

Secciones
Servicios
Destacamos
PEPA GARCÍA , FOTOS: GUILLERMO CARRIÓN
Viernes, 20 de septiembre 2013, 19:01
El floreciente pasado de Fortuna marca el itinerario de la propuesta de esta semana. Un recorrido circular a pie, que circunda la Sierra de los Baños, discurre por su ladera pétrea, remonta las ramblas de este ecosistema subdesértico, atraviesa los espartizales que han dado de comer a sus gentes y las canteras de las que han salido las muelas de sus molinos, se enfrenta a la puntiaguda Sierra del Corque y se acerca hasta los tres Caprés, para descender por el mucho más verde barranco del Trote y llegar a la Cueva Negra. Este paseo recorre importantísimos yacimientos arqueológicos de época íbera y romana. Asentamientos, santuarios y balnearios que existieron ligados a nacimientos de agua con propiedades 'mágico-medicinales' y que mantuvieron su trascendencia con cada nueva civilización. Lugares rituales cuyo descubrimiento reciente (en 1999 se desenterró el santuario romano) son el origen de las fiestas populares que Fortuna celebra en el mes de agosto, las de Sodales Íbero- Romanos, otro recorrido circular por las sendas de la historia.
Echamos a andar desde el aparcamiento del actual Balneario de Leana (Fortuna), en dirección a la Carretera de Pinoso (la C-3223). Frente al pintoresco edificio que alberga el Restaurante Umbría, una cadena cierra el paso a los vehículos a un solar. Intérnese por esa pista de tierra. A la izquierda, junto a unas palmeras, hay unas balsas de enfriamiento de las aguas termales que han sido usadas durante milenios por los fortuneros y sus visitantes, y que hasta hace poco sirvieron como balsas de riego. Si se dirige al extremo opuesto del solar (mirando hacia la Sierra de los Baños, entre una conducción de agua y unas antiguas casas) se quedará tan petrificado como el pasado lo ha hecho en las rocas calcáreas esculpidas.
Un inmenso santuario, tallado y levantado con sillares gigantes se extiende en torno a la grieta de la que manaba el agua minero-medicinal en el siglo I a. C. Un espacio con tres ábsides, dos de ellos cuadrados, con piscina y un canal central. Un recinto para la relajación y para recobrar la salud, que brilló en pleno apogeo del dominio romano. Arcos monumentales caídos por el peso del paso del tiempo y ocultos durante siglos bajo escombro que hoy todavía maravillan. «De estas características, excavado en la piedra, solo hay uno en Siria», comenta orgulloso José Enrique Gil, uno de los promotores de las citadas fiestas y nuestro guía.
Si asciende la ladera de la Sierra de los Baños, se dará de bruces con una enorme losa de roca que fue utilizada como cantera para extraer los sillares. Una escalinata modelada por el hombre que le conducirá, en dirección Norte, junto a campos de cultivo, por una estrecha senda y que le lleva pegado a la rambla de Fon para ponerle en bandeja los paisajes semidesérticos de la comarca, con la rambla de la Parra y el desierto de Mahoya en el horizonte.
Remontando el cauce y cruzándolo cuando se estrecha y asciende bruscamente la Sierra de los Baños, deberá salvar un importante desnivel y continuar la senda por la que venía, que vuelve a reaparecer con claridad. La pista se amplía y hay que ascenderla, hasta que encuentren unas marcas de PR (blanca y amarilla) en una piedra a la derecha del camino. Cogiendo esa estrecha senda atravesará un campo en el que espartos de altura casi rebasan al caminante y enseguida encontrará algunas piedras de molino a medio tallar y rocas desprendidas de la cumbre de la sierra con ese fin (su explotación se prolongó hasta el siglo XX).
De nuevo en una pista, que avanza en dirección a la Sierra del Corque y de los Caprés de Abajo, de Enmedio y de Arriba, cobijados en su sombra, verá sobresalir un montículo picudo que marca el límite entre Fortuna y Abanilla, y el Cabezo de la Mesa, un cerro amesetado sobre el que hubo un poblado argárico. Cuando la pista se bifurque, siga el ramal de la derecha, que desciende, y no le resultará difícil encontrar los 'cascarones' en los que se han preservado a lo largo de millones de años fósiles tan específicos como las Fortunelas, pero que desalmados buscatesoros han expoliado durante décadas.
El itinerario pasa junto a una yesera, a la altura de Caprés de Enmedio, la pista le llevará a una carretera (A-25) que, hacia la izquierda, pasa junto a una fuente para refrescarse y unas mesas de piedra donde reponer fuerzas. Si continúa la marcha por el asfalto, bajará hasta el barranco del Trote, con los cortados de su sierra al frente. Siga cuesta abajo, hasta encontrar una senda que, marcada con hitos de itinerarios ecoturísticos, le sale a la izquierda. El camino asciende bajo los desplomes del Trote para llegar a la Cueva Negra, un santuario ibérico que siguió siendo lugar de culto en época romana y en cuyas oscuras paredes se han ocultado durante milenios textos escritos en la Antigüedad. Una fuente de agua ritual a la que aún hoy acuden los fortuneros.
Para terminar de rodear la Sierra de los Baños, tendrá que bajar por la zona recreativa y continuar por la carretera de la izquierda que le lleva, ya por asfalto, hasta Las Kalendas, siguiendo alguna marca de itinerario ecoturístico. Se pasa junto al cerro de Los Baños, al que la creencia popular le ha atribuido erróneamente la capacidad de calentar las aguas, dándole el sobrenombre de volcán. Sobre su cumbre amesetada se encuentra el Castillejo de los Baños, un poblado fortificado, y una necrópolis íbera (s. V a.C. al s. I. d.C.), a los pies del cabezo, en los que aparecieron abundantes armas y ornamentos. Ya solo tienen que salir de nuevo a la carretera para llegar al punto de partida, el Balneario de Leana.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Tres días de desfiles de Moda Norte en Santander
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Especiales
Así se desbocó el urbanismo en La Manga
Fernando López Hernández
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.