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Enrique Villarreal 'El Drogas' (primpero por la derecha) junto a los compònentes de su actual banda.
«No fui tan valiente, de Barricada me echaron»
MÚSICA

«No fui tan valiente, de Barricada me echaron»

cantante

JAM ALBARRACÍN

Sábado, 30 de enero 2016, 00:25

Fue el líder durante 30 años de Barricada, una de las bandas más emblemáticas del rock urbano español. Pero la vida sigue y hoy Enrique Villarreal, sombrero de copa y bastón de mando, lidera la banda que lleva su propio alias, El Drogas. Un personaje legendario, casi un mito del rock más callejero y menos acomodaticio del estado, que afirma que «lo que hago hoy con Brigi, Txus y Flako sería imposible con Barricada». Sus directos bordean las dos horas y su último trabajo discográfico es 'Demasiado tonto en la corteza' (2013). Este sábado actúa en Cartagena. Bromas las justas, El Drogas sigue entendiendo el rock como un vehículo de transgresión.

-Su último disco tiene un titular contundente: 'Demasiado tonto en la corteza'. ¿Por qué está tan extendida la estupidez?

-La estupidez se extiende porque dejamos y trabajamos por allanar el camino para ello. Todos tenemos un tanto por ciento de estupidez en nuestros actos, lo malo de la situación es dejar que ese virus se apodere de todas nuestras decisiones y nos dejemos llevar. Cada vez más lejos, más grande, más alto. Nuestro ser estúpido se siente fuerte.

-Tres discos en uno: uno emocional ('Alzheimer'), otro de denuncia ('Matxinada') y otro de fiesta ('Y glam'). ¿Por qué hacerlo así, de qué parte se siente más satisfecho?

-La decisión fue muy meditada. Quería experimentar junto a Brigi, Flako y Txus ambientaciones musicales que a mí siempre me han gustado y que por fin las podía llevar a cabo. Para enredar con la música hay que tener un grado de inconsciencia que hoy por hoy es difícil de observar en bandas de rock, en el propio público que acude a festivales y conciertos. Esto para mí es aburrido, letal. Necesito la incomodidad, el movimiento y, si es en compañía de personajes con esa inquietud, mucho mejor. Estoy por ello muy satisfecho del resultado en su conjunto porque además nos ha llevado a montar tres formatos diferentes para llevar a los directos.

-'Matxinada', refleja con crudeza un momento determinado (y cercano) de la realidad social española. ¿Ha mejorado algo en estos dos últimos años?

-Está claro que sobre todo ha mejorado para unos pocos. Las diferencias sociales están divididas por un abismo que cada vez se hace más y más profundo. De nuevo la culpa de esto, o gran parte de ella, es nuestra por dejar que nos meen en el ojo y encima aplaudir con nuestros votos cada cuatro años. Lo repetiré cien veces, estoy con Evaristo [La Polla, Gatillazo]: hay que desempolvar la guillotina.

-¿Cree que el rock ha perdido parte de su poder subversivo, de rebelión? ¿Cómo lo ve en la actualidad alguien que forma parte esencial de su historia?

-Desde mi punto de vista ahora mismo es más transgresor pasear por la calle con hábitos de monja que los mensajes en las canciones de las bandas. Solo hay que ver que las bandas tributo, en general, llevan más público a los lugares que grupos con repertorios propios. La masa como tal prefiere los potitos Bledine, defendidos y publicitados además por los medios dedicados a ello. Tú tocabas en Farmacia de Guardia, ¿no? Pues qué te voy a contar... Por cierto, buena banda. Rabiosa.

-Vaya, gracias. Sigue manteniendo un estatus de culto, pero los tiempos han cambiado, ya no hay grandes aforos ni cachés desorbitados. ¿Cómo recuerda los 'tiempos de gloria', los echa de menos?

