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Un galán con bata blanca
PERFIL

Un galán con bata blanca

El oftalmólogo Jerónimo Lajara, que abandera la puesta en marcha de Medicina en la UCAM, está considerado uno de los doctores más atractivos de la Región. Simpático, cautivador y elegante, es devoto de la Virgen del Rocío y practica esquí y pádel

VÍCTOR RODRÍGUEZ vrodriguez@laverdad.es

Domingo, 6 de noviembre 2011, 17:26

Aunque prefiere pasar inadvertido, lo cierto es que cada vez que el doctor Jerónimo Lajara Blesa se desplaza por los pasillos del hospital, a muchas de sus compañeras (facultativas, auxiliares, enfermeras, administrativas...) les alegra el día con su saludo y exhibiendo ese plante de hombre interesante y atractivo que le caracteriza, una fama que se ha ganado simplemente por mostrarse como es: simpático, cautivador, sincero y, sobre todo, muy elegante, tanto en la manera de vestir como en las formas a la hora de relacionarse. Quienes conocen bien a este médico almeriense (Albox, 1961), que dirige el Servicio de Oftalmología del Morales Meseguer de Murcia, no dudan en certificar todos estos elogios, pero añaden uno y lo destacan sobre los demás, el de ser un trabajador incansable. Quizá esto último tenga mucho que ver con la principal manía de este oculista, que no es otra que tratar de evitar a todo aquel que prefiere vivir de brazos cruzados sin dar palo al agua. «No puedo con los gandules, me sacan de quicio», asegura Lajara, cuyas sabias manos han operado ya, solo de cataratas, a más de 5.000 pacientes desde que comenzó a ejercer como cirujano oftalmológico.

Después de muchos años refugiado voluntariamente en el anonimato, dedicado en cuerpo y alma a su profesión y moviendo algunos hilos próximos al poder en sus ratos libres como asesor -le gusta saborear la política en un segundo plano y al margen de cualquier cargo-, este médico afiliado al Partido Popular y hombre de confianza del mismísimo presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, ha pasado a primera línea de fuego de la actualidad en las últimas semanas debido a la polémica que rodea la implantación de los estudios de Medicina en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), de los que pasa por ser su principal impulsor, creador y defensor. Tras varios años de trabajo en los que ha diseñado el plan de estudios de la nueva carrera para la privada, Lajara está a punto de conseguir su sueño: que la UCAM imparta Medicina, aunque todo apunta a que no se hará realidad este curso. Y es que, después de obtener el visto bueno de la agencia calificadora Aneca, el Consejo de Universidades del Ministerio de Educación acaba de paralizar la autorización hasta que la institución que preside José Luis Mendoza certifique, a través de la citada Aneca, que la sala de disección de la futura facultad está lista para acoger clases con total garantía. Un trámite fácilmente subsanable en teoría, pero que retrasará, casi con toda seguridad, el arranque reglado de Medicina y lo pospondrá a octubre en el mejor de los casos.

En contra de lo que algunos piensan, el jefe de Oftalmología del Morales Meseguer no pertenece a ninguna organización religiosa que le haya podido empujar a comprometerse con la UCAM por una cuestión de creencias. De hecho, se declara católico no practicante y pocos le han visto en una iglesia salvo cuando ha acudido a alguna ceremonia, tipo boda o comunión, o dentro de la ermita de la Blanca Paloma, como devoto de la Virgen del Rocío que es. Todos los años acude con su actual mujer, la anestesista del Reina Sofía Concha Martínez Garrigós, a la romería del Rocío en compañía de uno de sus grandes amigos, su paisano Carlos Toledo, notario de Punta Umbría (Huelva) y hermano del psiquiatra Francisco Toledo, adjunto del Hospital de la Arrixaca y posiblemente la persona del mundo en la que más confía Lajara.

