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GARCÍA MARTÍNEZ
Viernes, 18 de noviembre 2011, 02:06
Lo dice todo el mundo: 'En cuanto que Rajoy llegue al Gobierno, la calle se va a llenar de protestatarios'.
-¿Y no le van a dar ni los cien días esos?
Nada, nada.
-Digo para que aterrice.
¡Que no, que a Corvera todavía le falta! Si Rubalcaba se queda, como él mismo asegura, ¿qué va a hacer el hombre, con lo activo que es, si no es darle caña al ganador? O sea que no se haga usted ilusiones. Habrá tomate. No por nada, sino porque en la política española es algo que está de Dios.
Y luego, o antes, tenemos a los sindicatos. ¿Cómo se justifican si no sacan las banderas, las trompetas de los berridos y, si me apuras, los huevos de fachada? Si como dice Felipe González y yo mismo digo: 'A partir de unos mínimos, hay que relacionar el salario con la productividad', la que llamaremos 'productividad sindical' tendrá que justificarse produciendo manifestaciones a mansalva.
Aunque nuestros sindicatos no están por premiar al que más y mejor trabaja. Piensan que la igualdad se basa en el 'café para todos'. Ellos sabrán, pues con esa teoría lo que se estimula es el gandulismo.
('Me' se olvidaba que el miércoles -festividad de San Roque González y otros mártires del Paraguay- fue el cumpleaños del presidente Valcárcel. Cincuenta y siete años ya. La víspera estuve con su madre en el Club Taurino, viendo unas escenas del Tenorio de Elvira Pineda, pero no hablamos del 'birthday', sino de lo mal que está la plaza -la del mercado, claro-. Supongo que en el Consejo de Gobierno de hoy pondrán la tarta. Pero ojo con el de Cultura, que me han dicho que es muy galgo).
Volviendo a la Sindical, como se decía cuando Franco, y a la izquierda -o lo que quiera que sea-, el pueblo y yo creemos que la denominada 'paz social' se va romper, si no al lunes que viene, al siguiente. Y volverán a engañarnos los unos y los otros. Los unos, calculando que a la huelga fueron cuatro, y los otros, que cuatro mil. ¡Qué frescos son! Y luego dicen que la prensa engaña. La prensa, cuando engaña, lo hace de una manera más fina. Los huelguistas y los holgados son muy bastos en la cosa de los cálculos. Parece que fueran de riñón, más que de cabeza.
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