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EFE
Lunes, 2 de abril 2012, 10:55
El nuevo secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, considera que el plan de las desalanizadoras puesto en marcha por el Gobierno socialista fue «una improvisación de más de 2.000 millones de euros». Ramos asegura que con la reforma de la Ley de Costas el Ministerio no quiere enladrillar el litoral, que la política del agua es competencia del Estado, que no son partidarios de declarar protecciones (marinas y/o terrestres) contra nada y contra nadie, y que en materia de cambio climático se ha vendido «mucho humo» en España.
Procedente de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, este abogado del Estado, nacido en Madrid en 1973, ejerció su profesión, antes de entrar en política, en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), entre otros organismos. Ramos subraya que se ha impuesto como obligación que el medio ambiente no se perciba como antagónico a la actividad económica. «Nuestra tarea es más difícil que la de prohibir o limitar, antes bien orientar, encauzar y ser aliados de la actividad económica de la generación de empleo, y no un obstáculo para la misma», explica.
El agua es, a su juicio, uno de los problemas «más trascendentes» por su relevancia e implicaciones, y por lo básico que es para el sector de la actividad humana. Por eso, considera que es el tema que merece los «mayores esfuerzos». En esta materia, considera que no hay que ser cortoplacistas, y juzga que con el plan de las desalinizadoras el anterior Gobierno socialista lo fue.
En su opinión, estas infraestructuras han supuesto «una improvisación de más de 2.000 millones», y «con un recurso tan valioso como el agua merece todas nuestras críticas». «Nos hemos encontrado con una herencia envenenada», con desaladoras caras, sin funcionar y no bien planificadas tanto desde el punto de vista de la comercialización del agua como del de su propio funcionamiento, denuncia.
Sobre la anunciada reforma de la Ley de Costas, el secretario de Estado de Medio Ambiente asegura que, a pesar de lo que se ha dicho, el objetivo «no es enladrillar la costa», pero que hay mucho margen de mejora y que después de los años de vigencia de esta ley (1988), hay nuevos usos y nuevas demandas sociales relativas al litoral que «merecen ser reguladas porque no lo han sido hasta ahora».
Nuevos usos, especifica, de ocio, de aprovechamiento energético de tipo experimental, de cultivos marinos, demanda de puesta al día de infraestructuras turísticas «a las que no estamos siendo capaces de dar respuesta».
«Humo» con el clima
En cuanto al cambio climático, Ramos sostiene que en esta materia se ha hablado mucho en España, pero la realidad es que se «ha hecho poco, se ha vendido mucho humo» porque «real, real plasmado no se ha hecho demasiado por parte de las administraciones».
Así que el primer objetivo que se propone el Ministerio es trabajar para cumplir los compromisos internacionales asumidos y también, y antes de seguir comprando derechos a países extranjeros para compensar el exceso de emisión de gases invernadero en España, merece la pena trabajar internamente en la búsqueda de proyectos que supongan reducción. Por ello cree que puede ser una oportunidad para emprendedores españoles trabajar en esta materia antes que seguir gastando dinero fuera, como se ha hecho en las últimas legislaturas. En este sentido, confirma que ya tienen proyectos concretos sobre la mesa y de todo tipo, como los relativos a la eficiencia energética, a los edificios o al transporte.
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