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Julián Mollejo
Domingo, 23 de enero 2011, 17:45
«Quiero que salga algo bueno de esto y voy a impulsar una plataforma que se llame Cultura y Libertad, que sea un ámbito de tolerancia»
Murcia. Su hijo pequeño, cuando ve el tono amarillento y violáceo del hematoma que aún le queda en el rostro y el derrame granate del ojo, le pregunta si es que se ha pintado la cara. «Por suerte éste no se ha enterado de nada», comenta el consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, una semana después de la salvaje agresión que sufrió a las puertas de su casa, la misma en cuyo salón recibe a 'La Verdad' para esta entrevista. Trata de recuperar la normalidad poco a poco, aunque todavía no ha podido leer nada. Esta tarde irá al fútbol en la Nueva Condomina, donde será homenajeado, y mañana piensa incorporarse a su despacho en la Consejería. Se encuentra sereno, aunque aún profundamente afectado, y pone especial interés en lanzar mensajes de paz y unidad, como la Plataforma Cultura y Libertad que pretende poner en marcha porque «quiero que salga algo bueno de todo esto».
- Una semana después de la agresión, ¿ha vuelto a leer y escribir o le cuesta concentrarse? ¿Le está costando retomar la rutina?
- Me cuesta concentrarme. He pasado toda la semana hablando con los amigos, que me sirve de terapia. Leer no he podido nada, ni siquiera la prensa, ni tampoco veo la televisión. Quiero recuperar la normalidad y ver si poco a poco vamos saliendo. Es como si todas tus experiencias y emociones las hubieras perdido; no existe nada más allá del sábado. Es como estar siempre dentro del mismo tema. Recuperar mi vida es lo más urgente ahora para mí.
- ¿Ha cambiado su concepción de la sociedad, del ser humano?
- No, aunque ahora las cosas las tienes más claras. Mi percepción de la sociedad no cambia y tengo aún más ganas de trabajar por ella. Mi percepción de la cultura se acrecienta, porque creo que es la única solución y alternativa a la barbarie y al aire viciado que estamos viviendo y que puede ser un punto de entendimiento. Por eso vamos a impulsar una plataforma que se va a llamar Cultura y Libertad, de ámbito nacional y que abarque a personas de toda índole, ideología y partidos. César Antonio Molina me dijo cuando era ministro de Cultura que la gente de la cultura tenemos la capacidad de entendernos por encima de opciones políticas. Siempre he intentado aplicar eso y creo que ahora más que nunca es necesario.
- Desde el sábado pasado, en que sufrió la agresión, ¿cuántas veces se ha preguntado 'qué he hecho yo para merecer esto'?
- Muchísimas y creo que no tiene respuesta. El miércoles, tres días antes de la agresión, al concluir la última clase de grado con mis alumnos de primero de Bellas Artes, que nunca más voy a ver en la carrera, acabaron con una ovación cerrada. Tres días después me parten la cara. Mis acciones podrán gustar más o menos, pero nunca me he metido con nadie. En ese sentido, soy un político atípico, y si por algo he podido pecar, porque en mi partido me lo han dicho, es por no dar más caña a la oposición, pero nunca he tenido una mala palabra con nadie del PSOE ni de IU. Jamás he respondido a ningún ataque político. He sido una persona prudente y conciliadora y tengo una gran relación con la izquierda, porque la mayor parte de mis amigos, casualmente, son de izquierdas.
- Y siendo, según usted dice, una persona moderada, ¿qué opina de la bola de nieve política creada a raíz de la agresión y que, en lugar de unir a todos los que la han condenado, lo que ha generado es más controversia y más desunión?
