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J. P. PARRA
Viernes, 22 de junio 2012, 10:42
Carmen Hernández lleva desde enero sin cobrar. Es administrativa en la Asociación de Espina Bífida de Murcia, y hasta el miércoles confiaba en que el atraso de sus nóminas se resolvería pronto. Ahora ya no, ahora piensa que tras 18 años trabajando con discapacitados físicos, su labor puede irse por la borda. Tampoco María del Mar Cobarro, que trabaja en la Asociación de Discapacitados Físicos de Abarán (Adfa) ha cobrado desde comienzos de año. Muchos trabajadores de las 17 organizaciones vinculadas a Famdif están en esta situación. Ellos están a punto de irse a la calle, y los discapacitados físicos están a punto de quedarse sin los servicios que estos trabajadores les ofrecen.
Carmen Gil, presidenta de Famdif, resumía su sensación: «Nos sentimos realmente engañados». Las asociaciones han ido tirando desde comienzos de año a la espera de que la Comunidad aprobase los reajustes presupuestarios y pudiesen firmarse así las subvenciones correspondientes a 2012. Contaban con que habría un recorte, pero no pensaron que llegaría al 54% con respecto al año pasado (de 650.000 euros se baja a 300.000). Aseguran que tanto Ramón Luis Valcárcel como el vicepresidente, Juan Bernal, les habían tranquilizado, dándoles a entender que habría dinero suficiente.
Con esa confianza pusieron en marcha los programas para 2012, y ahora el dinero que se recorta «ya está gastado», denuncia Carmen Gil. «El recorte se tendría que haber comunicado antes», porque ahora las asociaciones tienen que afrontar préstamos en los que figuran como avales incluso las propiedades particulares de miembros de Famdif. Gil denuncia que no se han enterado de la magnitud del recorte hasta esta semana. Ahora, advierten, se ven abocados a despedir a unos 50 trabajadores, a «entregar las llaves» de sus 20 centros a la Comunidad y a la desaparición de programas que atienden a 8.200 discapacitados de forma directa. Denuncian que muchos de estos usuarios se quedarán sin ayudas porque no son dependientes graves.
En Molina de Segura, la asociación Dismo ya no puede ofrecer fisioterapia a los niños que antes recibían este servicio. «Muchos no tienen recursos para ir a otro sitio», denuncia Fina Martínez, presidenta de la asociación. De los seis trabajadores que había en 2011, se ha pasado a tres. «Las familias están muy cabreadas», advierte Carmen Gil. Un centenar de discapacitados y familiares se concentraron ayer frente a la sede de Famdif, y protagonizaron una manifestación por los alrededores.
El vicepresidente del Gobierno regional, Juan Bernal, respondió a las quejas de Famdif. «Ésta es la única solución, ya que no tenemos capacidad de elección», aseguró en referencia a los recortes. El reajuste «es muy severo y comporta muchos sacrificios absolutamente para todos».
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