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Estatua de Isidoro Máiquez, en mitad de la Glorieta. :: A. GIL / AGM
Un mallorquín en la Glorieta
CARTAGENEROS EN EL CALLEJERO

Un mallorquín en la Glorieta

JOSÉ MONERI

Martes, 5 de marzo 2013, 11:48

La Glorieta de San Francisco es una de las más clásicas vías urbanas de la Cartagena histórica. Según Federico Casal, el Concejo compró y dio a los franciscanos las tierras y casas que estorbaban para la fábrica del monasterio, hizo una desviación de la azeña y el edificio quedó terminado al año siguiente del comienzo de las obras. Este convento fue agrandándose hasta el punto de que en la época de su supresión tenía unos amplios límites.

Por Real Decreto de 25 de julio de 1835 fueron suprimidos los monasterios, pasando estos inmuebles, con sus bienes y rentas al Estado.

Ya en 1835 estaba muy mal parado el convento y al quedar deshabitado fue convirtiéndose rápidamente en ruinas. Desde el año 1844 al 1846 fue demolido el edificio quedando el lugar que ocupaba transformado, en 1847, en plaza pública que se recercó con sillarejos de piedras traídos de las canteras de Alicante. En el mismo año se instaló en la plaza que ya comenzó a llamarse de San Francisco, el alumbrado de ocho farolas para quinqués de petróleo sobre ocho columnas de mármol blanco. A partir de esta fecha, empezó rápidamente la construcción de edificios particulares, y en 1869 el arquitecto municipal presentó al Ayuntamiento memoria y planos para convertir la plaza en un magnífico jardín con fuentes, y aunque el proyecto fue aprobado por la Municipalidad, no se hizo otra cosa más que plantar árboles alrededor, por el interior del recerco de piedra.

En la plaza se encontraba el Almudí de Cartagena, establecimiento modelo que gozaba de fama en todos los pueblos del Reino de Murcia, Valencia, Toledo y La Mancha, porque el Concejo se preocupaba de tenerlo siempre abundantemente provisto. En noviembre de 1813 se instaló allí la Casa de Misericordia hasta 1840 en que se trasladó al extinguido convento de San Diego.

La fuente de San Francisco fue construida en 1763 por el maestro cantero Gregorio Terol con arreglo a la traza y presupuestos hechos por el veedor de albañilería Diego Marín. En 1861, la feria, que venía celebrándose en la plaza de la Merced, se trasladó a la de San Francisco. Por los siglos XVI y XVII Cartagena celebraba su feria en el mes de agosto en los alrededores del convento de San Ginés de la Jara. La última feria que se celebró fue la del año 1886 y a partir de 1887 se estableció en el Muelle de Alfonso XII, donde duró muchos años.

Epidemias de cólera

Cuando la revolución de septiembre de 1868, la Junta Suprema y el Ayuntamiento en cabildo celebrado el 5 de octubre, acordó que la plaza de San Francisco se denominase en lo sucesivo plaza de Prim para perpetuar la memoria del héroe de Castillejos, pero no prosperó. En el cabildo celebrado el 14 de septiembre de 1885 se dio lectura a ocho instancias suscritas por un crecido número de vecinos de la ciudad, diputaciones de San Antonio Abad, Santa Lucía, El Algar, El Beal, Alumbres y Barrio de la Concepción, en solicitud de que el Ayuntamiento nombrase hijo adoptivo de Cartagena a Joaquín Togores y Fábregas por los humanitarios servicios que había prestado a la ciudad durante las epidémias coléricas, siendo nombrado. Más tarde, en el cabildo municipal de 12 de octubre del mismo año, se presentó moción de varios concejales proponiendo que para perpetuar los nombres de Tomás Valarino y Joaquín Togores, que han dado pruebas inequívocas de su caritativo celo en beneficio de esta ciudad durante las dos epidemias coléricas, se varíe el nombre de la plaza sustituyéndolo con el de Valarino Togores. El Ayuntamiento accedió a ello.

Joaquín Togores y Fábregas nació en Mallorca el 24 de septiembre de 1835 siendo un brillante ingeniero de la Armada, interviniendo en la Exposición Internacional de Viena y en Constantinopla. Fue agregado naval en Francia y jurado de España en la Exposición Universal de París.

En abril de 1884 ascendió a Ingeniero Inspector de Primera Clase y en las elecciones para diputados fue proclamado como tal por la circunscripción de Cartagena. Desde 1886 hasta su jubilación desempeñó la Comandancia de Ingenieros del Departamento de Cartagena. Falleció en sus posesiones de San Antonio Abad el 12 de diciembre de 1904, siendo su entierro una verdadera manifestación de luto.

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