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PEPA GARCÍA pegarcia@laverdad.es
Lunes, 4 de julio 2011, 10:12
En 2012 abrirá sus puertas un edificio pionero en España, el Centro de Interpretación del Desfiladero de Almadenes. Un centro que trata de devolverle todo su significado al manido y desgastado adjetivo de sostenible en un entorno privilegiado, un espacio natural protegido y con altos valores paisajísticos, botánicos, faunísticos y geológicos. Un edificio que también servirá, como explica el consejero de Cultura y Turismo, Pedro Alberto Cruz, para devolver a la arquitectura su papel como solucionadora de problemas y no como la causante de problemáticas ambientales. «Es una especie de arquitectura de compromiso», resume Cruz el proyecto de construcción del Centro de Interpretación de Almadenes, en el que se han aunado los esfuerzos de las administraciones estatal (Ministerio de Industria, Comercio y Turismo), regional (Dirección General de Cultura) y local (Consorcio Turístico Desfiladero de Almadenes, que integran el Ayuntamiento de Cieza y el de Calasparra) para financiar este proyecto.
El nuevo edificio, que comenzó a construirse en septiembre del pasado 2010, es una experiencia vanguardista, pues será el primer edificio de España autosuficiente o, lo que es lo mismo, producirá el 100% de la energía que consuma con sistemas de energías renovables, se autoabastecerá de agua mediante la captación de las aguas de lluvia y de un pozo, que se reutilizarán para riego e inodoros, y gestionará sus residuos para que su impacto paisajístico y medioambiental sea mínimo.
El 40% de la energía que consume la Unión Europea la gastan los edificios y el 36% de las emisiones de efecto invernadero tienen su origen en estas mismas construcciones. Un dato constatado que ha obligado a la UE a tomar medidas que contribuyan a reducir el calentamiento global y, por tanto, las emisiones de gases, así como su dependencia energética del exterior. Con este fin, la UE ha elaborado una directiva europea (Directiva de Eficiencia Energética en Edificios 2010/31/UE) que obligará a que todos los edificios públicos de nueva construcción sean de 'energía cero' a partir del 31 de diciembre de 2018 y, desde el 31 de diciembre de 2020, también los privados.
Con este objetivo en el horizonte, el estudio de arquitectos Adhoc propuso, tanto a la Dirección General de Turismo como al Consorcio Turístico Desfiladero de Almadenes, la posibilidad de llevar más allá el proyecto del Centro de Interpretación de Almadenes (adjudicado mediante un concurso), proyectando un edificio que se autoabasteciera de energía mediante un mix energético (combinación de sistemas de producción de energías renovables) y dotando al edificio de soluciones pasivas que incrementen su eficiencia energética. «Es necesario que la arquitectura cambie sustancialmente y esta intervención permite medir qué impacto tiene el objetivo europeo de 'energía cero' tomado en serio», explica el arquitecto, «porque esto no es gratis -supone más del 35% del coste total-».
Todos los agentes implicados en este proyecto están entusiasmados con el reto. «Es una auténtica satisfacción y nos produce la sensación de estar sentando las bases del futuro con su concreción más sobresaliente en Murcia. Te llena de alegría», explica Cruz; y el gerente del Consorcio, Manuel Fernando Guerrero, añade: «Se trataba de crear un punto de encuentro para que los visitantes puedan conocer este espacio natural, pero también que sepan que hay que conservarlo. Este paso más servirá para que el espacio transmita nuestro desvelo por esa conservación con una gestión sostenible y autosuficiente; no queremos ser depredadores, sino todo lo contrario». Para el director técnico de Ocys, la empresa constructora, «como empresa regional, tener la oportunidad de construir el primer edificio autosuficiente de España fortalece y aumenta el compromiso medioambiental establecido desde nuestra creación, y supone todo un reto, tanto en el desarrollo como en la ejecución de un proyecto vivo y dinámico como el que estamos realizando».
Según Sánchez Morales, este proceso se ha hecho en dos fases. La primera, mediante la «arquitectura no energética» que revisa los principios de la arquitectura tradicional: los edificios funcionales están semienterrados y disponen de cubiertas vegetales para reducir el impacto de la temperatura exterior en el interior, actuando como aislante; se ha cuidado la orientación, de manera que las paredes de vidrio miren al norte para evitar el calentamiento excesivo; se han estudiado detenidamente las ventilaciones cruzadas para que los edificios se refrigeren por si mismos; y se han instalado chimeneas solares para aprovechar al máximo la luz natural.
