![Dos minutos para recoger toda una vida](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/pre2017/multimedia/murcia/prensa/noticias/201105/26/fotos/7228998--253x280.jpg)
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A. S.
Jueves, 26 de mayo 2011, 12:12
«He conseguido meter una vida entera, treinta años, en tres bolsas y en dos minutos», contaba con tristeza ayer Manuel García, vecino de la calle Herrerías. No podía evitar las lágrimas, que se secaba rápidamente con la mano para que pasaran lo más desapercibidas posible a sus hijos, Manuel y María, que se abrazaban con tristeza. Su historia es idéntica a la que viven el resto de sus vecinos. María Isabel Torres, se quedó bloqueada cuando los miembros de la UME le alzaron desde una grúa plataforma hasta su balcón. «Qué me llevo, pensé. No sabía qué coger. Me eché a llorar y las lágrimas no me dejaban ver. Cogí las fotos, algunos recuerdos de mi madre y varios juguetes de mis hijos cuando eran niños. Es duro, muy duro, tener que recoger tu casa, tu vida, en solo unos minutos», relató.
Entre las que no pudieron entrar a su vivienda, María Clemente Pascual. «Lo han hecho mi marido y mi sobrina. Para mí era muy duro tener que entrar por última vez a la que ha sido mi casa durante treinta años». Ha conseguido rescatar fotos, recuerdos de sus hijos y algo de ropa. A pocos metros está su sobrina, a la que le pregunta: «Habéis cogido las fotos de la graduación de María José». Le responde que no, que lo han olvidado. Se calla y las lágrimas humedecen sus ojos.
Hoy está previsto que seis escaleras del edificio de la calle Herrerías, en el barrio de La Viña, conocido como 'zona cero del terremoto' sean demolidas. María será una de las vecinas que presencien el derrumbe. «Yo sí quiero estar. Vendré a la demolición. Quiero tener un recuerdo, aunque sea malo, de mi casa. Quiero verla por última vez, aunque sea hundiéndose».
Jesús Pallarés vivía en el bloque 13, en la segunda planta. «Todavía no he sacado nada, pero ya sé lo que me llevaré, sobre todo, ropa, juegos de cama, recuerdos... a partir de ahí, lo que me dejen, ya que no te dan mucho tiempo para recoger».
Sus padres esperaban detrás de una valla. «Están allí, intentando ayudar a otros vecinos». A pesar de la gran cantidad de vecinos que había en la zona, apenas se oía a nadie. El silencio era casi palpable. La solidaridad entre los residentes en las seis escaleras era impresionante. «Los que tienen furgonetas las han puesto a disposición de los que las necesiten. Se llenan y al momento vuelven vacías», explicó José Antonio García, mientras metía varias bolsas en el vehículo.
Mientras, Juan Pascual González recordaba cuando llegó al bloque. «Lo estrenamos mi mujer y yo cuando nos casamos, hace 30 años». De él, ha podido recuperar ropa y pequeños enseres. «He entrado y he vaciado cajones enteros en bolsas. Todo muy rápido, porque nos han dado apenas unos minutos. He cogido alguna olla, las escrituras, fotografías... y un ordenador que he sacado a escondidas en una manta para que nadie se diese cuenta, porque no dejan sacar nada de peso».
Algunos vecinos contaban que en las últimas noches han entrado a escondidas. «Sacamos la televisión y hasta la nevera. Con los nervios no nos dimos cuenta y cogimos una lavadora que no funcionaba desde hacía casi un año», relató Carmen Rodríguez. Su madre, añadió que «nos encontramos con algunos vecinos que también estaban sacando sus cosas».
Esta mañana está previsto que comiencen los trabajos de demolición de seis escaleras del bloque de viviendas de la calle Herrerías. Las máquinas podrían comenzar el derrumbe a primera hora.
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