- Si en algo se valora mi persona y lo que estoy sufriendo, lo único que pediría es que en esta región tienen que venir la paz y el entendimiento. Esto no puede seguir así. No se puede consentir que el consejero de Cultura lleve escolta. Es una abominación. Debemos cortar este clima insalubre, porque tenemos una región por la que hay mucho que hacer. El político, quizá sea demasiado ingenuo y utópico, pero no lo entiendo de otra manera, tiene una gran responsabilidad y debe cuidar las palabras y las acciones, porque tienen una repercusión social tremenda. Ahora, más que nunca, hace falta ese clima de entendimiento. Nunca he odiado a nadie, y hay personas que me han estado insultando sistemáticamente que me caen bien, no puedo evitarlo. Nunca he sido rencoroso ni revanchista, y lo que quiero es utilizar la cultura para aglutinar el mayor número de sensibilidades posibles, desde la diferencia. Concibo la democracia no como el derecho a la igualdad, sino como el derecho de cada persona a ser diferente.
- Dice que no ha leído los periódicos, pero estará al tanto de lo que se ha dicho, y su propio partido también ha contribuido a que se fuera haciendo mayor la bola y creciera la controversia al señalar a la izquierda como corresponsable o inductora del asalto.
- Se habrán cometido aciertos y errores, pero llegado a un punto en el que todos estamos de acuerdo, hay que partir de cero y empezar a construir. Lo que está claro es que había un ambiente de linchamiento hacia el consejero de Cultura por las razones que fueran y que se han utilizado mentiras sistemáticas, conscientemente. Eso había que denunciarlo. Es imposible repartir las culpas con exactitud, pero ha habido una corresponsabilidad grande. No vayamos a decir ahora que me he caído en la ducha. Esto ha ocurrido por una razón...
- ¿Pero tiene la certeza absoluta de que lo que ha sufrido es consecuencia directa de todo lo que se ha dicho sobre usted?
- El nombre y apellido de la persona que me ha golpeado no lo sé. Lo que sé es que tres veces antes de golpearme me dijeron 'consejero, hijo de puta, sobrinísimo', que aluden a un cargo y a un término que de manera peyorativa durante mucho tiempo han estado diciendo de mí. Estoy convencido de que ninguna de las personas que me ha dicho eso y ha hecho demagogia sobre mí quisiera verme en este estado. Pero todas esas personas, consciente o inconscientemente, han contribuido a crear un clima que llega un momento en que es incontrolable. El lenguaje construye la realidad. Ni el PSOE, ni IU, ni los sindicatos son responsables de que me hayan dado un puñetazo, pero han contribuido a que este clima de suciedad exista. Ahora lo único que hay que hacer es reconstruir la sociedad y la Región; que se permita la crítica y el conflicto, pero dentro de unos cauces racionales.
- El secretario general del PSRM-PSOE, Pedro Saura, declaró que la agresión fue «probablemente privada», es decir, sin ninguna connotación política.
- Una persona que dice eso se muestra por sus propias palabras y creo que no merece estar en política. No quiero decir nada más.
- ¿Usted ha pasado revista a los posibles móviles y ha descartado cualquier posibilidad de que se deba a alguien resentido por una promesa incumplida, un contrato impagado o algo por el estilo?
- Evidentemente.
- ¿Qué es lo que más le ha dolido de todo lo que se ha dicho esta semana? ¿Quizás las palabras de José Bono de que hubiera preferido la agresión a las calumnias?
- Eso no. Me duele muchísimo, me espanta como ser humano, que después de lo ocurrido todavía haya gente que siga intentanto ensuciar, echar mierda. ¿No nos hemos dado cuenta de que eso es lo que ha conducido a esto y de que lo que necesitamos es todo lo contrario? Me sobrepasa y me indigna el hecho de que ahora sea un objeto de feria, un 'friki' por el que todo el mundo se interesa. Lo único que quiero es que se me valore por mi trabajo. No quiero que se me tenga lástima ni que se me vea como un objeto extraño; si se me tiene que criticar que se me critique, pero con respeto.
- ¿Se ha llegado a plantear si merece la pena dedicarse a la política?
- En este tipo de política en el que todo vale, en el que parece que todo es relativo y que todo se justifica con la frase 'la política es así' no merece la pena seguir. Pero la idea que yo tengo de la política como un ámbito para la acción y para transformar la sociedad, sí que merece la pena. No son las condiciones que se dan ahora, pero hay que luchar por ello. Hemos puesto en marcha un proyecto cultural con el que hay una gran mayoría de ciudadanos que está contenta y orgullosa de su región. Sería una enorme irresponsabilidad bajarse ahora del tren.
