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GARCÍA MARTÍNEZ
Lunes, 17 de mayo 2010, 02:41
Yo la conocí por la voz. Fue a través de Radio Clásica, cuando tuve la suerte de fijar la emisora en el dial porque, en Murcia, mil y una emisoras acuden a chupar la rica miel de esa sintonía. La cubren, la tapan, la perturban y también los oyentes salimos perturbados. Y eso que hasta el Gobernador Civil se ha ocupado del tema (o eso me asegura él). Cazar bien la Clásica en esta zona es milagro de Dios.
La así llamada Ana Vega Toscano sugestiona por su voz, más que cristalina -como reza el tópico- de cristal. En fin, una locutora que enerva, en los dos sentidos de la palabra, con su timbre. Y que vocaliza haciéndote llegar hasta el más liviano de los sonidos. Y así andábamos, hasta que se me ocurrió penetrar en su biografía o, más precisamente, en su currículo.
Resultó que dentro de esa copa de cristal sonoro que es su decir, brillaba un vino de esos que, por completos, no quieren acompañarse de tapa, sino que se toman a palo seco y aun así te colman. Quien quiera entender que entienda. De modo que esta lozana andaluza es pianista de las que tocan en el Teatro Real, por no ir más lejos, aunque también ha ido más lejos. Compone, baila, practica técnicas corporales, investiga a músicos y músicas, conoce bien la técnica vocal, sabe de gregoriano y -¡Dios de los cielos!- también de electroacústica.
-¿Y toca las castañuelas? -me ironiza el lector.
Pues, mire usted, las toca, para qué lo voy a engañar.
También es periodista, por si algo le faltaba. Y licenciada en Geografía e Historia. Esto último me imagino que para saber por dónde anda y con quién. Que tan importante o más es esto último como lo primero. Y me dije yo: «¿Por qué no llamarla para que nos cuente de música y nos toque un poco de lo mismo? Si le apetece y puede, claro». La verdad es que sonó la flauta de inmediato. Es lo que pasa con la gente que trabaja mucho: que siempre está disponible. A los desocupados, su agenda no les permite moverse.
Lo de esta tarde en el Aula de 'La Verdad' y Cajamurcia es imprevisible, porque se trata de un diálogo no preparado (con ilustraciones musicales) entre Ana y servidor, que soy lerdo. Pero hablaremos de música, joder, que es plato de mucho gusto.
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