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ANDRÉS EGEA
Sábado, 2 de abril 2011, 14:09
El CB Murcia logró imponerse a un correoso rival, que a pesar de tener menos presupuesto, menos jugadores y menos calidad, no bajó nunca los brazos y creyó en que la sorpresa sería posible, menos en los últimos instantes. Los navarros del Grupo Iruña defendieron con todo, en toda la pista y hasta cuando se sabían derrotados. Sin duda un ejemplo de tesón en la LEB Oro, que no pudo con uno de los dos claros candidatos al ascenso.
Dormidos comenzaron el partido los jugadores del CB Murcia hasta que vieron que el Grupo Iruña iba muy enserio y tuvieron que despertar para no complicarse seriamente el encuentro. La defensa asfixiante de los visitantes hacía casi imposible un ataque en condiciones de los locales, mientras que los 'bajitos' destrozaban el aro. Umeh se fue al banco con dos faltas y Óscar González perdió un balón en ataque. Los navarros se fueron 10-16 en el marcador y esto espoleó a los de Luis Guil, que con un parcial de 8-0 neutralizaron la ventaja. Los dos triples de Óscar fueron cruciales. La máquina comenzó a funcionar como debía, con 16 puntos en apenas 3:30 (26-20).
En el segundo cuarto, el CB Murcia cedió el rebote y permitió muchas segundos tiros que su rival no aprovechó. Sin embargo el ritmo defensivo no decayó, y sin faltas, y lo que le salvó de que el Grupo Iruña pudiera acercarse con peligro en el marcador. Es más, los locales llegaron a marcar una máxima diferencia de trece puntos tras dos robos de balón y un Pedro Robles muy certero (40-27). La mayor profundidad de banquillo de los locales, y que la pájara inicial sólo había durado siete minutos evitó que la tragedia sobrevolara la pista. También en este segundo cuarto se vieron los minutos más desconcertantes del partido, con fallos ingenuos en los dos equipos, aunque en mayor número del CB Murcia, que sólo anotó dos puntos en los últimos cuatro minutos (40-32).
El Grupo Iruña arrancó fuerte en defensa tras el descanso y daba la sensación de que volvería a dar mucha guerra, pero dos triples de Pedro Rivero devolvieron la máxima ventaja hasta ese momento (48-35) y con ellos la aparente tranquilidad. La resistencia física de los pamplonicas, que habían realizado un gran desgaste en la primera mitad, parecía escasear y el CB Murcia jugaba a placer incrementando la diferencia hasta los diecisiete puntos (52-35). Pero cualquier relajación era aprovechada por los navarros, que pese a su inferioridad, mantenían el tipo sin darse por perdidos en ningún momento (56-48). El encuentro se había convertido en un tira y afloja, pero en cuanto cundía el pánico, los hombres de Luis Guil reaccionaban para no complicarse la victoria (61-48).
Ya en el último cuarto el encuentro entró en una fase de intercambio de canastas en el que Faverani se puso las botas. El Grupo Iruña bajó sus prestaciones físicas y su entrenador tuvo que pedir un tiempo muerto para frenar al rival y darle oxígeno a los suyos. Una vez más, era cuestión de saber por cuanto ganaría el CB Murcia en esta ocasión. Rendidos ante la superioridad de Faverani, los aficionados le vitorearon y despidieron cuando Guil lo sentó para que recibiera su merecido homenaje de la grada. Por cierto los aficionados enloquecieron con las noticias que llegaban desde Santa Cruz de Tenerife, ya que el líder estaba cayendo al descanso por más de diez puntos de ventaja.
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