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El letrero más famoso del mundo, que este sábado cumplió 90 años. :: Don Ryan / AP
Noventa años sin arrugas
GENTE

Noventa años sin arrugas

El cartel de Hollywood celebra su aniversario con aspecto renovado tras hacerse un completo 'lifting'

ÓSCAR BELLOT

Lunes, 15 de julio 2013, 13:38

«Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres, los tristes desechos de costas populosas. Que vengan los desamparados. Que las tempestades batan. Mi antorcha alumbra un umbral dorado». Así concluye el poema de Emma Lazarus grabado en una placa ubicada en el interior del pedestal sobre el que descansa el gran icono de la costa este de Estados Unidos, la Estatua de la Libertad.

El rótulo más famoso del mundo cumplió 90 años este sábado con faz renovada tras someterse a un intenso 'lifting' que le ha dejado mejor que en sus tiempos de adolescente.

Si la efigie donada por los franceses a Estados Unidos como presente por el centenario de la Declaración de Independencia simboliza el espíritu acogedor de un país levantado por gentes que arribaban a sus costas huyendo de la miseria y la opresión a que estaban sometidas en sus tierras natales, el letrero, de casi catorce metros de altura y más de cien de longitud, emplazado en una ladera del distrito de Hollywood Hills, representa mejor que cualquier otro su capacidad para elevar el corazón humano a las cotas a que solo puede conducirlo el arte más sublime. Poco de esto podía barruntarse cuando quedó inaugurado el 13 de julio de 1923 como parte de una campaña publicitaria ideada por la inmobiliaria Woodruff and Shoults para promocionar la urbanización que estaba levantando en las colinas del distrito de Hollywood. La Crescent Sign Company se encargaría de materializar el encargo, corriendo el diseño del cartel por cuenta de su propietario, Thomas Fink Goff. Baldosas y ladrillos eran la razón de ser de quien vino al mundo con el nombre de 'Hollywoodland' sin que sus padres tuviesen intención de mantenerlo con vida durante demasiado tiempo. Nada que ver con el amor y el drama, la comedia y el suspense, y mucho menos con el 'glamour' que destilan los más afamados exponentes de eso que se vino a llamar el séptimo arte.

Mas serían estos quienes le ayudarían a solventar los numerosos avatares que con el correr de los años llegarían a amenazar su supervivencia y quienes hoy saludan su lozanía reconquistada merced a los intensos trabajos de que fue objeto el año pasado con el fin de garantizarle otras cuantas décadas de vigor oteando la 'meca de los sueños'.

No era ni mucho menos la primera vez que se ponía en manos de los cirujanos. A comienzos de los años cuarenta había perdido su letra 'H' al estamparse contra ella el coche de quien precisamente debía ocuparse de que nada malo le pasara y que había faltado a sus obligaciones poniéndose al volante bajo la nefasta influencia del alcohol. Se hizo necesario entonces un acuerdo entre la Cámara de Comercio de Hollywood y el Departamento de Parques y Jardines de Los Ángeles para reconstruirle el rostro.

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