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Cristóbal Vogúmil, en el local de ensayo de la coral. :: J. M. RODRÍGUEZ / AGM
«El Miserere de Allegri es de una calidez que conmueve»
Cuaresma

«El Miserere de Allegri es de una calidez que conmueve»

Cristóbal Vogúmil Director de la coral Tomás Luis de VictoriaEl coro cartagenero pondrá la música esta noche al principal acto que organiza la Cofradía Marraja en honor a su titular, Jesús Nazareno

G. M. P.

Viernes, 5 de marzo 2010, 10:49

Cristóbal Vogúmil Abellán de la Rosa (Madrid, 1978) dirige desde hace cinco años la coral Tomás Luis de Victoria, que esta noche interpretará el Miserere a Jesús Nazareno, en el principal oficio de Cuaresma que la Cofradía Marraja dedica a su titular (iglesia de Santo Domingo, 21 horas). Este lorquino de adopción, compagina su labor docente en el Conservatorio Superior de Murcia con la ampliación de sus estudios de música moderna en Madrid y Boston (Estados Unidos).

- ¿Qué representa para su coral cantar el Miserere marrajo?

- Podría hablarle de los más de cuarenta años ininterrumpidos en los que han confluido en un mismo acto la cofradía más antigua de nuestra ciudad y la coral cartagenera con más solera; o de la importancia del comienzo de los actos religiosos en Cuaresma por parte de las cofradías, pero eso no explicaría en absoluto el orgullo y el privilegio que supone para los coralistas o para mí, cartageneros y marrajos de hecho o de adopción, la preparación y posterior interpretación del Miserere.

- Este año cambian de Miserere. Hoy interpretarán el de Gregorio Allegri. El año pasado fue el de Mozart y el anterior, el de Di Lasso, muy popular en la última época. ¿A qué se debe este cambio?

- Si se me permite la cita, 'Cambiar de horizonte es provechoso a la salud y a la inteligencia', escribió Bécquer. Supongo que algo así pensarían en la Cofradía Marraja cuando se decidió estrenar en 1962 el Miserere de Torres Montañés, bajo la dirección de Antonio Lauret, después de treinta años interpretando el de Giménez Puertas. También fue un acto de audacia y valentía por parte de mi antecesor Juan Lanzón el hecho de interpretar por primera vez el Miserere de nuestro titular, Tomás Luis de Victoria, antes de llegar a 1970 en el que un nuevo cambio de autor, esta vez Orlando di Lasso, tuviera lugar. En el fondo, estamos hablando de obras musicales de belleza indiscutible que sirven como vehículo para, según mi opinión, el acto más importante de la cofradía durante este tiempo litúrgico.

- ¿Cuántas voces escucharemos?

- Unas cuarenta en el coro principal, y cuatro más en el coro de solistas.

- ¿Qué dificultades tiene el de Allegri respecto a otros misereres? ¿Qué lo hace diferente?

- Cada obra supone un mundo por descubrir, si bien el Miserere de Allegri es de una belleza inconmensurable. Al margen de las muchas dificultades técnicas e interpretativas de esta delicia musical, conviene recordar que se trata del miserere escogido por el Papa Urbano VIII para que fuera interpretado en la Capilla Sixtina como parte del Oficio de Tinieblas y que se conservó literalmente como un tesoro, bajo pena de excomunión para aquel que lo transcribiera o interpretara en cualquier otro lugar. Se trata de una obra escrita a doble coro, desplegando nueve voces diferentes, en la que mientras cinco de ellas cantan la versión original del canto de Miserere, las otras cuatro, separadas espacialmente, realizan un comentario ornamentado con los 'abbellimenti' o adornos que lo hicieron único e incomparable.

- ¿Hay algún otro miserere que le gustaría interpretar?

- Cada miserere es un mundo, un reto para el maestro de coro. Hay que cambiar de paradigma, imbuírte en una nueva estética y dentro de ésta, dejar que la música nos permita recrearla. No tengo un miserere favorito y si bien pretendía establecer un ciclo trienal con los misereres de Lasso, Allegri y Mozart, me encantaría tener la posibilidad de interpretar el de Tomás Luis de Victoria.

- ¿Qué consejo daría a quienes esta noche acudan a Santo Domingo para disfrutar del Miserere, musicalmente hablando?

- En primer lugar, que se olviden del Miserere de Lasso -que interpretaremos el año próximo- o el de Mozart del año pasado, y que escuchen esta obra con oídos nuevos. Es un miserere de una calidez extrema que muy probablemente les conmoverá. Una vez dispuestos de esta forma, que aprecien las diferencias dinámicas y espaciales de la interpretación.

- Hablamos de una tradición centenaria en la Cuaresma marraja. Hubo unos años en que músicos muy vinculados a Cartagena, como Gerónimo Oliver, interpretaron los suyos; también fue cantado en alguna época el de Mendelssohn y el muy conocido de Eslava. ¿Sería interesante recuperar alguna de esas interpretaciones y abrir el abanico?

- Desde luego, y como oyente empedernido, sería un lujo poder escuchar cada una de las obras que se interpretaron en este mismo acto en el pasado, recreando en el presente sonidos que acompañaron un acto de penitencia tan importante. Mencionaba anteriormente a Giménez Puertas, pero también Hernández Espada, Fernández Caballero o Hilarión Eslava fueron autores cuyos misereres forman parte de la historia marraja.

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