Secciones
Servicios
Destacamos
PEDRO ALBERTO CRUZ
Jueves, 31 de enero 2013, 01:55
Lamento interrumpir mi dorado retiro en otras páginas de este diario, lamento ver cómo el esquema, que imaginariamente llevo trazado, se altera bruscamente a falta de tres entregas para completar la reducida visión que vengo ofreciendo de la crítica de arte en Murcia; pero lo que más lamento es la desaparición de uno de los protagonistas de la última entrega, porque Antonio Díaz Bautista fue crítico de arte a finales de los años setenta del siglo pasado, escribió en el Suplemento Literario en su segunda época, y dejó esta práctica a principios de 1981, justo en el momento en el que yo empecé a ejercerla.
No voy a entrar en el análisis de sus críticas, ni es oportuno ni necesario porque eso corresponde a otro apartado, a otra 'historia' ya escrita y a falta de ser publicada; tampoco en sus aficiones/devociones musicales, y menos en esa otra faceta en la que dejaba escapar su sensibilidad, acumulada tras 'llenar' sus ojos de imágenes y sentir la necesidad de hacerlas tangibles, de hacerlas públicas a través de la acuarela. Y no lo voy a hacer porque lo que ahora toca es recordar a la persona que hizo la obra, destacar públicamente unas cualidades que, por evidentes, no necesitan ser enumeradas, aunque 'casi sin querer' se me escapen dos: humanidad y comprensión.
Recuerdo cuando Paquita García Mira me lo presentó una tarde lluviosa de 1967, entonces ni él ni yo sabíamos que íbamos a escribir en las mismas páginas aunque en tiempos distintos, ni se nos pasaba por la imaginación la circunstancia de que yo juzgaría su obra después de haber juzgado él otras. Circunstancia que aceptó, que consideró lógica y de la que nunca se sirvió, recordándome su papel previo, para que le hiciera 'una buena crítica'.
Lamento, y vuelvo al principio, su fallecimiento, la pérdida que supone echar en falta a alguien que forma parte de tu acontecer cotidiano, del paisaje urbano en el que te encuentras inmerso y del que también formas parte. Y de aquel que simbólicamente se cortó la 'coleta' voluntariamente para que yo dejara crecer la mía. Por eso, mi recuerdo, mis palabras dirigidas a Antonio Díaz Bautista, como homenaje póstumo, son las de un compañero a otro compañero en la crítica de arte.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.