- Pero entiende que haya gente a la que no guste lo que está haciendo y que eso no signifique que haya una campaña contra usted.
- Por supuesto. El peor daño que se me podría hacer a partir de ahora sería que me trataran como un objeto lisiado y una especie de mártir que introducen en una burbuja de cristal. Siempre he trabajado por crear un ámbito cultural y de debate en el que todo el mundo pudiera decir lo que pensara. Se me tiene que criticar porque hay que criticar y estar en conflicto con lo que hacemos, y porque cualquier idea que pretende transformar la sociedad si genera consenso es que es fascismo o es mala. Pero esa crítica se debe despojar de demagogia y del apriorismo 'todo lo que haces es malo porque es tuyo'.
- Es complicado sacar algo positivo de lo que a usted le ha ocurrido, pero, ¿lo daría por bien empleado si a partir de ahora cambiara el qué?
- Claro que se pueden sacar cosas positivas. Por ejemplo, que aprendamos que se ha traspasado un umbral que no se puede volver a repetir. De que por encima de la política, los intereses, las envidias y la demagogia está la cultura, y de que puede haber otra forma de hacer política mejor. Por eso queremos poner en marcha la plataforma Cultura y Libertad, porque quiero que algo bueno salga de esto, y con el único objetivo de defender la cultura como ámbito de tolerancia y libertad. No soy ningún visionario ni ningún Gandhi, siempre he sido igual. Cuando llegué a la Consejería, a la primera persona que llamé para reunirme fue al presidente del Foro Ciudadano, Patricio Hernández, porque quería pactar con él. También llamé al portavoz de IU y a la portavoz del PSOE para hacer un pacto por la cultura, pero nadie quiso entrar. Líderes del PSOE en privado me han dicho que estaban de acuerdo con muchas cosas que hacía.
- ¿Quién?
- La propia Begoña García Retegui me lo dijo hace poco. Y gente del PSOE en la Asamblea me ha dicho que es fan de mi política cultural.
- Disculpe, pero también hay dirigentes del PP que en privado critican su política.
- También, de acuerdo. Pero no podemos pasar de un extremo a otro. No pido que el PSOE elogie la política cultural del Gobierno regional, pero que tampoco digan que tengo la culpa de la crisis. Yo no estoy en contra de todo lo que piensa el PSOE e IU. Sería una necedad. Hay ideas que son comunes y razonables.
- ¿Teme que le quede alguna secuela física o psicológica?
- Por suerte caí en manos de un maestro, el cirujano Juan Antonio Ramírez, que me ha hecho una pequeña obra arquitectónica por dentro y por fuera. Aprovechó un pliegue del ojo para que la cicatriz, cuando se seque, apenas se note. Espero que secuela física no me quede ninguna. Sí que es verdad que estuve a punto de perder el ojo. Si el golpe me lo dan dos centímetros más arriba me habría quedado ciego. Así me lo han dicho los médicos. Y secuela psicológica espero que tampoco. A pesar de que esté pasando momentos malos, creo que soy una persona fuerte, tengo muchísimos apoyos y una ilusión por trabajar tremenda. Lo mejor está por venir.
- ¿Cómo lleva lo de la escolta?
- Es lo más difícil de sobrellevar. Un profesor universitario con escolta. Es tremendo. Cada vez que lo pienso me vengo un poco abajo.
- ¿Qué le diría, si tuviera oportunidad, al joven que ha estado tres días detenido y que al final salió en libertad sin cargos?
- Lo que yo le diría forma parte de la privacidad y del secreto de sumario. Lo que sí que le pediría a todas aquellas personas que tienen responsabilidad sobre la Justicia y la seguridad de las personas es que sean más responsables, porque hay personas que están sufriendo, y que se comporten con la honestidad necesaria. Esto no es ningún juego, está más allá de la política.
- Lo dice por las declaraciones del ministro del Interior...
