porque se llena de ceniza», criticaba Vicenta Campos. La situación es tan insoportable que vecinos como Ramona Gorreta se han movilizado y han iniciado una campaña de recogida de firmas, que ya suma 117 rúbricas exigiendo una solución: «Si el incendio hubiese sido en la fábrica de Hero estaría apagado en 24 horas, pero en El Campico nos tratan como culebras».
En la acera de enfrente, en el colegio Vicente Medina, se quejan de la peste que sufren los 200 escolares de Infantil y Primaria cada mañana. Pero el centro zanja que «al ser dos términos municipales, Murcia y Alcantarilla, a ver quién le pone el collar al perro». De momento, lo ha hecho el PSOE alcantarillero, cuyo responsable de Medio Ambiente, César Candel, visitó la zona y exigió que «se apague de una vez el incendio. Más importante que el agua es la salud de las personas y la normalidad de su vida diaria».
Factura a la empresa
Estos problemas tampoco han pasado desapercibido para el propietario de Solamur Reciclados, Antonio Solano: «Sé que es molesto, pero también lo es para nuestros trabajadores. Esto está así porque los bomberos se marcharon, si fuera por mí ya estaría apagado». El destino de la materia almacenada era la producción de biomasa en Italia, «pero una combustión interna por las altas temperaturas provocó el incendio, en el que hemos perdido ya 200.000 euros».
No serán las únicas pérdidas que afrontará, porque Emergencias girará a la empresa la factura del incendio. Serán varios miles de euros, ya que intervinieron 20 camiones diarios durante quince días, un helicóptero y se emplearon 300 metros cúbicos de agua. El Ayuntamiento de Alcantarilla aclara que el lunes «una pala de la empresa removerá la masa forestal y el Consorcio de Extinción de Incendios enviará un retén de bomberos. Necesitarán 48 o 72 horas para sofocarlo». Todo apunta a que en El Campico y el colegio Vicente Medina volverán a respirar aire fresco a partir del jueves.
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