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MANUEL MADRID
Miércoles, 28 de agosto 2013, 13:04
La acequia Pitarque ha perdido parte de su encanto -si no todo-. La madrugada del lunes, a pesar de la advertencia de Urbanismo de detener el estropicio, la pala se llevó por delante el aspecto milenario de este enclave de El Esparragal. Ni el decreto de la Concejalía ordenando la paralización de las obras de entubamiento, ni la labor de los inspectores municipales, ni la presencia policial, ni la presión de los activistas de Huermur, han impedido finalmente que la acequia Pitarque, un lugar de gran valor paisajístico y ambiental, sobreviviera como ejemplo del patrimonio etnográfico de nuestra huerta.
Los operarios trabajaron sin descanso, incluso hasta de madrugada para introducir los tubos y borrar del mapa el cauce. Ayer por la mañana proseguían los trabajos, habiéndose ignorado el decreto de Urbanismo, por lo que el edil Juan Antonio Bernabé resolvió iniciar un expediente administrativo sancionador contra la Junta de Hacendados de la Huerta del Segura y contra los regantes involucrados por infringir la normativa urbanística y destruir una antigua acequia sin la preceptiva licencia de obras.
Miembros de la Asociación para la Conservación de la Huerta (Huermur) y el propio concejal de Urbanismo, Juan Antonio Bernabé, coincidieron en el lugar a primera hora de la mañana, donde comprobaron que el entubamiento estaba muy avanzado y que no se había respetado la orden. Entre el cabreo y la frustración por lo ocurrido, Bernabé explicó que el lunes, tras tener conocimiento del inicio de las obras y tras conocer los hechos por el servicio de inspección, firmó un decreto obligando a los promotores de la obra a paralizarla. El documento salió a las 14.30 horas de la Concejalía. Previamente, el concejal incluso asegura que telefoneó a la Junta de Hacendados intentando hablar con Sigifredo Hernández, su responsable, no siendo posible. El decreto fue recibido oficialmente por la Junta ayer a primer hora de la mañana, después de que durante toda la noche se hubiera trabajado, con presteza, para completar el entubamiento.
«Cuando hemos llegado esta mañana -decía ayer Bernabé- se ha visto que habían realizado un tramo importante, y otro, que se había quedado incompleto, se ha dado orden de taparlo por motivos de seguridad».
El concejal lamentó lo ocurrido y recordó que la Junta de Hacendados ya estaba advertida, desde hace unos días, de que el Ayuntamiento exige a esta comunidad de regantes y a sus procuradores que se solicite una licencia de obras para intervenir en cualquier cauce, salvo para labores de mantenimiento. «Y éste no es el caso».
Huermur presentó ayer en el juzgado de guardia una denuncia exigiendo la apertura de diligencias previas por un supuesto delito de desobediencia de una orden municipal y por otros dos contra la ordenación del territorio y contra la flora y fauna, por haber llevado a cabo unas obras sin licencia en una acequia en cuyos márgenes había vegetación de ribera protegida por la legislación ambiental.
La asociación pide que se cite como imputado a Sigifredo Hernández, presidente de la Junta de Hacendados, a los operarios de la empresa que realizaron las obras, y en calidad de testigo al concejal de Urbanismo. En paralelo, Huermur pide al alcalde la dimisión inmediata de Sigifredo «por no ser digno representante de Murcia» y solicita a los regantes que se den de baja y no sigan abonando cuotas «para no ser cómplices de los atropellos que cometen sus cabecillas».
«Dos ahogados en 20 años»
El presidente de la Junta de Hacendados, Sigifredo Hernández, señaló a 'La Verdad' que esta organización no ha ejecutado ninguna obra: «Había unos trozos de acequia que el pedáneo de El Esparragal llevaba tiempo pidiendo que se arreglaran, y nosotros, desde la Junta, les hemos facilitado los tubos para que ellos los coloquen en arreglo a sus necesidades. Había una miaja de hueco y allí los han metido ellos». Esta es la misma práctica que, según Hernández, se ha seguido en otras acequias: la Junta suministra el material y los regantes interesados los colocan. «En este caso es que era una temeridad como estaba, porque en los últimos 20 años se han ahogado dos críos, y tenemos miedo de que eso vuelva a ocurrir».
La Junta espera reunirse con el concejal para analizar la nueva orden. «Esto de las licencias está por ver todavía», insiste. En el caso de la acequia Pitarque, la Junta compró 150 tubos para un tramo de 100 metros.
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