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S. MENDOZA
Sábado, 26 de marzo 2011, 14:03
El riguroso silencio y el contenido entusiasmo de los nuevos directivos de la Cofradía Marraja fueron los protagonistas del Miserere, solemne acto litúrgico en el que los hermanos morados adoran a su titular, Nuestro Padre Jesús Nazareno. El rezo del Salmo 50 congregó ayer en la iglesia castrense de Santo Domingo a centenares de procesionistas.
El acto penitencial comenzó en absoluto silencio, con el único sonido de los hachotes con velas que portaron los hermanos de todas las cofradías en la procesión claustral, encabezada por el estandarte marrajo. Éste fue llevado por los secretarios generales de las hermandades California, del Resucitado y del Socorro.
En su homilía, el capellán marrajo, Francisco Montesinos Pérez-Chirinos, pidió a los procesionistas que «arrinconen las palabras que llevan al odio, a criticar con mala intención y a mentir». El sacerdote recordó que «el verdadero protagonista de las procesiones es Cristo, muerto y resucitado». «La sociedad y la juventud no se enteran de qué es la Semana Santa, porque en las cofradías se mezclan los intereses de Dios con los nuestros», dijo.
Montesinos recordó que «el perdón es la asignatura pendiente de las familias, de la sociedad y de las cofradías», por eso esperó que «surja el deseo de reconocer los errores y el propósito de cambiar». También hizo hincapié en la responsabilidad de las hermandades: «No tenemos en cuenta qué es lo que paseamos por las calles. Los cuatro capellanes confiamos en vosotros y en vuestra responsabilidad de llevar el peso de la religiosidad popular».
Tras su sermón, el capellán marrajo entonó el rezo del Miserere, que fue cantado por la masa coral Tomás Luis de Victoria, que retomó la versión de Orlando di Lasso, que no se oía en el templo de Santo Domingo desde 2008.
Como es tradicional, sonaron otras dos piezas musicales: 'El coro de peregrinos' de la ópera Tannhauser, durante la procesión claustral de inicio, y la marcha Nuestro Padre Jesús, para finalizar.
El romero simbólico
Antes de que el estandarte volviera a la capilla marraja, Francisco Montesinos bendijo el romero para la agrupación del Nazareno, que presentó su presidente Pedro Sixto Martínez. Las ramas benditas se repartirán en las procesiones del Viernes Santo, junto a una postal con la imagen del titular de la cofradía. «No se bendice todo el romero que se dará con los desfiles, tan sólo un poco que va en una bandeja y después se reparte entre los asistentes al Miserere. Es algo simbólico», explicó horas antes del acto el hermano mayor, Domingo Bastida.
La celebración del Miserere reunió en Santo Domingo a centenares de personas, entre ellas autoridades civiles, académicas y militares, ubicadas en las primeras filas del templo. Entre los asistentes estuvieron la alcaldesa, Pilar Barreiro; el almirante, Emilio Nieto Manso; y el presidente de la Asamblea Regional, Francisco Celdrán.
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