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La artista cubana, quinta comensal del PAC, Tania Bruguera, junto al altar mayor presidido por un colosal puño cerrado (un dibujo de los años 20) y una urna de cristal rota de un ladrillazo. :: VICENTE VICENS / AGM
Tania Bruguera: «No soy una provocadora»
Cultura

Tania Bruguera: «No soy una provocadora»

La nueva 'comensal' del PAC coloca un andamio bajo el epígrafe de 'Huelga General' para que los visitantes trabajen pintando las paredes el 29-S Tania Bruguera. Artista cubana

GONTZAL DÍEZ

Jueves, 23 de septiembre 2010, 13:47

En la Bienal de Venecia, en el Pabellón de Murcia, jugó a la ruleta rusa; una performance disparatada con disparo al techo incluido. En la última edición de Arco puso a trabajar a dos operarios en el montaje del letrero de Auschwitz: 'Arbeit Macht Frei' ('El trabajo os hará libres'). En Colombia realizó otra polémica acción con una bandeja de cocaína (entre otros elementos). Nueva comensal del PAC, quinta anfitriona de este banquete artístico, ¡pac, pac, pac, pac, pac! Una mujer no precisamente pro castrista que pinta puños. «Son imágenes que no son de izquierdas ni de derechas», argumenta. En la sala de Verónicas ha colocado un andamio (escenografía del proceso) y ha realizado los bocetos de unos murales en las paredes de la antigua iglesia. Un colosal puño cerrado, engranajes como los de 'Tiempos modernos', obreros mutilados al viejo estilo 'realismo socialista', mansos corderos, una urna de cristal («relicario», dice Tania Bruguera…).

La instalación de esta nueva entrega/mordisco de 'Dominó Caníbal' se llama 'Huelga General'. Tania Bruguera -dialéctica, agitadora, excesiva, incorrecta- se adelanta al 29-S. En realidad, el paro 'artístico' propuesto por Tania Bruguera es una llamada al trabajo (ajeno). Ahora, visitantes y pintores de oficio (colaborarán con los visitantes que soliciten su ayuda) tendrán que faenar y completar los apuntes de la creadora visual cubana; podrán colorear, completar, añadir, transformar o borrar. Se trata de una acción de «escepticismo social». «El trabajo se hace mientras se representa; el elemento sagrado es la participación del público y la mística está en la acción política», argumenta Tania Bruguera.

'Huelga General' es una instalación organizada por la Consejería de Cultura y Turismo, comisariada por el mexicano Cuauhtémoc Medina, y un llamamiento al trabajo el 29-S. Ese día espera que el público acuda a pintar las paredes de Verónicas. «Una polémica con sentido en un momento al que al arte le resulta muy difícil generar asombro», apuntala el consejero de Cultura y Turismo, Pedro Alberto Cruz.

- Después de jugar a la ruleta rusa en Venecia y repartir cocaína en la Universidad de Colombia, ¿esta obra no es un poco light?

- No está terminada todavía. Es un momento de reflexión, es una pieza diferente. No se sabe cómo puede acabar…

- ¿Qué expectati vas tiene, qué espera que ocurra en el escenario que ha propuesto?

- La verdad es que con mis obras nunca tengo expectativas y eso me da una tremenda libertad. Es como estar en un laboratorio químico, mezclas elementos y a veces no pasa nada, otras aparecen colores sorprendentes o reacciones explosivas. Lo cierto es que no creo que una propuesta de este tipo pueda 'llamar a las masas'. No sé qué va a pasar y eso me interesa mucho; la incertidumbre me atrae.

- ¿El arte debe conspirar, provocar, agitar conciencias?

- No siempre. Muchas veces se confunde estrategia con finalidad. La provocación puede ser un medio, nunca un fin. Mi trabajo es una especie de experimento social en el que yo me coloco como observadora de las reacciones de los demás.

- ¿Se considera una provocadora?

- No. Muchas veces hago cosas sin medir las consecuencias que pueden tener. Me interesa, eso sí, que la gente no se quede indiferente frente a mi trabajo, que el público se vea a sí mismo a través de mi obra, llevarles a una situación en la que se tengan que enfrentar a su propia conducta y a sus acciones personales. El arte es para pensar, ¡digo yo! A mí me interesa fusionar la ética con la estética.

- Llamar a 'trabajar' el día de la huelga general, ¿no es una provocación?

- Es una convocatoria a pintar y los pintores siempre hemos estado considerados como 'vagos'. Es una alegoría de una situación de crisis en la que se puede incorporar cualquier tipo de imaginario visual o textual, de anhelos y aspiraciones.

