Borrar
Antonio Tapia, junto a uno de sus cuadros. :: fran manzanera / agm
«Con mi arte me desnudo ante todo el el mundo»
ARTE

«Con mi arte me desnudo ante todo el el mundo»

PEDRO SOLER

Viernes, 6 de febrero 2015, 13:31

Forma parte del grupo de artistas murcianos que, dentro de unos días, presentará en el Centro Cultural de China, en Madrid, un proyecto que han desarrollado durante más de tres años. Todos inmersos en un proceso que abarca «los más distintos palos de la figuración». En el Museo Siyasa de Cieza expone un conjunto de obras, bajo el título 'Antonio Tapia: 10 años', en la que resume su trayectoria en la última década. Ha sido constante su interés por recoger las temáticas más variadas. Uno de sus más sonoros premios fue el conseguido en el Concurso Internacional SOS Racismo, de Casa Encendida, en Madrid. Colabora en centros municipales de la Región, en los que imparte distintos cursos.

Antonio Tapia (Murcia, 1965) afirma que con sus obras busca siempre «contar algo. Mi ilusión era esto y fue lo que me impulsó a ir apartándome de ese mundo más comercial, enfocado a hacer la venta a pie de obra». Y, ¿sabe si ha contado algo? «Me he ido dando cuenta de que contaba mi vida, en la que he atravesado momentos muy difíciles, con la muerte de mi padre, con el infarto que yo sufrí y con la presencia de mi madre, una auténtica madre coraje, que ha sacado adelante a tres hijos, luchando siempre». Esto le impulsó a considerar que «la vida no es cuestión de tener más o menos dinero, sino de contar con amigos y transmitir alegría y sonrisas a las personas que tienes alrededor. Soy persona extrovertida, que comunica bien con los demás, pero, cuando llega el momento de reflejar mi mundo interior, no sé expresarlo con palabras. A través de mi pintura salen todos mis miedos y mis formas de enfocar las cosas».

La exposición en el Museo Siyasa es un recorrido de sensaciones. «Sé que es una responsabilidad, porque lo que hago con mi pintura es desnudarme delante de todo el mundo, y me provoca mucho pudor; pero también creo que, si no hiciera así las cosas, si pintara lo que me insinúan o lo que no nace de mí mismo, no sería sincero con lo que estoy haciendo». Reconoce que se trata de una temática «a veces, dura y difícil, bonita, pero no siempre decorativa. A pesar de todo, me siento a gusto con lo que hago, porque no voy buscando el tema comercial puro y duro».

La preferencia por la figuración, ¿corta muchas alas y supone carencia de ideas? «Creo que es preciso realizar un proceso evolutivo, en el que hay que crecer, pero llevando un desarrollo condicionado por la herencia social y por las experiencias personales. Pienso que la gente joven ha nacido ya con una ventana abierta al mundo. Y se fija mucho más en el mundo que la generación anterior a la mía, la de Cacho, Belzunce, Garza, Haro... que arranca de su mundo cercano. Para los jóvenes de veinte años es una maravilla que puedan contemplar de inmediato lo que se está haciendo en cualquier parte. Mi generación, intermedia, ha tenido que aprender de un proceso más tradicional, y va evolucionando de modo distinto hacia la parte más moderna».

¿Te molesta o le duele llevar su intimidad a los cuadros? «Supone una ayuda enorme. Sacar a la luz los duros sentimientos, mis emociones tristes y el propio cuestionamiento que uno tiene hacia la vida me ha servido de mucho. En la mayor parte de mis cuadros cuento las situaciones que estoy viviendo, y es mi mejor modo de expresar lo que siento. Quizá no sabría hacerlo como todo el mundo, bailando, gritando... Los momentos duros se ven en mis cuadros, en las grietas de la serie 'Heridas del tiempo' o en los teléfonos rotos, sobre paredes viejas, en los que expreso el momento de incomunicación que atravesaba. Otras veces, he mirado a mi interior y han aflorado los recuerdos de Murcia, la catedral, los paisajes... Entonces, las grietas se han convertido en algo transparente».

Objetivo: sobrevivir

¿Qué ha conseguido con la expresión de tanta intimidad? «Creo que mí único logro real lo alcancé el día en que decidí dedicarme por entero a la pintura, a hacer lo que me gusta. Descubrí mi auténtica vocación. Lo demás es un camino en el que no sé dónde estaré mañana. Además, no me he marcado objetivos para llegar a lugar alguno. Mi objetivo único es poder seguir pintando todos los días, y sobrevivir con mi pintura». Pese a lo que pudiera pensarse, no le contradice recurrir a la pintura comercial y a la íntima, «porque hay que pensar en la subsistencia y en que, para poder hacer una pintura, también tengo que hacer la otra. Creo que el público entiende la separación que existe entre ambas».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad «Con mi arte me desnudo ante todo el el mundo»