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E. BROTONS
Miércoles, 4 de abril 2012, 13:53
Luis Miguel intenta no emocionarse. Acaban de entregarle un cheque de 135.000 euros y le tiemblan las manos. Mira a su hija, Aitana, que está sentada a su lado y que se escurre en la silla. No se acostumbra a la expectación que despierta. Y es que a sus 11 años seguramente le será difícil de entender que ella es la artífice de la mayor cadena de solidaridad que jamás se haya visto.
Cerca de 13 millones de personas de España y de Portugal han participado en una campaña de reciclaje de tapones de plástico para que reciba un tratamiento médico en Boston (Estados Unidos). Las tres intervenciones que necesita Aitana cuestan 400.000 euros y ahora lo tiene más cerca.
«La vida de Aitana, desgraciadamente, tiene un coste y no tendría por qué. Pero mi hija va a salir». Luis Miguel García acudió ayer a la Cámara de Comercio de Alicante, acompañado por su mujer Isabel y dos de sus tres hijos, Aitana y Olaya, para recibir el cheque que le permitirá acceder a la segunda intervención. Aitana sufre una cardiopatía congénita compleja y el único centro médico capacitado para intervenirla y sin riesgo es el Children's Hospital de Boston, tal y como recomendó a la familia el prestigioso cardiólogo español Valentín Fuster.
Procedentes de Tarazona (un pueblo de la provincia de Zaragoza), en su corta vida la pequeña ha superado ya nueve cateterismos, además de una operación en 2006 que fue fallida. «El destino nos dijo que no. Fue un calvario pero al final lo estamos consiguiendo gracias a la solidaridad de tanta gente», recuerda entre pausas Luis Miguel, al ver también en el acto a escolares que han participado anónimamente en la causa y que se desplazaron a Alicante solamente para conocer a su pequeña.
La campaña 'Una sonrisa para Aitana' comenzó en agosto del pasado año gracias, entre otros, a Mari Carmen Úbeda, una vecina de Almoradí que ayer quiso a arroparles y que se enteró de la situación desesperante por la que estaban pasando a través de un programa de televisión. «En mi pueblo hice un sorteo de unos pendientes para sacar dinero; no les conocía y a través de un e-mail les comenté la idea de los tapones. Pero yo no he hecho absolutamente nada».
No pensó igual la familia, que se puso en contacto con la Fundación Seur y la empresa Acteco. Ambas se sumaron a la iniciativa para salvar la vida de Aitana, con un proyecto que consistía en que los tapones que se recabasen desde distintos puntos de España serían transportados hasta la sede en Ibi, donde se triturarían y transformarían en plástico inyectado. Por cada tonelada, la mercantil pagaría 300 euros y hasta el momento llevan recogidos 450 toneladas. «Al padre le comenté que iba a luchar más que ellos». Así lo hizo y lo consiguió.
Con estos 135.000 euros, y otros 50.000 que aportó una persona que prefiere quedarse en el anonimato, la familia se desplazará en la segunda quincena de abril a la ciudad estadounidense para superar la segunda intervención. «Sabemos que nos están esperando con los brazos abiertos, están asombrados de cómo evoluciona mi hija», dijo emocionado Luis Miguel.
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