- Si entran doscientos sindicalistas y llenan la sala de pintadas, ¿qué le parecería?

- Genial. Me parecería estupendo que se apropiaran del espacio y que lo utilizaran incluso para reuniones.

- ¿Se pueden pintar banderas cubanas, retratos del Che y cosas como 'Hasta la Victoria siempre'?

- Sí. Total libertad. Sin censura.

- Esta es una instalación política.

- Trabajar con lo político me produce muchas contradicciones de todo tipo. Esta obra no toca sensibilidades particulares, sino sociales, y trata sobre la supervivencia de los medios de expresión política. Puede que no acuda nadie a pintar… eso también es interesante,

- ¿Se considera usted una artista política?

-Me gustaría ser considerada así. Toda mi investigación artística se encamina a cómo puedo realmente incidir en la realidad. Esta obra es una alegoría y un interrogante: ¿hasta qué punto el arte funciona?, ¿hasta qué punto interesa?, ¿hasta qué punto es capaz de provocar acciones? Un sindicato fuerte puede llegar a movilizar a 50.000 personas en unos minutos. ¿Cuánta gente puede llegar a movilizar un artista?

- ¿Cuánta?

- De eso se trata. Los creadores tenemos que negociar con todo un sistema de desconfianza sobre el arte para representar los deseos del pueblo. Muy poco gente cree que los artistas somos trabajadores.

- ¿El arte del siglo XXI es capaz de crear conciencia social?

- Quizá si se utilizan otros sistemas que provengan del campo de la sociología, la economía o la psicología.

-¿Cuál es la función de un artista en el mundo contemporáneo?

- Me interesa sumar funciones, no restar las que ya existen. Me interesa saber si en el siglo XXI se puede añadir una utilidad práctica al arte sin que se convierta en diseño. El arte también es consumo. Su funcionalidad y operatividad más allá de las galerías y los museos. Un arte útil que siga manteniendo intacta su capacidad de evocación y crear mundos distintos. Ese es mi camino.

- ¿Qué nos salva del aburrimiento y la mediocridad?

- Yo me aburro mucho… Lo que nos saca del aburrimiento es tratar de autodefinirnos todo el tiempo y tratar de romper con nuestra propia tradición; y eso sirve lo mismo para una ama de casa que para un artista, para un campesino o un jefe de empresa. Existe una gran comodidad y un gran sentido de satisfacción en saber lo que viene y cómo viene, en saber qué has hecho y qué has acumulado, no tanto de bienes personales como de experiencias. Me gusta esa idea de los mayas que cada 52 años quemaban todo y volvían a empezar. No se trata de quemar todo todos los días sino de atreverse, cada tiempo, a comenzar de cero. Reconozco que eso da miedo, pero es muy necesario.

- ¿Usted es capaz de reinventarse constantemente?

- Sí, es una decisión que tomé cuando era estudiante, quizá porque me aburría mucho en las clases de Historia del Arte. Me gusta que en mi trabajo no se puedan hacer asociaciones formales, que nadie pueda decir 'esto ya lo he visto porque me recuerda a aquello que vi'.

- ¿Es optimista, hay algún resquicio para el optimismo en esta sociedad en crisis?

- El problema de esta sociedad es que el derecho a la utopía está mediatizado, controlado y banalizado. En todos los programas de televisión todos los espacios de utopía realizable están ocupados por la vulgaridad de pequeña escala: un coche o una nariz redonda. Nos conformamos con las reglas ajenas. ¿Optimista? Yo nací en un país que creía que estaba realizando futuro. Lo único que agradezco al régimen cubano es que me diera la posibilidad de soñar, aunque no podíamos hacer mucho.

- Cuba parece que cambia…

… pero no acaba de cambiar.

- ¿Qué es la belleza?

- El momento en el que alguien siente que está haciendo lo correcto. ¡Hay tan pocos momentos así! El momento en el que coincide el momento personal y el colectivo, lo que estás viviendo y lo que quieres vivir, lo que existe y lo que está en construcción.

-¿El arte nos salva de algo?

- Quizá del aburrimiento y quizá de nosotros mismos.

- El riesgo, ¿qué papel juega en su trabajo?

- En un momento fue un riesgo físico y real, cercano al miedo; ahora es un miedo social, miedo a quiénes somos, quiénes podemos ser o quienes nunca conseguiremos ser.

- ¿La bala de la performance de la Bienal de Venecia era real?

-Sí, mi mamá se puso hecha una furia cuando se enteró.

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