Misterio en la fortaleza del agua

A su pesar, Miguel Ángel Ródenas se ha convertido en 'el deseado' de la Confederación Hidrográfica del Segura, donde tiene preparado el sillón de la presidencia desde hace semanas, cuando el ministro Miguel Arias Cañete dio el visto bueno a la propuesta del Gobierno regional para que uno de los más estrechos colaboradores del consejero Antonio Cerdá sustituya en el cargo a Charo Quesada. Desde entonces, un viernes tras otro se daba por hecho que Ródenas sería nombrado por el Consejo de Ministros, pero las cosas de palacio van despacio. Con más lentitud de lo apetecible en este caso. El acontecimiento debía materializarse ayer en la reunión semanal de La Moncloa, respondiendo a un cúmulo de expectativas cumplidas que no admitían más dilaciones, pero el cónclave ministerial no dio señales en ese sentido, lo cual hace pensar que la 'coronación' tendrá que esperar otra semana o, como se barruntan los más iniciados en la liturgia administrativa, el acontecimiento llegará en cualquier momento por la vía de una simple orden ministerial recogida en el BOE, a partir de hoy y en subsiguientes jornadas.

¿Por qué el ministro en vez del Gobierno en pleno? Pues porque las demarcaciones hidrográficas han perdido los galones de dirección general para estar dirigidas por subdirectores generales, cambio que se produjo la semana pasada con la nueva estructura ministerial, lo cual hacía pensar que el siguiente paso consistiría en cubrir los puestos. Ayer se produjo un buceo selectivo por todos los intersticios del repertorio ministerial por si aparecían por algún rincón las credenciales de Ródenas. Hubo llamadas de acá para allá, pero ni el propio interesado, ni sus valedores, y tampoco sus futuros colaboradores, encontraron huella del relevo. No hay problema, contestaron desde Madrid. Sigue el misterio y la ansiedad hídrica.

Tal era el convencimiento de que el actual director general del Agua de la Comunidad sería nominado, que la actual presidenta (interina) de la Confederación, Charo Quesada (que ha realizado una gestión callada y eficaz) se despidió de sus más directos colaboradores durante el Consejo de Dirección celebrado ayer en la vetusta sede de la plaza de Fontes de Murcia.

A primera hora de la tarde, y viendo que no aparecían las referencias, Quesada empezó a hacerse a la idea de que tendrá que volver el lunes a su puesto para seguir otra semana al frente del 'potro de tortura' de la Confederación. El nombramiento de Ródenas está ligado a una redistribución interna de cargos, como el de José María Bernabé, que ha regresado a la Confederación tras dejar su puesto de director general de Transportes. Bernabé parece llamado a ocupar la secretaría general. El comisario de Aguas, Manuel Aldeguer, dejará su puesto por una mera cuestión de desarmonía política. El ministro apuntó semanas atrás que quería tener cierto control sobre los comisarios y otros cargos de peso dentro de las confederaciones.

Otros funcionarios relevantes dentro del organismo de cuenca son Gonzalo Aragón (secretario general), Mario Urrea (jefe de planificación y director técnico), Rafael López Casares (jefe de Área de Régimen de Usuarios) y José Cascales (de presidencia). La misma expectación que hay sobre Ródenas se cierne sobre otros presidentes de confederaciones, como las del Tajo y del Ebro, en las que Cospedal y Rudi han apostado por personas de su confianza. Esto ya no es lo que era: los nombramientos están estimulados desde los gobiernos regionales de turno y los partidos afines, en lugar del criterio puro y duro del Ministerio. Esto no cuestiona la capacidad de los nombrados, pero sí responde al mapa de los intereses territoriales... azuzados por 'la bicha' los trasvases.