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INOLVIDABLE. Torres Fontes firma en el libro de honor del Ayuntamiento. / JAVI CARRIÓN / AGM
ABANILLA / Abanilla, el señorío del profesor Torres Fontes
COMARCAS

ABANILLA / Abanilla, el señorío del profesor Torres Fontes

El viernes se le rindió un homenaje, con la apertura de una calle que lleva su nombre

S. G.

Domingo, 29 de octubre 2006, 02:26

Se le notaba reavivado, y, acaso por esto, Juan Torres Fontes -don Juan, perdón- insistió en que estaba viviendo «un día inolvidable». Lo dejó escrito en el Libro de Actas del Ayuntamiento de Abanilla, donde, el pasado viernes se le rindió un meritorio homenaje, con la apertura de una calle, que en adelante llevará su nombre y perpetuará su recuerdo. El Pleno Municipal del 18 de septiembre lo había acordado así por unanimidad.

La idea surgió de Manolo Yagüe, presidente de la Asociación Cultural Musá Ben Nusayr, y coordinador del equipo redactor (Juan Hernández Franco, Ángel García, José Iniesta Magán, Isabel Marco, Gabriel Rubio Hernández y Paco Flores Arroyuelo) de la que será la Historia General de Abanilla; pero el origen más remoto hay que buscarlo, hace nada menos que cuarenta y seis años, cuando Torres Fontes publicó su estudio titulado El señorío de Abanilla, con el que consiguió el Premio Francisco Cascales en 1961.

Pese a los años, siempre hay tiempo para el agradecimiento. Y fue el teniente de alcalde José Antonio Blasco Martínez, quien se encargó de recordar fechas y datos, en los momentos previos al descubrimiento de la placa, colocada en el noble edificio de La Encomienda, y en la que quedaba estampada la siguiente frase: «El pueblo de Abanilla al historiador Juan Torres Fontes, en reconocimiento a su encomiable labor investigadora sobre la historia de esta Villa».

El mentado edil rememoró, desde el nacimiento del profesor, en el verano de 1919; hasta la prestigiosa trayectoria profesional del homenajeado: sus estudios en Valencia, sus inicios como profesor universitario, su trabajo como archivero, sus primeras publicaciones en revistas especializadas, su puesto de diputado provincial en los años cincuenta, su responsabilidad como director del Museo Salzillo y de la Academia Alfonso X... Se refirió, incluso, a las juveniles y desconocidas aficiones de don Juan: el hockey sobre hierba, que jugó «con notable acierto, a juzgar por los elogios que pueden leerse en la prensa deportiva de la época, y la caza», sin olvidar su etapa como directivo del Real Murcia.

Le llegó el turno al alcalde, Fernando Molina Parra, quien, al aludir al personaje homenajeado, resaltó «el tiempo, interés y esfuerzo para que el lápiz, ordenadamente deslizado por su magistral mano, haya inmortalizado el acontecer, vivencias, hechos y circunstancias que han conformado el espíritu de Abanilla desde sus orígenes, así como las razones que han nutrido su existencia». Casi lírico se manifestó el alcalde.

Don Juan -también recibió sendas placas conmemorativas del acto- habló al final, y, por supuesto, se refirió a su trabajo El Señorío de Abanilla, pero antes mostró su agradecimiento, porque el hecho de denominar una calle con su nombre «no se materializaba en eliminar otro nombre anterior (...). Considero que, en lo posible, se debe respetar el pasado: Historia y tradición». Y para asombro y conocimiento de los presentes desveló sus orígenes abanilleros, pues sucedió que, a fines del siglo XVIII, tres hermanas de la localidad, Camila, Teresa y Francisca Casanova y Riquelme, se avecindaron en la capital. Las tres casaron con otros tantos hermanos: Lino, José y Dionisio Torres y Abad. Deshilando el matrimonio entre Camila y Lino -que consta en el Libro 51, folio 43, de la parroquia de San Bartolomé- se llega a su tataranieto, el profesor Juan Torres Fontes, quien para rematar su intervención dijo que «es preciso dialogar con el pasado para conseguir un futuro más seguro. Una vista atrás para seguir adelante».

No fue un acto multitudinario. Más que un gentío, participó un cogollo de familiares, amigos, profesores y políticos locales, que arroparon con mimo a don Juan: su amantísima Cristina Suárez, y sus herederos, Juan, Cristina y María del Mar; yernos, Isidro Durán y Juan Carlos Domínguez Nafria; nietas María del Mar (dos), Carlos, Blanca, Cristina y Gloria; y sobrinos Pedro y Julia (con sus respectivos, la fiscala María Mosquera e Ignacio Porras) y Guillermo; el ínclito Emilio Díez de Revenga acompañado por su inseparable... pipa y por su hermano Tomás. No se trata de sentidos familiares, sino de la relación de asistentes al acto, a los que hay que añadir a Conchita Palacios, vicerrectora de Estudios Universitario de la UMU; al profesor Joaquín Lomba; al abogado Trinitario Abadía; al abanillero y diputado Antonio Pacheco; al pintor Saura Mira, en pleno apogeo de donaciones y exposiciones...

La noche era espléndida y, todavía, veraniega. Al aire libre se pudo degustar un delicioso aperitivo.

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