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PALLARÉS RIPALDA
Lunes, 14 de mayo 2007, 11:13
La afición murciana no falló y acudió a la Redonda para recibir a sus nuevos héroes de Primera División. La fiesta de ayer no reunió tanta concurrencia como la del anterior ascenso pero era fácilmente comprensible porque, entonces, directamente desde La Condomina se acompañó a los jugadores a bañarse a la popular fuente.El de ayer era el tercero de los festejos después de la celebración, simultánea, del sábado sobre las ocho de la tarde, en Ponferrada y aquí en Murcia.
En lo que no hubo diferencia fue en la pasión, amor a unos colores y agradecimiento a un equipo. Tanto entonces como ahora el jugador grana encontró el cariño de una afición con la que compartió la felicidad de la vuelta a Primera División...y todo ello bajo un sol de justicia que convirtió en objeto de deseo cualquier pequeña sombra que se localizase por la plaza Circular y aledaños.
Afortunadamente y a diferencia del viaje de ida del equipo a Ponferrada en el de vuelta se cumplieron todos los horarios. Desde el aeropuerto de El Atlet la expedición se trasladó en autocar a Nueva Condomina. En la entrada a Murcia recibieron la escolta de la Policía Local. En Nueva Condomina se hizo el traslado al autocar descubierto que puso rumbo al centro de la ciudad seguido de otro, convencional, con los familiares y acompañantes.
Llegada
En torno a la una del mediodía la comitiva llegaba a la plaza Circular por Ronda de Levante y entonces estalló el delirio. El vehículo grana lentamente fue rodeando la plaza entre un mar de aficionados que aplaudían, gritaban y bailaban al ritmo de la música que se emitía desde una unidad de apoyo y que propiciaban los propios futbolistas arrancando consignas que luego eran vitoreadas, o cánticos que se entonaban al alimón desde lo alto del autocar y a pie de calle.
Jesús Samper, radiante, respondía a los aplausos mientras que junto a él el alcalde Miguel Ángel Cámara y el concejal de Deportes, Miguel Cascales, todos luciendo la camiseta del ascenso, hacían ondear sus bufandas.
«¿Barça, Madrid, el Murcia ya está aquí!» y los clásicos «¿A Primera,oé...!» y «Vamos Real Murcia, vamos campeón...» era de lo que más se escuchaba entre un mar de banderas y bufandas al aire. Todo estaba teñido de rojo desde bebés que iban en su carrito ya con camisetas del Real Murcia, hasta ilustres veteranos que no dudaron en colocarse cualquier prenda que demostrase sus simpatías por este equipo.
Uno de los detalles que más llamó la atención fue ver al entrenador Lucas Alcaraz, con su fama de hombre serio, transformado en todo un festivalero agradeciendo y respondiendo a los aplausos que la gente le dedicaba.
Para refrescar el ambiente el Real Murcia se había guardado el cava del ascenso para esta ocasión y ya se sabe, basta con agitar con fuerza una botella, retirarle el alambre que sujeta el tapón y... la ducha está servida. Una y otra vez se descorchaban botellas desde la terraza del autocar y se escanciaban sobre los aficionados.
El momento más esperado fue cuando el vehículo murcianista se detuvo delante de la Redonda, frente al paseo de Alfonso XII, donde la policía había reservado un pasillo, y siguiendo las instrucciones del todavía concejal y gran murcianista, Antonio González Barnés, empezaron a descender uno a uno todos los ocupantes, jugadores, técnicos, auxiliares y directivos para una vez haber echado pie en tierra darse un baño de multitudes recorriendo el pasillo humano antes de llegar al otro baño, este acuático, en la fuente circular.
Una monumental suelta de globos blancos y rojos acompañados de una espectacular traca animaron la jornada.
Cuando los aficionados,que desde hacía mucho tiempo habían tomado posiciones para compartir ese baño con los jugadores, tuvieron cerca a sus ídolos aparecieron los abrazos, los besos, los apretujones, las lágrimas...y los cánticos y más cánticos. Tener tantos andaluces en la actual plantilla del Real Murcia en estos casos se agradece y mucho pues tienen una gracia y desparpajo especial para sintonizar con los aficionados. Además son únicos para arrancar a los más tímidos.
El inglés Noél-Williams, que desde que se consumó el ascenso en El Tolarín no se ha desprendido de su video cámara, alucinaba a la vez que recibía claras muestras de las simpatías que despierta en la afición. Notario, Iván Alonso y Acciari entre los más jaleados, y a uno de los que más se le vio disfrutar fue a Richi.
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