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Jardín marino. Pradera de posidonia oceánica, un tipo de alga que sólo se desarrolla en el mediterráneo, entre uno y treinta metros de profundidad. :: CARLOS M. DUARTE
Medio Ambiente blinda la posidonia
CIENCIA

Medio Ambiente blinda la posidonia

El Ministerio incluye en el Catálogo de Especies Amenazadas esta planta acuática, que tiene en el litoral de la Región algunas de sus mejores poblaciones

MIGUEL ÁNGEL RUIZ maruiz@laverdad.es En Twitter: @maruizlv

Sábado, 5 de febrero 2011, 11:51

La posidonia, ni tocarla. Esta es una de las conclusiones del flamante Catálogo Español de Especies Amenazadas, cuyo Real Decreto aprobó ayer el Consejo de Ministros, y que incluye por primera vez las praderas de posidonia oceánica, que tienen en el litoral de la Región algunas de sus mejores poblaciones de todo el Mediterráneo. La decisión de incluir estas algas y cinco tipos de tiburones y rayas fue ayer muy aplaudida por las organizaciones ecologistas, como Oceana y WWF, que habían demandado al Gobierno una mayor sensibilidad por las especies marinas. De hecho, ni posidonia ni escualos formaban parte del borrador que el Ministerio dio a conocer en septiembre.

La posidonia oceánica es un indicador infalible de la calidad ambiental: donde hay grandes praderas de este tipo de planta fanerógama endémica del Mediterráneo hay un litoral saludable; cuando la posidonia retrocede, malo. Esta cubierta vegetal del fondo marino, que se desarrolla hasta una profundidad máxima de 30 metros, cumple con una importante función ecológica, ya que ayuda a reducir las emisiones de CO2, y además contribuye a proteger de la erosión la línea de costa. Es muy parecida a las plantas terrestres -tiene raíces, tallo y hojas, florece en otoño y da sus frutos en primavera, las 'olivas de mar'- y ofrece cobijo a peces, crustáceos y otros vegetales, que encuentran alimento y protección en sus extensas praderas.

El litoral de la Región cuenta con grandes extensiones de posidonia oceánica frente a La Manga y Calblanque, donde se localizan dos praderas espectaculares. También hay manchas muy bien conservadas en las bahías de Cartagena, Mazarrón y Águilas; en este municipio se extienden grandes praderas frente a la Marina de Cope, donde la Comunidad Autónoma impulsa la construcción del «mayor complejo turístico del Mediterráneo» -según su propio eslogan- en los terrenos que recalificó dentro del parque regional Cabo de Cope-Calnegre.

En torno a Baleares también se localizan buenas extensiones de posidonia oceánica, un tipo de planta acuática que no se encuentra entre Granada y el Estrecho de Gibraltar, y de cuya importancia ya alertó la Organización de Naciones Unidas (ONU) hace dos años.

Planes de conservación

La inclusión de la posidonia en el listado de seres vivos cuya protección es una prioridad para la Administración obliga a la Comunidad Autónoma a mirar con lupa cualquier actuación en el litoral que pueda condicionar la conservación de esta delicada cubierta vegetal, pues a partir de ahora está obligada a establecer planes de gestión y conservación. El director general de Patrimonio Natural y Biodiversidad, Pablo Fernández, opinó ayer que la decisión del Gobierno «ratifica el trabajo que estamos haciendo en Murcia en la regeneración de playas, ya que incluso hemos llevado a cabo campañas para que no se toquen y la posidonia no se vea así afectada».

El director de la Asociación de Naturalistas del Sureste (Anse), Pedro García, alaba la inclusión de la posidonia oceánica en el Catálogo de Especies Amenazadas, aunque considera que llega «demasiado tarde»; de todos modos, valora el «cambio de actitud» del Ministerio. «Lo razonable sería que la Comunidad Autónoma actualizara la cartografía y aprobara planes de gestión» para las praderas, o algares, como llaman los pescadores a estas formaciones vegetales.

En cuanto a las cinco especies de tiburones y rayas -martillo, zorro, blanco y peregrino y manta raya-, sobre las cuales pesa desde ahora la prohibición expresa de que se pesquen, García señala que hace mucho tiempo que los arrastreros de la Región no sacan ni zorro ni martillo -cornúa, este último, en el argot marinero-. El último tiburón zorro capturado del que tiene constancia Pedro García es un ejemplar pescado en 2009 en la almadraba de La Azohía.

