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T. M. M.
Domingo, 6 de noviembre 2011, 12:48
Generó algo de alarma, incertidumbre, incredulidad, preocupación, aceptación, y también rechazo. El informe elaborado por investigadores del Instituto de Geociencias en el que se revelaba que el municipio, y por extensión también el resto del Valle del Guadalentín, tenía una de las tasas de hundimiento del terreno más elevadas de Europa, sigue provocando opiniones. Pero, ¿realmente se hunde el Valle del Guadalentín?
El Ayuntamiento, la Confederación Hidrográfica del Segura y la Comunidad de Regantes no comparten del todo los resultados de la investigación, y prefieren mostrar cautela sobre los valores obtenidos y los medios instrumentales utilizados. «Nosotros hemos consultado con otros expertos y nos aseguran que el método utilizado, con imágenes de satélite, es poco fiable para medir la tasa de hundimiento que pueda haber en un terreno. Es cierto que puede haber pequeños hundimientos, pero desde luego no en esas magnitudes. De ser así, se producirían roturas masivas en edificaciones y cimentaciones, y no tenemos constancia, a día de hoy, de que se hayan producido», afirma el concejal de Agricultura, Ángel Meca.
Meca no descarta que pudiera existir relación entre la sobreexplotación de los acuíferos y esos «pequeños niveles de hundimiento», pero aún así matiza que «para realizar estas afirmaciones hay que hacer un estudio mucho más exhaustivo teniendo en cuenta testigos piezométricos y los estudios que diversos geólogos de la Región han realizado sobre el terreno. Me parece un informe un poco alarmista que muchos ya se toman como algo irónico. Hay que utilizar el sentido común».
Como ejemplo de la necesidad de «poner en cuarentena» los datos de la investigación del CSIC, Meca apunta la red de regadío tradicional. «Funciona por gravedad con unos desniveles muy suaves para que discurra el agua. Si realmente se hubiesen producido esos hundimientos, la red de regadío habría sufrido daños porque las pendientes habrían crecido, y eso no ha ocurrido. Desde luego, estos pronunciamientos no vienen a ayudar a la situación que actualmente atraviesa Lorca, porque lo que hacen es generar zozobra e inquietud en la población».
Solución a la sobreexplotación
Por su parte, el comisario adjunto de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), José Carlos González, afirma no tener constancia oficial de los detalles del informe. «A nosotros no se nos ha remitido y por tanto entiendo que son datos sobre los que no podemos pronunciarnos sin conocerlos. No obstante, hay organismos estatales como el Instituto Geológico Minero que realizan este tipo de estudios y que también tendrían algo que decir en caso de ese supuesto hundimiento».
Apunta José Carlos González como certeza comprobable y demostrada que los acuíferos del Valle del Guadalentín están sobreexplotados. «Es algo que se conoce y por eso dentro de la planificación hidrológica de esta Confederación se prevén medidas para recargarlos atendiendo a lo que marca la Directiva Europea del agua. En este sentido, la puesta en marcha de la desaladora va a permitir que los agricultores tengan agua para regadío sin tener que recurrir a la que se extrae de los acuíferos que hay en el Valle. Esto ayudará a su recuperación».
También el presidente de la Comunidad de Regantes, José María Fernández Pallarés, envuelve en duda el informe. «Los regantes no hemos notado ningún desplazamiento, ni hundimiento como señala el informe. No obstante, habrá que poner alguna solución a la sobreexplotación de los acuíferos. El Plan Hidrológico Nacional (PHN) preveía dotaciones de agua para recargarlos y ayudar a su sostenibilidad, pero cuando se suprimió no se fijaron alternativas. Los datos del informe habrá que contrastarlos, y si están en lo cierto, habrá que adoptar las medidas que se consideren oportunas».
Pero el del hundimiento no es el único problema que los expertos han vinculado a la explotación en exceso de las aguas subterráneas. El profesor Pulido Bosch pone como ejemplo de consecuencias negativas lo ocurrido en el Alto Guadalentín. «La sobreexplotación a la que se ha visto sometido el sistema acuífero, al tiempo que producía un continuo descenso del nivel freático, favoreció la liberación de gran cantidad de gases, de entre los que dominan el dióxido de carbono. El aumento de la presión parcial de dióxido confirió una notable agresividad al agua, con el consiguiente aumento en HCO3 (Anión) de las aguas de bombeo en los pozos, habiéndose abandonado muchos de ellos».
En el municipio se explotan en la actualidad once acuíferos con una profundidad de entre 90 y 340 metros.
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