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JORGE GARCÍA BADÍA
Lunes, 5 de marzo 2012, 14:39
La madre naturaleza sabe lo que le conviene y posiblemente por este motivo la finca de Paco Romero en el paraje de Los Rafaeles de Abanilla está empezando a 'escupir' lo que hace seis años vertieron indiscriminadamente en su interior: pilas, vidrios, medicamentos, cuchillas de afeitar, jeringuillas, inyectables para diabéticos y plásticos. Estos residuos sólidos urbanos y sanitarios están emergiendo del suelo arcilloso de este paraje, como consecuencia de los movimientos de tierra que llevaron a cabo para enterrarlos.
Estos vertidos fueron denunciados el 21 de marzo de 2006 por un grupo de doce vecinos naturales de Fortuna y de la pedanía abanillera del Salado Alto, con tierras y propiedades cerca de Los Rafaeles.
La denuncia la hicieron ante la Confederación Hidrográfica del Segura y la extinta Consejería de Medio Ambiente, asegurando ante estos organismos que «se han observado movimientos de tierra y unos montones de basura fina en la finca conocida de Paco Romero. Nos hemos visto sorprendidos por la realización de zanjas durante el día y la venida de una flota de camiones de basura sin reciclar, que se vertía en dichas zonas al amanecer y posteriormente se tapaba con tierra con pala mecánica». Uno de estos vecinos, Antonio M. M. -ya fallecido-, llegó a contratar los servicios de un notario para levantar acta de lo que ocurría en Los Rafaeles.
En 2006 estos vecinos solicitaron a la CHS y Medio Ambiente, «que se tomen las medidas oportunas para atajar lo que parece el comienzo de la instalación de un vertedero ilegal y un delito ecológico».
Seis años después, la Plataforma Interregional a favor de la Salud Medioambiental de la Vega del Segura -Vertivega- ha recogido el testigo de este grupo de doce vecinos y ha presentado un escrito en la Consejería de Presidencia donde solicitan dos cosas: «copia de los informes y estudios de técnicos de la Dirección General de Medio Ambiente de Murcia» del paraje de Los Rafaeles y, en segundo lugar, «que regeneren el terreno y evacúen esos residuos». El presidente de Vertivega, Vicente Pérez, explica que «queremos denunciar esta evidencia, descarnaron los cabezos y movieron tierras pero la erosión natural del agua y el carácter arcilloso del terreno han removido los vertidos». De hecho, este paraje, que confluye con las ramblas de Balonga y La Parra y las aguas del río Chícamo, presenta numerosas grietas de hasta dos metros de profundidad donde «asoma la basura y en la superficie hay dos montones de compost». Desde Presidencia confirman que los vecinos de Fortuna y del Salado Alto llegaron a solicitar -entre mayo y noviembre de 2006- «inspecciones del Jefe de Servicio de Vigilancia e Inspección Ambiental». Algo que no ocurrió hasta febrero de 2007, cuando el inspector corroboró que «los residuos son de carácter urbano», y solicitó al Ayuntamiento de Abanilla «la identidad del propietario de la parcela». Según Presidencia, el propietario era «August Pluim Jurriem, dado de baja en el padrón municipal por inscripción indebida desde 2001 a 2007». En la actualidad, el expediente de este supuesto vertedero «está archivado, tratándose de residuos urbanos la competencia es del Ayuntamiento». Las mismas fuentes avanzan que «en breve se hará una inspección técnica».
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