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El Mar Menor se mantiene en un «equilibrio delicado, con síntomas de capacidad de respuesta», según la evolución de los parámetros que vigilan el estado de la laguna costera. Las últimas mediciones indican que ha recuperado los valores habituales de salinidad y temperatura, y los ... nutrientes están en niveles bajos. Los mecanismos de autorregulación siguen actuando, aunque hay que mantener la alerta, así como las medidas aplicadas hasta ahora para evitar las entradas de nutrientes y de agua dulce del acuífero del Campo de Cartagena.
El catedrático de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia Ángel Pérez Ruzafa señala, en el informe que presentó la semana pasada al Comité de Participación Social, que la evolución positiva de la calidad de las aguas podría llevar un cierto adelanto con respecto al año anterior si no se produce otro episodio de fuertes escorrentías, y si no se alteran los niveles de salinidad.
El equilibrio sigue siendo tan frágil que cualquier agente externo puede retrasar o empeorar la evolución de la laguna costera, como ocurrió el verano pasado cuando aumentó la temperatura y se redujo la salinidad; o con las lluvias torrenciales de diciembre de 2016. A favor juega el hecho de que ya se dispone de una serie larga de mediciones, lo cual ofrece consistencia a las tendencias e interpretaciones observadas hasta ahora, señala el catedrático y portavoz del Comité de Científico del Mar Menor.
Los promedios de nitratos y nitritos, asociados principalmente a la actividad agrícola, muestran unos «valores interesantes», apuntó Pérez Ruzafa, ya que se mantiene el descenso desde el verano pasado. Aún así, advierte de que hay que ser muy cauto y prudente.
De acuerdo con los datos obtenidos en la red de 26 estaciones de muestreo distribuidas en el interior de la laguna, con fecha del 29 de diciembre, la evolución de los nutrientes mantiene el cambio de tendencia que empezó a observarse desde la última semana de junio; mientras que la concentración de clorofila, que sufrió un incremento importante la primera semana de agosto y se mantuvo alta, con alguna fluctuación hasta noviembre, inició un descenso en diciembre. «Nitratos, nitritos y fósforo se mantienen en niveles bajos. Los nitratos han aumentado ligeramente desde noviembre, pero sus valores medios se mantienen por debajo de 1,7 micromoles por litro. La concentración media de clorofila está ahora por debajo de 3,3 microgramos, aunque pueden alcanzarse hasta 5,77 en la zona noroccidental», indica el informe.
La transparencia del agua se está recuperando. La penetración media de la luz alcanzó los 4,02 metros de media en julio, y acto seguido empeoró rozando 1 metro en septiembre. Desde entonces ha evolucionado y a mediados de enero estaba en 2,07 metros. También se está produciendo una «importante recuperación» de las praderas marinas de 'Caulerpa prolífera' en la cubeta sur, según el equipo del profesor Antonio Guerrero, de la Universidad Politécnica de Cartagena, que utiliza vehículos submarinos.
Pérez Ruzafa recalcó la importancia de evitar la entrada de nutrientes y aguas dulces al ecosistema. «Debe tenerse en cuenta que el sistema es aún altamente sensible a factores de estrés como la subida y persistencia de temperaturas elevadas o baja salinidad, por lo que habrá que estar muy pendientes tanto de las precipitaciones, como de entradas de agua dulce como consecuencia del mantenimiento de niveles freáticos excesivamente altos».
Alertó de que se han observado vertidos canalizados en la playa de Carrión, al norte del puerto deportivo de Los Alcázares, y propuso comprobar y controlar el origen. «Sigue siendo muy urgente un plan de gestión de las aguas y de regulación no solo de vertidos, sino también de los niveles del freático», apostilló. La interrelación del acuífero del Campo de Cartagena con el Mar Menor es la clave.
La dirección es la adecuada, pero es demasiado pronto para sacar conclusiones. Que el Mar Menor se recupere depende mucho de que se mantenga la tendencia actual, apunta el catedrático Ángel Pérez Ruzafa, del Grupo de Investigación Ecológica y Ordenación de Ecosistemas Marinos y Costeros. «Siempre suelo decir que los datos deben tomarse con precaución y considerarlos provisionales. A nuestro favor juega que disponer ya de una serie larga, permite ver que las tendencias e interpretaciones observadas tienen consistencia». Subraya que un dato por sí solo carece de validez, ya que lo importante es la interrelación de todos los parámetros. No vale que bajen lo nitratos si la salinidad es anormal. «Hay que realizar una interpretación integrada», añade. Las medidas recomendadas siguen siendo mantener una vigilancia extrema de los posibles vertidos. También propone establecer una red de infraestructuras que permitan la gestión y tratamiento de las aguas que se utilizan y se generan en la cuenca de drenaje, con el fin de reducir al máximo las entradas regulares y los riesgos de vertidos incontrolados.
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