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GONTZAL DÍEZ
Viernes, 11 de junio 2010, 15:38
'Reliquias des-entreñables'. Esa es la propuesta de Lorena Amorós (Alicante, 1974) para dialogar con los clásicos del Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam). Fragmentos, astillas de memoria, cajas, fotogramas, ataúdes... Obras que hablan del sexo, la muerte y la infancia, de lo inocente y lo siniestro, lo dulce y lo sangriento. Un féretro transparente y rojo con una niña muerta. Una niña vestida de blanco con brazos que son exvotos, con una careta. Entre Santa Águeda, con sus pequeños pechos cortados, y San Bartolomé, con un perro muy feo. Esa niña es Lorena Amorós. «Se trata de una ofrenda», explica. «Es una huella que puede quedar o no en el espectador; es una exposición abierta», añade.
Reliquias familiares e infantiles: su traje de comunión, el papel pintado con volutas azules de su cuarto de niña, el traje de boda de su madre, tela del traje que se hizo su madre cuando se quedó embaraza, fotogramas de películas domésticas de Super 8, los pequeños muñecos de Barrio Sésamo ('Txikillers') decapitados, descuartizados, asaeteados...
Extraña sensación y extraño diálogo -onírico, tenebroso, seductor- el que establecen dos vídeos con la 'Magdalena penitente', de Joaquín Campos López. En uno de ellos se ven los pies y el pubis de una mujer desnuda, en el otro hay un extraño ser con cabeza de cerdo en un ataúd rojo.
Cristaleras en las escaleras: 'Sálvame, salvaje, cerdo'.
«Me interesa el diálogo con determinadas piezas y establecer otro diálogo paralelo», argumenta. Óleos de niños con la mirada vacía -mirada como de alimañas ciegas sobre un fondo rojo rabioso- rodean 'Niña muerta' de Rafael Tegeo Díaz. También hay fotogramas de películas de Dreyer ('Vampyr') y David Lynch ('Cabeza borradora').
Algo similar ocurre con 'El alma cristiana entre el vicio y la virtud', del pintor del XVI José Antolínez, y con 'Las entrañas de Alfonso X el Sabio'. Diestra y siniestra alianza entre lo clásico y lo actual. Junto al óleo 'La mujer adúltera' hay un vídeo en el que una mujer con cabeza de cerdo se despoja, lenta y ritualmente, de su vestido nupcial. «El adulterio sigue relacionándose con la mujer y me interesaba subrayar ese aspecto. No soy feminista pero sí creo en la lucha por la igualdad», explica.
Lorena Amorós ha reescrito en el Mubam «varias autobiografías ficticias con un punto muy irónico».
- ¿Por qué la infancia?
- Porque me pregunto a dónde va el tiempo que ha pasado. Una forma de exorcizar cosas que no comprendo.
-Hay un toque decididamente perverso.
- Quizá, pero realmente he podido crear esta instalación porque he tenido una infancia muy feliz. Lo siniestro, según Freud, es aquello cercano que se puede convertir en misterioso y me interesa mucho esa transformación. Estamos acostumbrados y sometidos a un imaginario judeocristiano que es muy siniestro.
- ¿Una investigación sobre la identidad?
- Los temas que más me interesan son la identidad y la muerte... la búsqueda de un yo es muy frágil y discontinuo. Ya dijo Rimbaud que 'yo es otro'.
- ¿El arte es un reto?
- Una forma de resistencia. Yo necesito confrontarme con las imágenes que produzco, como una forma de reflexión. El arte, si es honesto, es una obsesión... el arte es una manera de vivir. Yo disfruto más del proceso que de la realización porque en el proceso es donde surgen problemas, lecturas, accidentes...
- Inquietante...
- Me atraía la idea de profanar algo, pero no sé si lo he conseguido.
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