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BITÁCORA

Cortar por donde sea

MANUEL BUITRAGO

Martes, 15 de junio 2010, 05:34

La rosca del tornillo aún aguanta más vueltas de tuerca en esta napoleónica carrera por el ahorro y la austeridad. Seguro que cada ciudadano tiene su lista particular de gastos prescindibles en los ayuntamientos, en la Comunidad y en el Ejecutivo de la nación, que se están sometiendo a una dieta de adelgazamiento nunca vista, ya sea forzados por los acontecimientos, ya sea porque desean demostrar a la parroquia que son los 'number one' con la tijera del presupuesto. Lo peligroso de este debate es que empiece a cuestionarse el modelo mismo de las autonomías. No por lo que gestionan, sino por lo que gastan. No hay que llegar tan lejos. En la Región de Murcia, las cuentas anuales de 5.000 millones de euros dan para mucho, según se mire. Con tanto ajuste, al final se caerá en la cuenta de que el sistema puede funcionar igual tirando menos de la chequera. O a contrario sensu: ha existido alegría en el gasto en unos años de vino y rosas que parecía que iban a durar una eternidad. La situación es más compleja porque ya no se trata simplemente de ahorrar más, sino de recaudar lo previsto para poder cuadrar las cuentas. Pero no las cuentas que se hicieron para el 1 de enero, sino las que se revisan cada mes. Por ejemplo, la Comunidad Autónoma recibe la mayor parte de sus ingresos de los impuestos indirectos (transmisiones patrimoniales y actos jurídicos) y de los dineros que transfiere el Estado para mantener los gastos corrientes y de personal (la parte del IVA, tabacos y gasolinas). Juntas suman 3.300 millones de euros. Hay otras tres partidas que totalizan 1.500 millones vía impuestos directos y tasas (sucesiones y donaciones, recargo autonómico del IRPF y casinos), de ayudas que manda Madrid para obras, y de préstamos y emisiones de deuda. Si se analiza, se comprueba que la mayoría de ingresos está ligada a la actividad económica privada, por lo que resulta imperativo reactivarla como sea.

Afortunadamente, Murcia cuenta con proyectos de futuro que invitan al optimismo. Hay que aferrarse a ellos.

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