«Me motiva»

La pregunta es inevitable para muchos: qué hace Lajara inmerso en esta complicada y, en muchos ámbitos de la esfera pública mal vista iniciativa, sobre todo si se tiene en cuenta que a este oftalmólogo le sobran ocupaciones, y no precisamente mal remuneradas. Aparte de coordinar un servicio en el Morales Meseguer, ocupa la dirección médica del Instituto Ircovisión, dirige la cátedra de Ciencias de la Visión de la UCAM y acude una vez a la semana a pasar consulta y operar a la Clínica Benavides de Granada, además de llevar las riendas de varios proyectos de investigación relacionados con su especialidad, por los que es raro el mes que no asiste a congresos como ponente. Sin duda, una actividad a mil revoluciones por hora que no le ha impedido embarcarse en una ardua empresa como la de abrir la primera facultad de Medicina de pago en la Región de Murcia. «Me mueve la convicción de que la privada ofrece a los alumnos muchas más posibilidades de formación y aprendizaje que la pública. Además, me motiva poder formar a futuros médicos en el marco del humanismo cristiano», explica sorprendido de que en nuestra comunidad haya ciertos poderes fácticos que le estén haciendo, en cierto modo y de forma indirecta, la vida imposible al negarse en rotundo a la implantación. «Hay algunas personas de bastante relevancia que están poniendo continuamente zancadillas a la Católica para que se quede sin Medicina. Esta actitud se debe a que desconocen realmente nuestro plan de estudios; se oponen por oponerse, sin más», se queja el oftalmólogo.

Nada sibarita

La relación entre Lajara y José Luis Mendoza, presidente de la UCAM, se remonta a hace siete años. Ambos no se conocían de nada hasta que los presentó el doctor Pedro Manuel Hernández, exsenador del PP por Murcia, exgerente del 061, exdirector médico del Morales Meseguer y uno de los hombres de la sanidad murciana que cuentan con el aprecio personal de Valcárcel, entre otras cosas porque se encargó en varias ocasiones directamente de la salud del ya fallecido padre del presidente, Carlos Valcárcel, en sus ingresos hospitalarios en el Morales. Una vez que Hernández puso en contacto a Lajara y Mendoza, la relación entre ambos se fue afianzando hasta que el dueño de la UCAM propuso al oftalmólogo llevar las riendas del proyecto de Medicina. Desde entonces y hasta ahora han trabajado codo con codo por un objetivo común, no sin protagonizar algún que otro roce propio de las tensiones que juntos se han visto obligados a afrontar y a superar. Mendoza confía en él hasta el punto de haberlo propuesto como vicedecano de la ansiada facultad.

Padre de tres hijos fruto de un anterior matrimonio (Natalia, de 20 años; Fernando, de 18, y Raquel, de 15), Jerónimo Lajara forma parte del llamado en los círculos sanitarios 'Clan de Albox', denominado así por reunir en sus filas a varios médicos de prestigio que ejercen en la Región pero que, según reza su DNI, vinieron al mundo en esta pequeña localidad de la provincia de Almería. De este mismo grupo forman parte, entre otros, profesionales tan reconocidos como el oncólogo Agustín Navarrete, ahora además diputado regional del PP, el psiquiatra Francisco Toledo y Diego Teruel, jefe de Urgencias de La Arrixaca.

Lejos de comportarse como un sibarita, a Lajara le gustan los platos sencillos, de cuchara, y se chupa los dedos con los guisos tradicionales huertanos que cada día le prepara la mujer que tiene contratada como empleada de hogar, a quien tiene subida a un altar por lo bien que cuida de él y de su familia. Seguidor acérrimo e incondicional del Atlético -«por eso me considero un sufridor nato»-, el 'padre' de Medicina en la UCAM disfruta practicando esquí y jugando al pádel y se muestra abierto a escuchar todo tipo de música. Antiguo fumador, se define como un amante de las nuevas tecnologías y lo demuestra con hechos: vive inmerso en las redes sociales -@jeronimolajara es su alias en Twitter- y se desenvuelve con soltura en el empleo de dispositivos móviles como el iPhone y el iPad, de los que no se separa ni muerto ni vivo. «Esta semana he dado mi primera conferencia utilizando solo el iPad, sin ordenador», decía el viernes sacando pecho.

En Albox, donde le han concedido varios premios y le han hecho hasta pregonero de la Semana Santa, lo quieren con locura y lo consideran un vecino ejemplar. Sin embargo, Lajara se siente también murciano porque lleva aquí buena parte de su vida y, principalmente, porque realmente nació un 18 de noviembre en Águilas. Su madre dio a luz en el antiguo hospital de esta ciudad y a los dos días se trasladaron a Almería. Una circunstancia de su vida que muy pocos conocen.

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