Un repaso a la lista de especies en la cuerda floja hace que nos encontremos con decenas de animales y plantas que viven en la Región. En peligro de extinción sólo hay tres: el fartet, el sapo partero bético y la malvasía cabeciblanca.

El fartet es un pez diminuto que vive en la cuenca mediterránea, donde sólo se conservan una decena de poblaciones en ríos y humedales costeros. La vega media del Segura, el río Chícamo (Abanilla) y los aguazales del entorno del Mar Menor son los lugares donde aún subsisten en la Región. La Asociación Columbares, la Universidad de Murcia y la Obra Social de Caja Madrid desarrollan en estos momentos un proyecto para que no se pierda la población de fartet del Chícamo.

El sapo partero bético es también un endemismo mediterráneo que se localiza en Andalucía, Albacete y Murcia. En la Región vive en las sierras más elevadas y solitarias de Caravaca de la Cruz y Moratalla, y recientemente ha sido localizado por la Asociación Herpetológica Murciana en Sierra Espuña, donde la Dirección General de Patrimonio Natural está restaurando charcas para favorecer su expansión.

La malvasía cabeciblanca es quizá la anátida más amenazada del mundo: en todo el planeta no viven más de 10.000 ejemplares, y los 2.000 que crían en Europa están todos en España. En la Región han encontrado cobijo en las lagunas de las depuradoras de Molina de Segura, Mazarrón y Alhama. Precisamente, el consejero de Agricultura presentó el pasado miércoles en Campotéjar (Molina) el proyecto Life para la conservación de esta especie, con un presupuesto de algo más de un millón de euros, financiado en un 75% por la Unión Europea.

En la categoría de especie vulnerable se encuentran algunos de los iconos de la fauna regional, como la tortuga mora, el águila perdicera y el caballito de mar. También, las siete especies de cetáceos que frecuentan el litoral de la Comunidad Autónoma: cachalote, rorcual, calderón común, calderón gris, delfín común, delfín listado y delfín mular.

En el catálogo encuentran protección seres vivos que estamos acostumbrados a ver con relativa frecuencia, pero cuyas poblaciones es fundamental conservar en buen estado por su importante función ecológica: es el caso de los murciélagos, que ayudan a mantener a raya las plagas de insectos, y de los cuales nada menos que treinta especies aparecen en el listado, algunos de ellos con presencia en la Región.

Entre las aves de pequeño tamaño que viven en los espacios naturales murcianos, el catálogo cita, entre otras muchas, la totovía, la lavandera, el petirrojo, el carbonero común, el camachuelo trompetero, el alcaudón común, la abubilla, el abejaruco, los vencejos y el mirlo acuático, que vuelve a criar en el río Alhárabe (Moratalla) después de catorce años desaparecido del Noroeste.

El Real Decreto que regula el Catálogo de Especies Amenazadas incluye importantes novedades, como la creación de un comité científico que establecerá qué especies deben ser protegidas y cuáles no, decisión que hasta ahora ha tomado la Administración.

El documento aprobado por el Consejo de Ministros ve la luz después de más de cinco años de negociación - el último listado de especies data de 2006- para alcanzar «un alto grado de consenso» con las comunidades, sectores interesados, asociaciones ecologistas y organizaciones científicas y profesionales, según explicó ayer el director de Medio Natural del Ministerio de Medio Ambiente, José Jiménez.

Iniciativa popular

Otro aspecto inédito en este tipo de actuaciones administrativas es que se contempla la iniciativa ciudadana, para que los particulares puedan proponer la inclusión, exclusión o modificación de categoría de una especie del listado, algo que lógicamente será sometido al dictamen del comité de expertos.

El texto ratificado ayer, que aún no es definitivo -serán los científicos quienes determinen la relación final una vez se cree el comité-, incluye 898 especies amenazadas, que a su vez se distinguen entre vulnerables y en peligro de extinción. El listado incorpora 288 nuevas especies protegidas por directivas europeas suscritas por España, e incrementa de categoría de protección 39 especies que ya estaban en el anterior catálogo.

La mera presencia de una especie en el catálogo obliga a desarrollar un plan de gestión y conservación, y las comunidades autónomas podrán aumentar el grado de protección de las especies, pero en ningún caso rebajarlo.

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