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PEDRO SOLER
Martes, 7 de febrero 2006, 01:00
Un auténtico tesoro: 49 esculturas en bronce -entre ellas, una que mide 1'60 de alto- y otras ocho en distintos materiales. Hay bustos de personajes eternos (Alfonso X el Sabio y Salzillo), conocidos murcianos (Martín Perea y Joaquín Garrigues y Díaz Cañabate) y famosos pintores (Benjamín Palencia, por ejemplo); figuras religiosas, desnudos de mujer...; y, además, seis cuadros al óleo de Juan Bonafé; tres de Andrés Conejo; dos de Trayo; uno de Molina Sánchez, Elisa Séiquer, Palmero, Aurelio, Genaro La Huerta, Esteban Vicente, Luis Garay, Almela Costa y Antonio Carrión; otro atribuido a Carlos Häes,y otros seis anónimos. Hay que sumar 41 dibujos originales del propio escultor; y, como imprescindible y emotivo complemento, la mesa de trabajo y la colección de herramientas que utilizó en su fecunda labor.
Esta relación de obras de enorme valor compone el legado que el escultor Juan González Moreno donó al Museo de Bellas Artes de Murcia. En calidad de albaceas figuraron dos conocidos personajes de la Murcia actual: el profesor Juan Barceló Jiménez y el arquitecto Alfredo Verá Botí. El 13 de marzo de 1996 hicieron entrega al entonces director del Museo, José Miguel García Cano, de la colección de obras reseñadas. Desde entonces, y tras una primera exposición, el legado ha permanecido en el almacén del Museo, sin que se haya exhibido posteriormente por carencia de un local adecuado.
Este silencio visual de casi diez años impulsó a la Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca, a través de su director, Antonio Salas, y de Juan Barceló, también académico, a solicitar la búsqueda de un espacio para que pudiera ser contemplada esta colección. Fue con motivo de una no muy lejana visita de la Academia al citado museo, cuando se expuso al director general de Cultura, José Miguel Noguera, el deseo corporativo; y se indicó que un local idóneo podría ser el Auditorio Víctor Villegas. Pero, ¿por qué no el propio museo, al que fue entregada la colección?
Según Noguera, «el decreto de creación del Museo establece que en él se expondrán las colecciones que son propiedad de este centro, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Al arte del siglo XX estará dedicado el Museo Regional de Arte Moderno, que se abrirá en el futuro en Cartagena. A él irán las colecciones del Museo de Bellas Artes pertenecientes al siglo XX; por tanto, en él estará el legado de González Moreno, y las colecciones de escultura y pintura pertenecientes al Fondo Regional de Arte, que es patrimonio de la Comunidad Autónoma, y que se encuentran en el Palacio de San Esteban, consejerías y en distintos depósitos».
¿Se adoptará, hasta la apertura del Museo de Arte Moderno, la sugerencia de la Academia de Bellas Artes? Responde José Miguel Noguera que «fueron, efectivamente, los miembros de la Academia, y, en repetidas ocasiones, su director, quienes me manifestaron su deseo de que pudiera contemplarse la obra de González Moreno, ya que se trataba de una colección muy digna de ser disfrutada. Barajamos la posibilidad de que todo o parte del legado se expusiera en algún espacio, y Antonio Salas me sugirió el Auditorio, un lugar muy concurrido. También pensamos en el Archivo General». Pero los informes de la directora del Museo de Bellas Artes, María Ángeles Gutiérrez, y de José Luis Montero, de la Agencia Tropa, apuntaban que muchas de las pinturas del legado, de pequeño formato, «se perderían en la mole del Auditorio». Añade Noguera que «los dos informes coincidían en que lo mejor sería centrarnos en la propia obra de González Moreno, en sus esculturas, que habría que colocar con sus peanas, y con una breve explicación sobre cada una de ellas. Hay que empezar a ver las distintas posibilidades, el volumen de cada pieza, dónde podrán lucirse mejor cada una, su ordenamiento, por temática, por cronología...; y elegir las que se consideren más adecuadas». Aun así, considera el director general que no es una decisión inmediata. «El proyecto -afirma- está un poco verde. Nada hay decidido, porque es reciente. Nuestra voluntad es exponer el legado, porque no es mala la idea. Hablé con Miguel Ángel Centenero, director del Auditorio, y le pareció una idea bonita».
Por su parte, la directora del Museo de Bellas Artes se pregunta qué hacen las obras de González Moreno, que son piezas clásicas, y realizadas para un museo de gabinete, en unos espacios amplios como los del Auditorio. «Para mí -afirma- la solución definitiva será, por supuesto, el futuro Museo de Arte Moderno, con una sala dedicada exclusivamente a las esculturas de este gran maestro. El resto de obras se exhibirían en las demás salas». Algo que también quiere dejar claro es que todas las piezas se mantienen «perfectamente custodiadas y cuidadas». Y recuerda también que, cuando llegó la donación, se efectuó una exposición a la que, entonces, no se le dio demasiado bombo, pero que quedó preciosa».
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