Buena suerte, compañeros

Cada corazón merece una oportunidad, cantaban Los Rodríguez en una de sus mejores canciones -Dulce condena- y el viernes tuvieron la suya unos pocos millares que no habían tenido ocasión de ver al combo hispano-argentino, y otros muchos que disfrutaron a modo al reencontrarse con las espléndidas canciones y el poderoso directo del mejor grupo en español desde Nacha Pop.

Porque, en esencia, lo que presenciamos en el coso murciano de La Condomina fue algo muy parecido a un concierto de Los Rodríguez, por más que el repertorio estuviese salpicado de temas posteriores de Ariel y Calamaro en solitario. No tienen la arrogancia rock de antaño, en especial Andrés, pero sí el espíritu y las (extraordinarias) canciones. Por cierto, era la última actuación de su gira conjunta. Desde hoy, cada mochuelo a su olivo.

Hay que señalar que el concierto resultó muy satisfactorio. Desde su arrollador inicio con Canal 69 -quítenle el nueve y podrán volver a ver parte del mismo el próximo jueves noche, viva la publicidad no encubierta-, El salmón y Milonga del marinero y el capitán, hasta una segunda mitad de concierto realmente apoteósica. Y es que no es sólo la elevada cantidad de público, sino la implicación del mismo, lo que resulta impresionante. La culpa recae en la brillantez, casi insolente en su aparente sencillez, de Ariel Rot metiendo mano a su guitarra y, por supuesto, la insólita capacidad de conmover que tiene Calamaro no más soltar su garganta. No es que cante bien o muy bien, es que sabe como tocar la fibra sensible.

Claro, le añadimos un repertorio con Mi enfermedad, Engánchate conmigo, Sin documentos, Mucho mejor, Flaca, Estadio azteca, Baile de ilusiones, Paloma -en el cierre, con Quique González invitado- y hasta un medley de canciones de Tequila y afortunados quienes lo presenciamos porque esto será difícil que vuelva a suceder.

Una tú y otra yo

Tuvieron un recuerdo para Guille Martín, excelente guitarrista fallecido el pasado agosto y que paradójicamente estuvo en la primera formación de Los Rodríguez como bajista, y, como curiosidad, cabe señalar que en un buen número de canciones Rot y Calamaro se repartían el protagonismo vocal -una estrofa tú, otra yo-, por más que originalmente estuvieran cantadas por uno u otro. Por cierto, qué bien le sienta a Ariel -cuya trayectoria en solitario me parece buena- compartir galones. Está claro que ha nacido para tocar en un grupo. A Calamaro lo he visto en mejor forma -también en peor-, pero procede darse con un canto en los dientes. Crack. Dicen los toreros: buena suerte, compañeros.