Los ecologistas protestan contra el 'ladrillazo'

Flautas, maracas, tambores, silbatos o cualquier instrumento, aunque no fuera musical como sartenes o latas que hicieran mucho ruido, sirvió para que cerca unos 300 manifestantes se hicieran oír ayer en la laza de Santo Domingo de Murcia, en protesta por «la especulación urbanística y la política del ladrillazo que caracteriza la Región», según explicó el portavoz de la plataforma organizadora Murcia no se vende, Héctor Quijada.

Una forma tan ruidosa como peculiar de hacerse oír, así se explicaba Quijada «lo importante que es que nos oigan alto y claro, una y otra vez hasta pararlos. El modelo de desarrollo que pretende implantar el Gobierno regional agota los recursos naturales». Desde la coordinadora Murcia no se vende se exigió un cambio de modelo de desarrollo que «no ahogue nuestros recursos de la Región y se favorezcan más a la agricultura».

Todos los que ayer se pasaron por la plaza de Santo Domingo no se quedaron indiferentes ante la macrotamborada festiva, para llamar la atención de los «que parecen estar sordos a nuestras peticiones de respeto por nuestra cultura y nuestro territorio nos oigan sin problemas», manifestó el portavoz de la plataforma.

Una vez más la concentración, esta vez mucho más sonora, sirvió para que la coordinadora Murcia no se vende pida que «se paralicen los planes generales de ordenación urbana municipales y que se elimine la figura del convenio urbanístico».

El Partido Popular denunció que un centenar de miembros del colectivo Murcia no se vende «zarandeó e insultó a un grupo de seis jóvenes de Nuevas Generaciones que se encontraban repartiendo, de «forma pacífica», propaganda electoral en las puertas de un céntrico comercio de Murcia».

La Verdad intentó a última hora de ayer contactar con un portavoz de la plataforma Murcia no se vende para que dieran su versión de los hechos, pero fue imposible.