- No quiero decir más. No quiero citar a nadie. Se ha demostrado que esto es consecuencia de que las palabras y el diálogo han sido derrotados por otras cosas y a partir de ahora quiero que preponderen las palabras, el diálogo y nada más. No quiero más reyertas políticas.
- Ha comentado en otras entrevistas que le venían siguiendo, que le insultaron y que le abordaron cuando trataba de entrar a su casa. ¿Recibió muchos golpes o fueron pocos pero precisos? ¿Sabían donde pegaban?
- Efectivamente. Lo sabían. No consiguieron tirarme al suelo. Si lo consiguen, no sé lo que habría pasado. Mientras que me golpeaban, el móvil cayó al suelo, y yo me aparté un poco...
- ¿No intentó defenderse?
- No pude. Me di la vuelta y me encontré un puño. Es la parálisis del terror. Yo no soy policía ni tengo entrenamiento militar. No estás preparado para ese momento. Te quedas congelado, paralizado.
- ¿Fue andando hasta el hospital?
- Primero fui hasta la Comisaría de Policía. Estuve unos veinte minutos y no salió nadie.
- ¿No llegó a poner la denuncia porque nadie salió a atenderle en la Comisaría?
- Sí, pero la Policía se está portando muy bien, aunque en ese momento no sé qué fallaría. Cuando iba al hospital se fue sumando gente. Lo que todo el mundo dice es que nunca me quejé. Mi máxima preocupación antes de entrar en el hospital era el circo que se iba a montar, porque era ya lo único que me faltaba.
- Con respecto a ese circo al que se refiere, ¿usted ha hablado con el presidente del Gobierno regional para tratar de sosegar un poco los ánimos?
- He hablado muchas veces con el presidente y él es consciente de lo que hay que hacer y no hay que decirle nada.
- Lo digo porque el presidente realizó unas declaraciones poco después de la agresión señalando directamente a la izquierda...
- Los hechos son los que son. Nadie puede negar el clima de linchamiento que había contra mí...
- Sí, pero cabe la posibilidad de que fueran dos violentos, desequilibrados y sociópatas que le reconocen por la calle y deciden darle un paliza.
- Es posible. Pero podían haberse encontrado con otra persona y no haber hecho nada porque no se había puesto tanto énfasis sobre ella. Esas personas me agreden porque reconocen al sobrinísimo, al despilfarrador, al causante de la crisis, que es lo que de mí se ha dicho. Eso no quiere decir que quien ha dicho todas esas cosas sea mi agresor, y me indignaría que alguien lo dijera.
- Vayamos a otros asuntos. El proyecto de Paramount que se iba a mostrar en Fitur y se aplazó a causa de su agresión, ¿cuándo piensa presentarlo en público?
- En los próximos días. No hay una fecha prevista. Quiero agradecer que, por deferencia hacia mí, las buenas noticias me dejen compartirlas. Paramount va a tener noticias inmensas de aquí a dos meses. Se van a dar pasos cualitativos hacia delante muy importantes.
- Deduzco que se puede referir a que el proyecto ya está y que además también hay inversores.
- Bueno, no puedo decir nada más. Sólo que esto es un puzzle en el que todas las piezas se están colocando muy bien, y que si alguien tenía alguna duda sobre la viabilidad de Paramount pronto las va a perder.
- Con respecto a la Fórmula 1. ¿Se ha pagado algo o no a la escudería de José Ramón Carabante? ¿No existe un convenio firmado por ustedes que recoge el pago de una cantidad por la publicidad que llevan los coches?
- Ese convenio no existe. El acuerdo era que si José Ramón Carabante instalaba una fábrica de complementos de coches de Fórmula 1 y se desarrollaba el proyecto industrial se firmaría un convenio de publicidad con la Comunidad. Pero ese convenio no existe. Se ha mandado la información a la Asamblea Regional, lo he aclarado una y otra vez en rueda de prensa, y todavía hay gente que días antes de la agresión escribió que habíamos despilfarrado el dinero en la Fórmula 1.
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