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JUAN GARCÍA PEDRERO ARQUITECTO
Viernes, 5 de abril 2013, 02:59
En unos terrenos de naturaleza agrícola en los extrarradios de la ciudad, con una superficie de 23.000 metros cuadrados, se levantó el barrio de San Fernando para el realojo de 232 familias afectadas por las inundaciones de 1973.
Tras el terremoto, conocidos los daños y la demolición de los primeros bloques, la rehabilitacion total resultaba incuestionable, no solo por razones técnicas sino, por la clara convicción política que supone la oportunidad de renovación ante la nueva situación planteada.
Así el barrio de San Fernando, transformado en solar ha dejado de ser el fondo de saco con el que se tropezaban los nuevos desarrollos urbanísticos del 'ensanche' de la ciudad, entre la Alameda de Cervantes y el Camino de Marín: PERI R3, Sector 9, Sector RP1, (Camino del Gato), convirtiéndose en el hito de éste desarrollo del acceso a Lorca por la Ronda Sur y la carretera de Águilas.
Situados en éste contexto, la renovación del barrio no puede ni debe plantearse en los mismos términos con los que se concibió en el año 73, sino con criterios de un 'nuevo urbanismo de ensanche', capaz de 'hacer ciudad' donde la verticalidad sustituya a la horizontalidad, con grandes zonas verdes, edificaciones exentas, aparcamientos y viviendas exteriores sin patios de luces, proyectadas con criterios de sostenibilidad.
La ubicación de los nuevos equipamientos: Centro de Salud Lorca-Sutullena, Centro de Salud Mental, guardería, Escuela de Artes Plásticas, nueva comisaría de Policía&hellip van a generar una serie de demandas sociales que, ubicadas en el barrio, supondrán una oportunidad de negocio que ayudaría económicamente a la reconstrucción.
La transversalidad del proceso precisa resolver no solo la burocracia administrativa que la oficina del terremoto hace con suma dedicación, sino la tramitación y la gestión urbanística de la correspondiente figura de planeamiento (PERI).
La Comunidad Autónoma, con cargo al BEI (Banco Europeo de Inversiones), saca a licitación el PERI (Plan Especial de Reforma Interior) y la regeneración de los espacios del barrio, actuaciones íntimamente ligadas. El PERI, que tiene por objeto la reordenación de volúmenes y la rehabilitación urbana, establecerá los mecanismos de redistribución de las nuevas parcelas, incluyendo las destinadas a las que no quieran reconstruir y aquellas cuya enajenación puedan ayudar económicamente a la reconstrucción.
La tramitación del PERI requerirá 4 ó 5 meses y cierto consenso que es independiente del proceso de construcción de las edificaciones que se proyecten. Éste dependerá del posicionamiento de las empresas constructoras y las relaciones entre éstas y los propietarios. Lo importante son los afectados y la ciudad de Lorca, a cuyo fin último nos debemos todos los demás.
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