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Más de mil personas, merienda y la esperanza de salir con el bolsillo lleno del Príncipe de Asturias
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Voleibol

Más de mil personas, merienda y la esperanza de salir con el bolsillo lleno del Príncipe de Asturias

JUAN ANTONIO CALVO

Jueves, 6 de abril 2006, 02:00

Un espectáculo. Así, como lo leen Todo un auténtico espectáculo el voleibol femenino, desgraciadamente seguido por pocos aficionados habitualmente, pero que, gracias al Grupo 2002 y a sus curiosas iniciativas, ayer rompió moldes. Nada menos que casi mil personas -lo que para el voleibol femenino es toda una multitud- se dieron cita ayer en el Pabellón Príncipe de Asturias para presenciar el partido de la Superliga femenina entre el Grupo 2002 y el Hotel Cantur de Tenerife, actual subcampeón -y casi sempiterno aspirante- de la Copa de la Reina, cuyo último torneo se celebró precisamente aquí en Murcia hace unas cuantas semanas.

¿A qué se debía tan insólito, aunque esperado, aumento de público? Muy sencillo. El club de que es dueño Evedasto Lifante acuñó la original idea de cubrir de regalos a todos los que acudieran a presenciar el encuentro. Y pese a la competencia que representaba tener a la misma hora por televisión el Barcelona-Benfica de la Liga de Campeones, casi un millar de personas hicieron unas monumentales colas para recibir a la entrada desde una participación de 1 euro de la Lotería Primitiva de hoy jueves y del próximo sábado hasta un bocadillo con una lata de refresco y los consiguientes banderines, pins, gorras, camisetas y palos hinchables con los que animar al Grupo 2002.

Los más por aquello de recibir los regalos prometidos, unos cuantos por curiosidad y los menos por verdadera afición, el caso es que las azules gradas del Príncipe de Asturias estuvieron casi llenas de un público que si su cita era por los regalos y las acciones publicitarias, al final acabó entregado por completo al juego que murcianas y tinerfeñas desarrollaban sobre la cancha. Ni siquiera el teniente de alcalde de deportes Miguel Cascales quiso perderse el espectáculo, al que si es caso le sobraron decibelios de sonido.

Juego vibrante

Aparte de la estética del juego, de las estilizadas figuras de las jugadoras y de su incuestionable belleza física, el juego la verdad es que acaba enganchando incluso hasta a quienes, como le sucede a quien esto firma, no es asiduo al voleibol.

Chiquillería, jóvenes, maduros y hasta representantes de la tercera edad -que el bocadillo y la lata de refresco les iban bien a todos- se repartieron por las gradas, aplaudieron a rabiar -naturalmente una vez que sus manos quedaron libres después de dar cuenta del refrigerio- y al final premiaron a todas las jugadoras con una bien merecida ovación. Anoche, además de cenar viendo el partido, muchos se engancharon al voleibol. Merece la pena.

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