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M. JIMÉNEZ
Miércoles, 29 de septiembre 2010, 13:51
«A España se la quiere por desgraciada». Así se refería en Murcia Arturo Pérez-Reverte a su país 24 horas antes de la huelga general. El escritor cartagenero habló ayer en el Aula de Cultura de Cajamurcia de su última novela, 'El asedio', y de las similitudes que tiene el escenario de su novela, ambientada en Cádiz en 1811, con la España actual. Como en cada acto público en el que participa, llenó la sala. Le acompañaban el crítico literario de 'La Verdad', José Belmonte Serrano, y el catedrático de Historia del Derecho Enrique Gacto. Por la mañana ofreció una rueda de prensa en Las Claras de Cajamurcia y asistió en el Café del Arco al homenaje de un grupo de amigos que le mostraron el retrato que colgará, a partir de ahora, en una pared del céntrico establecimiento.
Allí, rodeado de los suyos, declaró que muchos de sus libros suelen ser novelas falsamente históricas con las que intenta reflexionar sobre la situación actual española.
En este caso, 'El Asedio' se sitúa históricamente en la guerra de la Independencia mientras se cocía el caldo que alimentaría a la Constitución de 1812, conocida como la Pepa. El fin de una era que traía consigo un futuro incierto.
'El Asedio' es una novela de aventuras dondese vislumbra un compendio de todas las obras 'revertianas', disfrazada de novela negra por un lado, e histórica por otro, plena de la melancolía española. La novela narra el pulso asombroso de «un mundo que pudo ser y no fue», en palabras del autor. El fin de una época y unos personajes condenados por la Historia, sentenciados a un vida que nunca volvería a ser la misma. Se trata de la novela más extensa del escritor, con más de 600 páginas, y de la que se siente especialmente orgulloso.
«Mis lectores son amigos», aseguró el escritor sobre aquellas personas que siguen su carrera desde que empezara a escribir su primera novela hace veinticuatro años. Sus libros son su biografía, en ellos escribe sobre su vida disfrazándola con historias ficticias.
Poco romántico
El autor de novelas tan conocidas como 'El Club Dumas' o 'La Tabla de Flandes' asegura que aquellos que han leído todos sus libros «conocen perfectamente al dueño de esas líneas», porque hacen referencia a diferentes momentos de su vida. «Me han salido los dientes en el Líbano», responde a aquellos que le preguntan por qué en sus historias no hay besos de amor o por qué la chica no termina en los brazos de su amado. El que fuera corresponsal de guerra asegura que sus vivencias no dan pie a escribir historias románticas -«para eso ya están otras»-, él intenta dar al lector una parte de sí mismo con cada línea que escribe. El secreto para hacer que cada libro sea mejor que el anterior, y que sus lectores sigan encontrando la misma esencia en cada página que narra las historias de 'La piel del tambor' (1995) o 'El asedio' (2010) se debe sobre todo al tiempo que tiene para escribirlas -«soy mi propio jefe»-, por eso no tiene que rendirle cuentas a nadie.
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