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ARTÍCULOS

Los médicos, ¿al final de la encrucijada?

RODOLFO CASTILLO WANDOSSELL

Sábado, 12 de febrero 2011, 02:13

Disponemos los ciudadanos de nuestra Región de un sistema sanitario de altísima calidad. Como en el resto de España. En otras parcelas, lamentablemente, no estamos tan considerados. Quizás no seamos conscientes de ello porque la solidaridad, la gratuidad y la extensísima cartera de servicios nos haga tener una memoria frágil. Los ciudadanos de otros países de nuestro entorno, con economías más potentes que la nuestra, sí están al tanto del asunto. Acuden a nuestros centros a que se les resuelva de forma rápida y eficiente sus problemas de salud. Quienes han necesitado asistencia sanitaria en el extranjero seguro que han añorado la calidad humana y científica de nuestros facultativos, aparte del desembolso económico previo a cualquier otra cuestión. Resumiendo: médicos y pacientes nos respetamos, nos necesitamos y, para nuestro colectivo, son la única razón de existir.

Las características de nuestro trabajo nos hace específicos. No privilegiados, simplemente distintos. No trabajamos en una cadena de montaje que se pueda parar con el toque de una sirena. Tratamos con personas, normalmente angustiadas, a las que tenemos que dar solución o paliar un problema de "su salud". Para poder hacerlo nos preparamos durante muchísimos años. Yo diría que permanentemente, con formación, actualización e información constante... y aun así nos equivocamos. Con estas premisas, es fácil comprender que no es un trabajo cualquiera, porque el compromiso con nuestro enfermo es total y la responsabilidad que la sociedad nos otorga la asumimos con orgullo.

Como colectivo asalariado que somos en su inmensa mayoría, disponemos de condiciones laborales y retributivas que, como en cualquier empresa, deben de ser acordes con nuestra cualificación y responsabilidad. Sin embargo, el ejercicio de nuestros derechos es muy difícil de llevar a la práctica. El argumento es sencillo: trabajamos con la angustia ajena y no podemos dejar desasistido a nuestro paciente. Cuando se toman medidas de ajuste aunque dolorosas -todos tenemos familia y obligaciones y somos trabajadores, no lo olvidemos- las asumimos. Lo que nos cuesta entender es la desproporcionalidad.

¿Qué ocurre cuando se plantea un conflicto que, a todas luces nos parecía justo, por lo injusto de las medidas? Difícil cuadratura del círculo. Nuestras normas deontológicas y la responsabilidad nos impide presionar al "empresario", porque a la postre castigamos al paciente. No sabemos diagnosticar mal de manera intencionada. Es impensable que no apliquemos las medidas terapéuticas que consideremos oportunas, que dejemos de operar a un paciente que lo precisa, o que empleemos pruebas complementarias que no sean necesarias o incluso perjudiciales. Queremos trabajar bien y vamos a trabajar bien. La excelencia es nuestro objetivo

¿Qué ocurre con la huelga, derecho contemplado en nuestra Constitución? Sencillamente no nos gusta. Aún con servicios mínimos, con toda la atención prioritaria asegurada. Para nosotros era el recurso menos deseado. Un médico en huelga no es una figura que nos resulte agradable ni que nos haga sentir orgullo. Pero… ¿cómo creen ustedes, amables lectores, que los médicos podemos resolver nuestros conflictos? ¿Son siempre efectivos el dialogo y la negociación? ¿Hasta dónde se puede ceder y….quién debe ceder? ¿Se ha equivocado esta administración con la promulgación de esta Ley de Medidas Extraordinarias? Afortunadamente la huelga se ha desconvocado.

Desde el Colegio de Médicos que me honro en presidir, hemos apostado por la mediación, el diálogo y la negociación. Agotando todas las posibilidades. Hasta el último minuto. Existía el compromiso explícito del Gobierno Regional y de su presidente. Confiábamos en su palabra porque nunca faltó a ella con esta institución y no había razones objetivas para que en este caso fuera diferente.

Ante el principio de acuerdo que se ha alcanzado, hemos instado a nuestros representantes en la negociación a que hicieran valer ese compromiso con firmeza y contundencia, pero con el señorío que hemos demostrado hasta la fecha. Los médicos nos apretaremos el cinturón como cualquier otro funcionario, pero en la proporción que nos corresponda y sin dejar de trabajar como mandan los cánones. Proporcionando a nuestros pacientes toda la atención y calidad que precisan. Con estas premisas, y con la tranquilidad que proporciona la desconvocatoria del conflicto, sentimos la necesidad de felicitarnos porque, aunque nos asistía el derecho constitucional a la huelga, no lo merecían ni los ciudadanos, ni los médicos, ni nuestra querida Región.

es presidente del Colegio de Médicos de la Región de Murcia

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