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Altar mayor, con el Nazareno en lo más alto, durante la celebración del acto penitencial. :: A. GIL / AGM
El 'nuevo' miserere sobrecoge en el homenaje al Nazareno
CARTAGENA

El 'nuevo' miserere sobrecoge en el homenaje al Nazareno

La coral Tomás Luis de Victoria interpreta con solvencia la música de Allegri en el acto penitencial de la Cofradía Marraja

G. M. P.

Sábado, 6 de marzo 2010, 01:36

La solemnidad del Miserere de la Cofradía Marraja quedó realzada anoche con la interpretación que la masa coral Tomás Luis de Victoria hizo del 'Miserere Mei, Deu' de Gregorio Allegri. «Es de una calidez extrema que probablemente les conmoverá», había anunciado en la víspera el director del coro, Cristóbal Vogúmil. Y no exageró, a juzgar por el silencio que se hizo en el templo de Santo Domingo cuando el capellán de los marrajos, Francisco Montesinos, dio la entrada cantando en latín la primera estrofa del Salmo 50.

Unos diez minutos duró la pieza musical de marcado estilo renacentista y diez minutos fue el tiempo que el público permaneció en absoluto silencio, escuchando atento los matices de una interpretación a nueve voces.

La Cofradía Marraja lleva años trabajando para mantener a la par la identidad musical y penitencial del principal culto de Cuaresma dedicado a Jesús Nazareno. Y por eso en el último tiempo ha decidido establecer un ciclo trienal cuyo primer capítulo se cerró anoche con el de Allegri, después de haber sido interpretados los de Mozart y Di Lasso en 2009 y 2008, respectivamente.

El acto penitencial de la Cofradía Marraja mantiene en su inicio la interpretación del Coro de Peregrinos de la ópera 'Tanhäusser' (R. Wagner), que solemniza la procesión claustral de cofrades desde la capilla marraja hasta el altar mayor de la iglesia militar de la calle Mayor. Y también permanece inalterable desde hace años la despedida de la función a los sones de la marcha 'Nuestro Padre Jesús', de Emilio Cebrián, interpretada poderosamente por los jóvenes músicos de la Agrupación Musical Sauces.

Arrepentimiento y fe

En el Salmo 50 el Rey David confiesa su arrepentimiento por sus pecados, actitud que debe servir de ejemplo para todos, según destacó el predicador. Francisco Montesinos descubrió la alegría que invade el corazón del arrepentido y la fortaleza que proporciona el perdón.

De las bondades de la reconciliación con uno mismo y del renacimiento interior al regresar al corazón de Dios también habló el capellán de los marrajos, que calificó el miserere como una oración de esperanza, un canto positivo.

De la fe, Montesinos dijo que debe ser la luz que guíe el comportamiento y dé vida al procesionista. Por eso la definió como el patrimonio moral de las cofradías.

Empieza a ser tradición que el capellán marrajo denuncie en este acto penitencial el creciente laicismo de la sociedad. Y anoche volvió a lamentar que la sociedad asiste atónita al fomento del aborto; o cómo desde algunos sectores restan valor, hasta el repudio, a los símbolos cristianos que forman parte de la fe y la cultura.

Aun así, Francisco Montesinos envió un mensaje de ánimo y esperanza a los procesionistas en este tiempo de conversión.

El acto concluyó con la tradicional bendición del romero que el próximo Viernes Santo repartirán los hermanos de la Agrupación de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la procesión de la mañana.

La celebración del Miserere reunió en Santo Domingo a más de trescientas personas. Entre las autoridades civiles, académicas y militares, ubicadas en las primeras filas del templo, estuvieron la nazarena mayor, María Dolores Soler; el pregonero, Félix Faura; y el procesionista del año, Andrés Mendoza.

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