Fuentes de energía limpias
La segunda fase ha estado apoyada por el trabajo de la empresa cartagenera Tecnology, Energías Renovables y Confort, que ha realizado los cálculos y test necesarios para que «las instalaciones produzcan la energía térmica y eléctrica necesaria para el funcionamiento del edificio», explica César Vidal, director técnico de Tecnology, que especifica que se ha calculado que el Centro de Interpretación consumirá 265.983 kwh/año de los 270.981 kwh/año que producirá. Así, para calefactar o refrigerar el edificio (con suelo radiante y aire acondicionado) el centro contará con energía geotérmica (aprovecha la energía almacenada en forma de calor de la tierra a través de siete pozos de 100 metros de profundidad). La temperatura del terreno permanece estable a unos 19,5º lo que permite mejorar el rendimiento de la bomba de calor y disminuye su consumo, ya que el agua se enfría o calienta (dependiendo de la época del año) al introducirla en el pozo, explica de forma didáctica César Vidal, que comenta que este sistema estará complementado por una caldera de biomasa, que usa como combustible los residuos de la naturaleza (restos de podas, huesos de aceitunas, cáscara de almendras, peles,...).
Otro de los sistemas de producción de energía que estará presente será la energía solar fotovoltáica, que mediante 80 metros cuadrados de placas solares permitirá suministrar electricidad a las instalaciones energéticas, los ordenadores y los sistemas de iluminación (mediante led para reducir el consumo). Estas placas solares harán las funciones de cubierta en los aparcamientos, para producir sombra.
Un valor añadido
Lo que hace único al futuro Centro de Interpretación de Almadenes se convertirá en un valor añadido para el visitante. Así, se harán visitables las instalaciones de producción de energías renovables para darlas a conocer al público. Y para satisfacer este carácter didáctico, el centro contará también con energía termosolar (dos captadores para el agua caliente sanitaria) y aerogeneradores (convierten la fuerza del viento en energía y el objetivo es que produzca suficiente para iluminar la zona urbanizada durante unas horas al día): «Estas dos tecnologías no tienen un papel fundamental pero permiten la divulgación».
Un edificio 'invisible'
Además, este centro, enclavado en «un espacio con protecciones ambientales con vocación de reforzarse», afirma el gerente del Consorcio, Manuel Fernando Guerrero, pretende reducir también al máximo su impacto en el paisaje. Un objetivo al que contribuyen de manera eficiente las medidas bioclimáticas adoptadas (semienterrado y con cubiertas vegetales) y el hecho de que los espacios de relación entre los tres edificios funcionales estén semiprotegidos con una estructura de hierro que cubrirá una red de madreselva. «Se crea una sensación de naturaleza aumentada, como una cueva al aire libre, al tiempo que cumple la función de camuflaje y de naturalización de la arquitectura. Será como un parral gigantesco sobre una estructura singular», explica uno de los autores del proyecto.
«La estructura y disposición del edificio reproduce, a pequeña escala y durante su recorrido, la idea de cañón o garganta, bajo la original cubierta vegetal. Se intenta potenciar al máximo la integración del edificio y los visitantes en el medio ambiente», justifican desde Adhoc. Este futuro centro, que podremos disfrutar en la Región de Murcia en 2012, contará con cuatro edificaciones (suman 960 m2) que albergarán el centro de interpretación propiamente dicho -con un balcón con vistas al Cañón, un aula al aire libre y un pequeño auditorio-, la zona de recepción y administración -con vestuarios y duchas para los usuarios-, la cafetería y el almacén -que suministrará el material necesario para realizar las actividades programadas- y el edificio destinado a las instalaciones energéticas; todas ellas coronadas la cubierta vegetal, lo que generará un espacio al aire libre y semicubierto de 1.250 m2. Las instalaciones estarán en una zona urbanizada de 4.500 m2 en la que, junto al almez protegido e incluido en el catálogo de árboles singulares de Cieza, se plantarán almeces nacionales, pinos carrasco, lentiscos, mirtos, coscojas, baladres, romeros, espartos, tomillos, avenas, amapolas...
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