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MICHAEL MCLOUGHLIN
Miércoles, 27 de febrero 2013, 02:00
El pasado año, el Mobile World Congress ofreció una estancia de unos pocos minutos en la casa del futuro a los casi 70.000 asistentes a la cita, que pudieron vivir en su piel cómo sería el inquilino del mañana. Un móvil como llave, botiquines que alertan cuántas veces ha cogido el pastillero el abuelo, ventanas que se cierran con un 'tuit' desde la oficina o una 'telemirilla' que permite abrir la puerta si el hijo mayor ha perdido las llaves en una juerga cuando uno disfruta de un relajado fin de semana a miles de kilómetros de allí. Este año el GSMA -formado por cientos de operadoras y empresas de todo el mundo y responsable de esta importante feria- ha abierto las puertas de casa y ha salido a la calle para intentar dar una idea de cuál será el devenir de las pequeñas y grandes ciudades.
«El alcance de un mundo realmente conectado está únicamente limitado por nuestra imaginación», opina Michael OHara, director de marketing del consorcio. «Una ciudad de este tipo demuestra cómo la tecnología móvil ya contribuye a mejorar los negocios y sociedades de todo el mundo», agregó. Y es que este concepto se extiende desde el Ayuntamiento hasta el garaje de casa, pasando por tiendas de ropa, concesionarios, supermercados o la charcutería del mercado. Las soluciones son para todo tipo de gustos y finalidades. Mientras grandes compañías como Vodafone o Telenor han dejado ver en estos días herramientas para la gestión del alumbrado público, el tráfico o el transporte urbano, otras como KT han presentado diversas innovaciones para hacer la vída más fácil tanto a grandes como pequeños comerciantes.
Una de ellas se llama 'Zoomoney' y plantea revolucionar los métodos de pago, con recetas fáciles de implementar mediante códigos QR o tecnología NFC, con los que basta acercar un terminal a otro para saldar las cuentas. Samsung, por su parte, ha presentado un programa de uso doméstico con el que ambientar la casa dependiendo de si uno se ha levantado con el pie izquierdo o de buen humor, e incluso sacar fotos de vacaciones para ver que todo sigue en orden.
La carretera también es un buen laboratorio para el futuro de esta vida 'hiperconectada', tanto si hablamos de bicicletas como de automóviles. El Instituto de Bioingenieria y la Universidad Politécnica de Cataluña, junto a Ficosa, lanzarán un programa que detectará si el conductor se duerme al volante mediante sensores y datos del GPS. Otro de los proyectos españoles que se ha conocido en la Ciudad Condal es Ecoltra, un servicio de alquiler de motos eléctricas, desarrollado en tan solo seis semanas. El usuario solo necesitaría su móvil para encontrar y arrancar una en la estación más cercana, y a final de mes pagaría por el consumo realizado.
50.000 millones de móviles
Un estudio hecho público el lunes auguraba que en tan solo cinco años la tecnología podía revolucionar la vida urbana. El debate que ahora se abre es el de lograr un estándar común para que el habitante de una ciudad conectada en España pueda entenderse tanto en Madrid como en París o Berlín. No en vano, para 2020 la industria prevé que podría haber hasta 50.000 millones de dispositivos en el mundo, de los que cerca de la mitad estarían conectados.
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