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F. CARRERES
Lunes, 20 de junio 2011, 21:29
La plataforma del 15M hizo ayer alarde de su elevado poder de convocatoria y logró sacar a la calle a una multitud de 'indignados', que recorrieron la ciudad en un ambiente festivo y casi familiar. Reivindicando su carácter pacífico, los manifestantes no sólo no protagonizaron incidentes, sino que intentaron por todos los medios que ningún grupo de agitadores lo hiciera.
Lo primero que recibían, a las siete de la tarde, los centenares de jóvenes, parados, adolescentes, profesionales, ancianos e, incluso, familias completas que se iban acercando hasta el jardín de Floridablanca, punto de partida de la manifestación contra el llamado pacto del euro y los recortes, era una octavilla de los organizadores en la que se detallaban las «pautas de comportamiento» que debían seguir los manifestantes: realizar el trayecto de forma tranquila, no insultar ni realizar comentarios antidemocráticos, mantener dos metros de distancia con el cordón policial, y no arrojar nada, ni siquiera papel.
Los convocantes lograron su objetivo, y la manifestación discurrió en un ambiente tan tranquilo como reivindicativo por las calles del centro de la ciudad hasta llegar casi a las diez y media de la noche a La Glorieta, llamada por ellos Plaza de la Revolución, donde han estado acampados un mes. Allí leyeron un manifiesto contra el pacto del euro, que a su juicio es «un atentado socioeconómico contra los derechos sociales».
Con pancartas en las que se podía leer, 'Ni embargos ni desahucios', 'Pienso, luego molesto', o 'No puedo apretarme el cinturón y bajarme los pantalones a la vez', los manifestantes corearon consignas como «esta crisis no la pagamos», «lo llaman democracia y no lo es» o «el pacto entero estafa al obrero». Varios grupos de 'batukada' animaron la larga manifestación, que se extendió más de tres horas y media.
El 15M demostró su capacidad de convocatoria, y también de organización, ya que en pocas semanas han logrado organizar asambleas en decenas de barrios, pedanías y municipios de la Región. De hecho, los manifestantes desfilaron agrupados por pancartas que identificaban la procedencia de cada asamblea. Para los organizadores, esa articulación es clave para la continuidad del movimiento, que pretende trasladar la 'mecha' encendida en las acampadas a cada barrio o pueblo donde consigan mantener una asamblea. Exultantes por el respaldo logrado, los manifestantes terminaron la protesta tras la lectura del manifiesto, y emplazaron a todos los 'indignados' a seguir trabajando en sus asambleas hasta la próxima concentración. En Cartagena, como en las principales capitales españolas, cerca de un millar de manifestantes se echaron la calle contra los recortes y para reclamar la convocatoria de una huelga general.
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