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Una vecina de espaldas, móvil en mano, para inmortalizar a La Santa y a miles de devotos.

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Una vecina de espaldas, móvil en mano, para inmortalizar a La Santa y a miles de devotos. P. Espadas

La devoción a La Santa se impone al cambio en el calendario

La fundación de la patrona cifró en 12.000 personas la asistencia a la romería, a pesar de la polémica por modificar la fecha

Paco Espadas

Totana

Sábado, 13 de enero 2018

Durante el regreso de la talla de la patrona de Totana a su santuario ubicado en Sierra Espuña, se entremezclaron los vítores y salves a Santa Eulalia de Mérida, con el malestar de ciertos sectores del vecindario. Tal enfado se debió a que este año se produjo una importante novedad en el calendario, ya que esta romería tradicionalmente se venían realizando el día después de Reyes, es decir, el 7 de enero, pero este año se retrasó hasta el día 13 de enero con el objetivo de lograr una mayor afluencia de público.

En las redes sociales se llegaron a verter esta semana comentarios despectivos y amenazantes, pero el polémico cambio en el calendario no frenó la participación, según Rafael Hostench, mayordomo del Patronato de la Fundación La Santa, que la cifró en unas 12.000 personas.

El alcalde, Andrés García, fue más allá y elevó la asistencia a la friolera de 20.000. No obstante, para zanjar la polémica por el cambio de fecha, el regidor comentaba que a primeros de febrero se reunirá con el Patronato «para decidir cómo plantear una consulta popular, de forma que los vecinos decidan qué fecha aplicar en los años venideros». Esta romería data de finales del año 1700 y la devoción a la Santa Mártir se debe a la Orden de Santiago que estuvo muy arraigada en la localidad. De hecho, se tramita el expediente para que la romería de bajada sea declarada de Interés Turístico Regional.

La Santa, como se la conoce con cariño, volvió a generar siete kilómetros de tracas y música popular aderezada con mantellina: una bebida tradicional realizada a base de miel, anís y limón. El trono, de 300 kilos de peso, no dejó de realizar paradas en los huertos de la zona.

Los acordes de la tuna de Totana amenizaron la tradicional eucaristía y acto seguido el monte del entorno fue tomado por los romeros para degustar de las tradicionales migas, arroces y embutidos de la zona. Este año el fuego se podía realizar con ciertas limitaciones, siempre bajo la atenta mirada de 50 efectivos de seguridad.

La Santa ya descansa en el camarín de su santuario, en el idílico entorno de Sierra Espuña, a la espera de que los vecinos decidan cuál será la fecha de la romería en 2019.

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