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ARTÍCULOS

La difusión de la ciencia y la tecnología desde las tecnópolis

ÁNGEL FERRÁNDEZ IZQUIERDO

Miércoles, 27 de octubre 2010, 03:24

Manuel Castells y Peter Hall, en su libro 'Las Tecnópolis del mundo: la formación de los complejos industriales del siglo XXI', utilizan el término tecnópolis para describir una zona empresarial donde se concentran industrias de alta tecnología estrechamente vinculadas con centros de investigación y desarrollo y en las que trabaja un personal altamente especializado. En España son los parques científicos y tecnológicos los que quieren apropiarse del término.

La APTE (Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España), con 47 socios (los dos murcianos entre ellos) y 33 afiliados, preocupada por el acercamiento ciudadano al mundo de la ciencia, la tecnología y la innovación, ha publicado 'Los sistemas de divulgación de la ciencia y la tecnología en los Parques Científicos y Tecnológicos Españoles', con objeto de informar qué se hace desde las 20 tecnópolis participantes en el estudio.

En palabras de Steven Pinker «la sociedad apreciaría mucho más los prodigios de la ciencia y la tecnología si más científicos compartieran su entusiasmo con el público y se tomaran en serio el duro trabajo de hacerlo accesible», palabras que toma el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para presentar los objetivos que se persiguen desde su Área de Cultura Científica. Las tecnópolis hacen suya la filosofía del CSIC, tratando de lograr cotas crecientes de implicación y complicidad de la sociedad en la actividad científica, a través de un flujo permanante de información en los dos sentidos: desde los centros de generación de conocimiento hacia el ciudadano, y viceversa. Para ello es crucial encontrar la manera de escuchar a la sociedad, promoviendo contactos en ambas direcciones, fomentando la comprensión y la participación de todos en la empresa científica como fenómeno social.

El CSIC entiende por divulgación científica toda comunicación cuyo fin sea trasladar a un público genérico (ciudadanos o cualesquiera otros actores no especializados en la materia de la que se trate) asuntos que por su naturaleza necesitan ser 'traducidos' y hacerse comprensibles a la sociedad. Con idéntico enfoque, los parques conciben la divulgación científica y tecnológica como toda actividad encaminada a acercar la sociedad al universo de la ciencia, la tecnología, la investigación, el conocimiento y la cultura de la innovación.

La divulgación científica y tecnológica no se puede limitar al lanzamiento de mensajes a gusto del emisor, sino que requiere conocer las necesidades de los destinatarios y la manera de llegar a ellos con la mayor eficacia en función de los fines establecidos. A la vista de las tecnópolis españolas, es fácil adivinar la existencia de marcadas diferencias en sus políticas y estrategias de difusión, pues parques tan consolidados como el Tecnológico de Andalucía (PTA) o el Científico de Barcelona (PCB) gozan de una experiencia que pronto exportarán a los más jóvenes.

Tres son los modelos considerados por la APTE. El modelo social, practicado por el 50% de los parques del análisis, entiende la política de divulgación científica como el conjunto de actuaciones destinadas a acercar a un público no especializado al universo de la ciencia, la tecnología, la investigación, la innovación o cualquier otro aspecto relacionado con estos asuntos. En este sentido, la acción divulgativa no se realiza con fines promocionales ni por cuestiones de imagen, sino por la consideración de que la transmisión de ciertos conocimientos, ideas o valores son necesarios desde el punto de vista social. Por ejemplo, PTA y PCB.

El modelo interno, seguido por un 20%, es el desarrollado por aquellas tecnópolis que consideran la divulgación científica como instrumento dirigido a agentes de naturaleza especializada, que suelen proceder del ámbito interno del complejo científico y tecnológico. Salvo excepciones, la sociedad no es la destinataria de las actividades. Por ejemplo, el parque Cartuja 93. Los parques que practican el modelo mixto, que son el 30%, dan una generosa amplitud a la divulgación, abarcando todas las actuaciones de naturaleza comunicativa que se desarrollan en una tecnópolis. Ello implica una gran heterogeneidad, tanto en el mensaje como en el destinatario. Por ejemplo, el parque de Ciencias de la Salud de Granada y la Ciudad Politécnica de la Innovación de Valencia.

Finalmente, es importante mencionar que los principales problemas detectados por las tecnópolis en el ámbito de la divulgación son: escasez de financiación y falta de apoyo de las Administraciones Públicas; falta de tiempo y personal para la organización de este tipo de acciones; bajo interés de investigadores y tecnólogos en la divulgación del trabajo que realizan; escasa implicación de empresas y entidades instaladas en la tecnópolis para participar en actuaciones divulgativas; desinterés social por las temáticas relacionadas con el conocimiento científico; débil repercusión social de las actividades organizadas desde la tecnópolis; nula coordinación entre las Administraciones Públicas para fomentar la participación ciudadana en este tipo de iniciativas; y dificultades burocráticas para llegar a las aulas de los centros educativos.

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