-Sinceramente, para nada. Entendida la gloria como histeria colectiva, los grupos parecemos más bien una fábrica de criar limacos. Babas y babas alrededor que terminan por devorarte. Gentuza que te acaricia la chepa y lo que realmente hace es pasarte el boleto de la lotería para que le des suerte. No más tiempos de esa gloria.

-¿Prepara disco nuevo o las prisas para los rockeros malos?

-Todavía estamos metidos en el disfrute de esta larga gira. Como te comentaba, son tres los formatos que movemos y tiene mucho trabajo ponerlos en pie. Así pues, ahora toca disfrutar de los directos. Está claro que uno no para de leer, escribir, escuchar música, enredar con acordes... Todo esto te lleva a decidir en un momento dado que ya puedes comenzar a plantearte un nuevo disco. Por supuesto sin prisas.

-El pasado mes de mayo cruzó 'el charco' para realizar su primera gira por Argentina. ¿Cómo fue? ¿Hispanoamérica entra en sus planes?

-La experiencia fue acojonante. Seis bolos en ocho días, cuatro de ellos en bares delante de cincuenta personas. Como los principios de los ochenta en nuestras ciudades. Todo muy punk, en nuestra salsa. Hemos conocido bandas y personas que ya forman parte de nuestra historia por el cariño con el que nos han tratado. El último bolo fue en el mítico Salón Pueyrredón con la sala petada y disfrutando del calor humano. Por supuesto que nos vinimos con ganas de regresar.

-Recientemente ha pubicado un libro infantil, 'Las zapatillas de volar'. Conocida es su afición a la escritura pero, ¿por qué un libro para niños?

-Realmente es un libro para niños de todas las edades, una experiencia que me apetecía vivir y que, una vez llevada a cabo, apetece repetir. En los escritos de este libro hay muchas referencias a historietas vividas cuando uno es una esponja que todo lo absorbe. Además, están empujando esos escritos los dibujos de Idoia Zufiaurre 'Chuffi', que hacen de la obra un divertido juego.

-Participó en el concierto, luego plasmado en DVD, por el 20 aniversario de los murcianos M Clan. ¿Cómo recuerda la experiencia?

-Bonito cristo el que montaron. Unos cuantos invitados que disfrutamos cantando con una banda de lujo. La amistad se remonta a la década de los noventa, cuando coincidimos con ellos en algunos bolos. Después con Carlos tuvimos el placer de compartir un par de canciones en una actuación de Barricada en Murcia. Pasamos un día acojonante y es gracioso cómo recuerda él aquella colaboración. Después en Santander, ya como El Drogas, tocamos contra ellos y quedamos para que metiese voz en 'No das pena' -en la parte de 'Y glam'-. Para mí hay tres voces en esto del cantar que me dejan estupefacto: Bunbury, Mai (Ciclonautas) y Carlos.

-Llegaron a añadir unas estrofas en su parte de la canción...

-Cuando me invitaron a su bolo no lo dudé. Quise acudir a destrozarles una canción y a última hora al propio Carlos se le ocurrió que metiese algún recitado en mitad de la misma. Escogí una parte de 'Sotanas', del disco 'La tierra está sorda', porque me pareció que iba bien con 'Las calles están ardiendo'. Y así quedó.

-Sr. Villarreal, su decisión de dejar Barricada me pareció valiente. Ahora podría estar celebrando el nosecuantos aniversario de la banda. Esas cosas venden bien.

-Realmente me echaron. Lo digo porque no fui tan valiente como si hubiese sido una decisión mía. Está claro que dentro de la comodidad que está absorbiendo al mundo del rock está la celebración de todo tipo de aniversarios. Grupos que han estado más años en estado pasivo que activo ahora celebran los treinta como si nada. Personajillos con treinta años de inactividad celebran sus cincuenta. Puede estar bien cualquier excusa para correrse una juerga, sobre todo si se lleva con sentido del humor. Pero me da la sensación de que la mayoría presenta su historia como algo serio, como si su aportación a todo esto fuese imprescindible.

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