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Inmigrante con su hija en la iglesia de Santa Eulalia, Murcia. :: N. GARCÍA
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REGIÓN MURCIA

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La crisis supone una prueba para la convivencia social en la Región, donde siguen llegando inmigrantes pese a haberse triplicado la cifra de parados

JULIÁN MOLLEJO

Domingo, 14 de febrero 2010, 02:30

Cuando la crisis económica empezaba a mostrar su peor cara y la gráfica del paro emprendía la ascensión del Tourmalet, los sindicatos expresaron su temor a que el aumento del desempleo, unido al alto porcentaje de trabajadores inmigrantes existente en la Región, pudiera generar tensiones sociales y brotes xenófobos. Hoy en día, después de casi tres años de continua destrucción de empleo, podemos decir con satisfacción que ninguno de estos negros presagios se ha materializado. Y eso que el número de murcianos en paro se ha triplicado desde mediados de 2007 y que, a pesar de lo que está cayendo, los inmigrantes siguen llegando a la Región de Murcia. En concreto, 235.991 aparecen registrados en el padrón municipal de 2009, 10.366 más que un año antes, a los que habría que añadir los aproximadamente 30.000 irregulares, según diversas fuentes.

La población inmigrante, que ya representa un 16% del total de habitantes de la Región (en algunos municipios supera el 20%), supone uno de los elementos novedosos con respecto a la última recesión económica de los años noventa del pasado siglo. La actual crisis, debido a esta mutación social, constituye una prueba de convivencia para la sociedad murciana, que, al menos hasta ahora, está superando con nota. Ni siquiera se han producido restricciones al empadronamiento de extranjeros, como ha ocurrido en otras latitudes.

El director general de Inmigración, Leopoldo Navarro, lo achaca a tres razones: el talante acogedor y generoso de los murcianos; a la buena integración social de los inmigrantes; y a la comprensión general del papel que los inmigrantes han jugado en el largo periodo de bonanza económica. «Muchos de los puestos de trabajo que ocupaban eran los que no querían los españoles, y por ello hay que reconocer que su contribución a la economía regional ha sido crucial en los últimos años», apunta el alto cargo de la Administración regional.

Leopoldo Navarro precisa que la integración de los extranjeros en la Región tiene más mérito si tenemos en cuenta el elevado número que ya hay de nacionalizados (alrededor de unos 20.000 sólo en la comunidad ecuatoriana), razón por la que ya no aparecen en las cifras oficiales de inmigrantes.

Válvula de escape

Los sindicatos, sin restar virtudes al ser murciano, creen que hay otras razones más turbias que explican la paz social. El secretario regional de UGT, Antonio Jiménez, considera que la economía sumergida se ha convertido en el refugio para muchos trabajadores sin empleo, lo que está mitigando el descontendo social que genera el paro.

Es decir, que somos solidarios y hospitalarios, sin duda la mayoría, pero que también los hay ventajistas que pretenden sacar tajada de la desgracia ajena.

La Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre del pasado año elevaba el número de desempleados en la Región de Murcia hasta los 161.500, de los que casi un tercio son inmigrantes.

De la madurez que la sociedad murciana está demostrando en estos momentos es responsable también la actitud de los propios inmigrantes, que para el líder de UGT son los que «con más dureza están sufriendo la crisis y los que más están aguantando».

Mady Cisse Ba, presidente de la Asociación de Senegaleses de la Región de Murcia, niega haber sufrido algún tipo de rechazo y se muestra comprensivo con el hecho de que, ahora que hay mucha mano de obra para elegir, los patronos prefieran antes a los nacionales que a los extranjeros. «La crisis nos ha afectado a todos por igual», indica con resignación. Larysa Ponemarenko y Miroslava Latyuk, de la Asociación de Ucranianos de la Región de Murcia, coinciden en que nunca han tenido problemas xenófobos en la Región, ni siquiera ahora que falta trabajo.

No es extraño que los extranjeros se sientan a gusto en una región en la que tienen acceso gratuito a los servicios públicos básicos y en la que apenas, desde que hace unos quince años empezaron a llegar de forma masiva, se han registrado casos de racismo o xenofobia.

Más inspecciones

La secretaria de Inmigración del PP murciano, Ascensión Carreño, comparte con Mady Cisse el sentimiento de afinidad en la desgracia. «Aquí no hay distinciones porque la crisis nos afecta a todos, y en este tipo de circunstancias los murcianos siempre han sido muy generosos para aceptar a todo el que viene de fuera como uno más», comenta Carreño.

No obstante, el riesgos persiste. Aunque lo peor de la crisis económica haya pasado ya, el paro seguirá creciendo en los próximos meses y pasará aún más tiempo antes de que empiece a recuperarse de forma significativa la creación de empleo. Hace unos días, el sindicato CC OO denunciaba en Lorca haber detectado un incremento en la contratación de inmigrantes «sin papeles y sin contrato» y reclamaba más esfuerzo a Trabajo para acabar con unas prácticas que pueden tiznar el ejemplo de convivencia que hasta ahora ofrece la sociedad murciana.

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