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ISMAEL MATEO
Sábado, 30 de junio 2012, 03:01
La rotura del túnel de la margen izquierda del Postrasvase Tajo-Segura ha puesto en jaque los cultivos y hasta las plantaciones de Fortuna y Abanilla. Hace ya dos semanas que los campos no reciben el agua que requieren y eso, especialmente en estos momentos en que el calor azota y «la fruta se está cuajando», supone una auténtica catástrofe. «La gente está desesperada porque sus cosechas ya se están resintiendo y si no se pone rápida solución al problema, la falta de riego afectará también a los árboles», asegura José Fenoll, presidente de la Comunidad de Regantes de Rambla Salada.
Hace casi veinte días que el agua del Trasvase no llega a la principal zona receptora: desde el Azud de Ojós hasta la zona de Abanilla, Fortuna, Santomera, el Campo de Cartagena, la Vega Baja y Elche. Las tres últimas demarcaciones están tirando de las reservas almacenadas en el pantano de la Pedrera y del propio Segura. Santomera, El Siscar o Cobatillas disponen de canalizaciones alternativas gracias a la red de azarbes. Sin embargo, la situación es desesperada para los aproximadamente 7.500 comuneros de Abanilla y Fortuna, que no tienen al alcance el agua que requieren.
«Hay predisposición de colaborar por parte del resto de comunidades de regantes», explica Fenoll, «pero el problema reside en cómo conseguir traer hasta aquí el agua, porque las instalaciones existentes son muy obsoletas». La Sociedad Agraria de Transformación de Fortuna ya tiene autorización de la Confederación Hidrográfica del Segura para poder suministrar a las comunidades del Porvenir, Rambla Salada, Isla y Santa Cruz. Ayer mismo se produjo una reunión con regantes de Barinas, dispuestos también a ayudar. Pero ni el caudal que son capaces de trasvasar es suficiente, ni disponen de las reservas necesarias para mantenerlo durante los seis meses se calcula podrían durar la reparación del túnel.
Otra opción que se baraja es derivar el agua del río desde Blanca y Archena, una solución capaz de aportar recursos muy superiores, pero la infraestructura necesaria para ello requeriría «una inversión tremenda», completamente fuera del alcance de los regantes. Por último, está en estudio la posibilidad de construir un 'bypass' para impulsar agua del río hasta el acueducto, una vez pasado el túnel dañado en Ulea, una opción que necesitaría un mes de trabajos. «No entiendo por qué no lo hacen ya», se lamenta Fenoll.
Mientras se concretan las medidas a adoptar, los daños en la cosecha son ya irreparables. Tan pesimistas son los regantes afectados en Fortuna y Abanilla que «nuestra prioridad ya no es salvar la fruta -básicamente, cítricos-, sino las plantaciones». Ante la situación, la mayoritaria instalación de sistemas de riego por goteo supone otro inconveniente: a diferencia de lo que ocurre con el tradicional riego a manta, con el que se humedecen las raíces, el árbol acusa muy rápidamente la falta de agua. Para hacer frente a esta situación, los comuneros de Rambla Salada ya han optado por racionalizar los riegos, de manera que en vez de diarios son ahora semanales.
A través del Merancho
El problema se antoja menor para las comunidades de regantes del Azarbe del Merancho, San Víctor y Los Ángeles, afincadas en Santomera, Cobatillas y El Siscar; al menos si se cumplen las intenciones de la CHS de hacerles llegar el agua a través de las tomas de la red de azarbes. La Comisaría de Aguas se comprometió a aumentar el caudal que circula por esa red, de manera que sea suficiente para abastecer las necesidades de los cultivos de la zona mientras se subsana la rotura.
Sumando los requerimientos de estas tres comunidades, por el Merancho deberían circular 610 litros por segundo. «Esta mañana -por ayer- no se alcanzaban los cien», comenta Juan López, secretario de los comuneros del Azarbe del Merancho. A la espera de que llegue ese caudal, tanto esta comunidad como la de San Víctor ya ha puesto a punto sus sistemas de captación y reparto de aguas desde los azarbes, que llevaban años sin estar operativas. «Eso nos está suponiendo un importante coste de tiempo y dinero» -35.000 euros cada una-, apunta Antonio Gil, secretario de San Víctor.
Los regantes de los Ángeles se ahorran ese problema porque ellos sí que venían utilizando el agua del Merancho. Sin embargo, están preocupados: «Estamos a la cola, así que si el agua escasea por los azarbes, nosotros seremos los más afectados», lamenta su presidente, José Juárez.
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